Nueva época: los movimientos sociales y ciudadanos también ganan

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La imagen, convertida en icono de la Marea Blanca, de una joven participante en la manifestación contra la privatización de la Sanidad, celebrada el 7 de enero de 2013. / Emilio Naranjo (Efe)

No es habitual verlo. Sobre todo en un país que ha construido su marca en base a jueces sentados en el banquillo por investigar crímenes de lesa humanidad o por encarcelar a un banquero. Pero también ocurre. La victoria de la Marea Blanca frente al gobierno de Ignacio González y el proyecto privatizador de la Sanidad iniciado por Esperanza Aguirre se suma a la victoria de los vecinos de Gamonal sobre el ayuntamiento de Burgos. Son dos ejemplos recientes. Pero no son las únicos. También los trabajadores del servicio de limpieza de Madrid y Málaga han conseguido sus objetivos y el Equipo de Legal Sol se ha impuesto  a Cifuentes en los tribunales. Los movimientos sociales también ganan y el tejido ciudadano creado al calor de la explosión de 'eso' llamado 15M, junto a la labor de sindicatos, trabajadores y usuarios de los servicios públicos, comienza a dar sus frutos.

“Empieza a haber un punto de inflexión. Parecía que se había llegado al techo de la protesta social y que la elite gobernante seguía autista. Sin embargo, Gamonal ha hecho que el miedo comience a cambiar de bando. De hecho, ha sido el miedo el que ha llevado al ayuntamiento de Burgos a rectificar en su deseo de construir el bulevar. La Marea Blanca ha sido otra rotunda victoria que puede generar esperanzas a los ciudadanos para desbloquear esta situación política de crisis”, explica a cuartopoder.es Jaime Pastor, profesor de Ciencia Política en la UNED especializado en nuevos movimientos sociales.

La ecuación que explica el optimismo de Pastor es lógica. Si la movilización social ha conseguido la victoria, ahora esa lucha y protesta social se intensificará debido al efecto positivo de la victoria. La lucha social pasa de ser un mero derecho a 'la rabieta' para convertirse en un camino que en España también puede conducir a la victoria. Este punto de vista de Pastor es compartido, incluso con más rotundidad, por Manuel Monereo, politólogo y cofundador del Frente Cívico-Somos Mayoría. Bajo su punto de vista, la victoria de la Marea Blanca es la “primera victoria sustancial del pueblo contra el neoliberalismo en España”. Una victoria que da comienzo, asegura, a una nueva etapa para las reivindicaciones sociales.

“Es el momento de pasar de ser reactivos a ser activos. Es decir, es el momento de que los movimientos sociales dejen de protestar contra los recortes para comenzar a exigir a las instituciones nacionales y europeas que nos paguen lo que nos deben, que no es otra cosa que lo que han recortado en los últimos años”, asegura Monereo, que justifica su razonamiento de la siguiente manera: “Si Rajoy dice que la crisis ya ha terminado es que es el momento de que nos devuelvan lo que es nuestro. Sin saberlo, Rajoy está sembrando el caldo de cultivo que permite una rebelión ciudadana”, asegura el politólogo.

Dos modelos de lucha y un elemento en común

Imagen de uno de los lemas más coreados por los vecinos del barrio burgalés de Gamonal durante las protestas contra la construcción de un bulevar. / Efe
Imagen de uno de los lemas más coreados por los vecinos del barrio burgalés de Gamonal durante las protestas contra la construcción de un bulevar. / Efe

Sin embargo, los éxitos no suceden porque sí ni a esta “nueva etapa” o “punto de inflexión” que señalan los expertos se ha llegado de manera autómata. Detrás de cada una de las victorias hay un modelo de organización y una forma de entender la ciudadanía y los derechos sociales que se refleja en organizaciones más o menos estables, democráticas y participativas, que han encontrado una respuesta diferente frente a cada uno de los problemas que desde la política se ha ido planteando a los ciudadanos.

