Arenas puenteó a Cospedal y se llevó a su huerto andaluz a Rajoy

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Juan Manuel Moreno hace un gesto de triunfo el pasado día 12, en Sevilla, tras formalizar su candidatura a la presidencia del PP andaluz. / Julio Muñoz (Efe)

Hace ya mucho tiempo que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, mantiene sus tensiones con el ex ministro y vicesecretario popular Javier Arenas, y su desconfianza hacia éste es extrema, pero, seguramente, la número dos del PP no esperaba que la batalla por el candidato del PP en Andalucía tuviera el desenlace que ha tenido: Arenas pidiendo la intervención de Mariano Rajoy y éste decantándose claramente por el candidato de Arenas y deshaciendo los planes de Cospedal.

Aclaran desde el entorno de la secretaria general del PP que ella "no tenía ningún favorito, sino una especie de retrato robot de quién podía ser el mejor candidato para el PP andaluz". En la mente de Cospedal, según los suyos, había algunas pautas claras para elegir al futuro candidato del PP: "tenía que ser alguien que estuviese ya gestionando en Andalucía, es decir, uno de los muchos alcaldes que tenemos -apunta un dirigente popular- y que no generase rechazo en ninguna de las provincias andaluzas; alguien joven y dispuesto a presentarse a las elecciones próximas sin desanimarse ante una eventual derrota y seguir presentándose 4 años después". Con esos perfiles y sin favoritos ni favoritismos, María Dolores de Cospedal pensó en el alcalde de Tomares, José Luis Sanz. Y, con las bendiciones de Rajoy, procedió a agilizar el "trámite" de nombrar líder del PP de Andalucía a quien habían seleccionado desde Madrid. Tenían mucha prisa, porque en el PP existía y existe el temor a que la presidenta de la Junta disuelva el Parlamento y adelante las elecciones andaluzas, para hacerlas coincidir con las europeas.

El argumento de la supuesta imposición de la cúpula nacional del PP fue perfecto para Javier Arenas y su entorno. El malestar que generaba a provincias como Cádiz o Málaga ese ‘dedazo’ se utilizó en primera instancia para frenar la iniciativa de la secretaria general, que quería dejar atada y bien atada la propuesta de nombramiento a Sanz en una Junta Directiva Regional que convocara el congreso e hiciera un guiño sobre el "candidato oficial". Sin embargo, lo que parecía una de las últimas escaramuzas de Arenas, hoy debilitado en el partido, tras haberse convertido en interlocutor del ex tesorero, Luis Bárcenas, fue una maniobra que permitió ganar tiempo, que era lo que necesitaba Arenas para reunirse con Rajoy y explicarle lo mal que podrían ir las cosas en Andalucía de haberse aplicado el plan de María Dolores de Cospedal.

Por si fuera poco, las tesis de Arenas, en esta guerra abierta a cuenta del PP andaluz, fueron jaleadas, además, por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. El caso es que Rajoy, que hasta la fecha había dado siempre plenos poderes a Cospedal, se decantó por seguir los consejos de Arenas y promover la candidatura del actual secretario de Estado de Asuntos Sociales, Juan Manuel Moreno. Fue Rajoy quien desactivó la candidatura de José Luis Sanz y dio la contraorden a Cospedal de apartar a Sanz y volver a empezar, con el que fuera líder de las Nuevas Generaciones del PP andaluz y, posteriormente, a nivel nacional, Juan Manuel Moreno. El "puenteo" de Arenas surtió su efecto: Cospedal se vio obligada a retirarse de esta contienda, mientras sus "detractores" en el PP se frotaban las manos de satisfacción al ver derrotada a la número dos.

"Arenas ha ganado una batalla- admite un miembro de la dirección popular, del entorno de Cospedal- pero no la guerra". Efectivamente, la guerra continua. Es una guerra de poder en la que Cospedal había tenido siempre todas las de ganar frente a Arenas... o casi todas. Entre sus detractores, hay quienes la ven "tocada", "débil" o "desautorizada", pero su entorno insiste en que ella sigue siendo la número dos del PP y que sigue gozando de la confianza de Rajoy. Lo de la candidatura en Andalucía "es un episodio absurdo- asegura un dirigente popular- porque quienes agitaron a las provincias supuestamente escandalizados porque Madrid escogiese a dedo al candidato andaluz, han acabado empujando a un candidato afincado en Madrid y que hace mucho tiempo que su carrera política se desarrolla en Madrid. Además, el origen de esa candidatura también está en los designios de la cúpula nacional".

Con todo, los más próximos a Cospedal no descartan que, envalentonados por la escaramuza de la candidatura en Andalucía, los detractores de la secretaria general estén esperando un previsible pobre resultado en las próximas elecciones europeas para tratar de desestabilizarla, porque esta guerra no ha terminado.

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