
El gobierno dice no creer en procesos de desarme ni en la supuesta buena voluntad de la banda terrorista ETA en sus últimos pasos. Eso es, al menos, lo que dice públicamente y lo que pone todo su empeño en reiterar, para que no haya lugar a equívocos. Fuentes del Ejecutivo han asegurado a cuartopoder.es que la línea marcada por Mariano Rajoy en materia de lucha antiterrorista es firme: no se dialoga con ETA ni se celebran sus pequeños pasos hacia su futura disolución, pero eso no quiere decir que no siga de cerca y al detalle , a través de diversos informadores, todo lo que tiene que ver con este proceso unilateral de desarme de los terroristas.
Rajoy y su entorno piensan que "esta vez sí es definitivo, que vamos a presenciar el final de la banda terrorista ETA", como señala un dirigente popular que añade a renglón seguido "pero no vamos a ser nosotros quienes les demos la bendición a los terroristas, diga lo que diga el comité internacional de expertos que están asistiendo a esos pequeños gestos de ETA". En el PP, convencidos de que la política antiterrorista llevada a cabo por el gabinete de Rajoy es uno de los puntos que ha generado desafección e incluso cabreo en su electorado, prefieren silenciar el asunto y no dar más motivo para el malestar de esos votantes desengañados. Y mucho menos ahora que algunas encuestas han empezado a arrojar la posibilidad de que haya un empate técnico entre PP y PSOE y haya incluso otras que sitúan al PP por detrás de los socialistas.
Cuando el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dice que no hay nada que hablar con ETA "está diciendo la verdad- subraya un dirigente del PP- porque no hay ningún diálogo puesto en marcha, ni lo va a haber. En eso somos muy cuidadosos, pero eso no significa que no sigamos al detalle los movimientos de la banda, los progresos del proceso de desarme , los pasos de los verificadores y los movimientos de la extinta Batasuna y su entorno". La información que maneja el Ejecutivo es abundante y procede, según estas mismas fuentes, de los servicios de inteligencia, de la propia lucha antiterrorista y de otros partidos políticos, que están más pegados al terreno, como el PNV. Concretamente, según aseguran desde el entorno de Rajoy, uno de los informadores más valiosos con que cuenta el presidente del gobierno en este momento es el líder del PNV, Iñigo Urkullu. Urkullu tiene un gran conocimiento de todo lo que se cuece en la izquierda abertzale y ambos, Rajoy y Urkullu, se han conjurado para que todo lo relevante llegue a Rajoy cuanto antes, ya sea vía telefónica, o en persona.
Con todo y pese a los discursos de desconfianza que emite el gobierno ante los movimientos de los terroristas, Rajoy y su entorno están convencidos de que, esta ocasión será la definitiva. Los informes de los mandos de la Guardia Civil y de la lucha antiterrorista, en general, así lo sugieren. Los verificadores internacionales constatan la voluntad de ETA de acabar con la actividad violenta de la banda y, aunque el Ejecutivo parece hacer oídos sordos, sigue con atención sus juicios. Aunque el titular de Interior diga que los mejores verificadores serían la Guardia Civil, fuentes del PP sugieren que el gobierno tuvo ocasión de incluir a algunos de sus efectivos en el Comité de Verificación, pero no lo hizo, para evitar que se desate una vez más el discurso de los detractores del PP que insinúan que existe negociación, diálogo con ETA y una sospechosa laxitud gubernamental. Una vez más, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace... en busca del interés general.