Así, la lucha de los vecinos del Gamonal y la lucha de la Marea Blanca son dos modelos de lucha social exitosos completamente diferentes. Gamonal, a juicio de Pastor, es un modelo de lucha social “de dimensión barrial defensivo” frente al proyecto de construcción del bulevar. “El conflicto de Gamonal nace cuando se agotan todas las formas de protesta tradicional y el alcalde sigue priorizando sus intereses sobre la ciudadanía. Es ahí cuando nace un conato de violencia que lleva al conflicto a abrir todos los telediarios y que termina haciendo retroceder al alcalde mostrando que la movilización no era cosa de cuatro locos”, explica.

La Marea Blanca, por el contrario, es un ejemplo de “movilización sostenida en el tiempo” que ha sabido “reinventarse y adaptarse a lo largo de la lucha” y que, como gran novedad, “ha sumado el frente judicial a la movilización ciudadana y social”. “La movilización social, tan fuerte y tan prolongada en el tiempo, ha sido un factor clave para que la Justicia sea más sensible a las demandas ciudadanas y pudiera demostrar la vulnerabilidad jurídica de los métodos empleados por el Gobierno del PP de Madrid”, explica Pastor.

A pesar de sus diferencias, es posible encontrar un elemento común en ambas movilizaciones y también en las otras luchas que mantienen los movimientos sociales. Ese elemento común se trataría de las ideas ancla que se extendieron por la ciudadanía con la explosión del movimiento 15M, es decir, “el no nos representan” y “la democracia directa de los ciudadanos frente a una democracia representativa que antepone los intereses de los representantes a los de los representados”, explica Pastor.

Para Monereo, la pieza fundamental del cambio que ha hecho a la ciudadanía más combativa es que “se ha perdido el miedo a la crisis”. Y para que este cambio llegara a producirse, asegura el politólogo, ha sido fundamental la irrupción del movimiento 15M. “El 15M es la gran fuerza subterránea que gobierna la política española. Los jóvenes y los precarios se han convertido en los sujetos del cambio de la política española. Sin ellos no hay transformación posible”, asegura.

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Un manifestante, con un cartel contra la alcaldesa de Madrid, durante huelga de limpieza del pasado mes de noviembre. / Javier Lizón (Efe)

Más cercanos a la política

Otra prueba más de que la ciudadanía española está cada vez más concienciada con la política y con una ciudadanía activa que salga a la calle a reclamar sus derechos es la reciente Encuesta Social Europea, en la que participó la Universidad Pompeu Fabra, que señala que un 25,8% de los encuestados ha participado en, al menos, una manifestación en el último año, cuando la media en Europa se sitúa en el 6,7%.

A pesar de este incremento en la participación en manifestaciones, los datos de confianza de la encuesta constatan una fuerte desafección de los españoles, no sólo hacia los políticos y hacia los partidos, sino también de las instituciones, como el Parlamento español. Por tanto, los españoles no están cada vez más alejados de la política, muy al contrario, están cada vez más alejados de los políticos, de los partidos y de las instituciones.

Lección para sindicatos y partidos de izquierdas

La desafección de la ciudadanía de las instituciones oficiales, el aumento de la participación de la protesta social y el éxito que esta está cosechando dan razones a Pastor para asegurar que tanto sindicatos como partidos políticos deben aprender de la dinámica de los nuevos movimientos sociales. Sobre todo, asegura Pastor, los sindicatos ya que estos han sido habitualmente los promotores y conductores del conflicto social y la reivindicación ciudadana.

“La Marea Blanca es el espejo en el que deben mirarse los sindicatos y las organizaciones de izquierdas. Ha sabido crear estructuras más participativas y democráticas donde los sindicatos han participado, sí, pero cediendo el protagonismo a los activistas”, asegura Pastor, que señala que los sindicatos deben reconocer un mayor protagonismo a los individuos de base dentro de sus organizaciones. “Los sindicatos aún tienen mucho que decir, pero deben reformarse y reconocer que ellos ya no tienen la centralidad en la movilización pero que pueden contribuir a la autorrealización del individuo y de los trabajadores reconociendo su protagonismo y creando estructuras más representativas y participativas”, sentencia el profesor de Ciencia Política de la UNED.

2 Comments
  1. Marifé says

    A mí mientras no me toquen el monereo… ¡Que las paso canutas pa hacer la compra!

  2. Ildefonso says

    Casquetty = Gallina Blanca

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