Europeas: PP y PSOE temen a la baja participación y a los partidos minoritarios

1
Votos_escaños_europeas_2009
Número de votos (izda.) y escaños logrados por los partidos que obtuvieron representación en las elecciones europeas de 2009. / Gráficos: Ministerio del Interior

Los dos grandes partidos, PP y PSOE, temen a un enemigo común en las próximas elecciones europeas: la baja participación. Los expertos demoscópicos de uno y otro partido auguran no sólo esa participación baja, sino que también dan por hecho el retroceso de sus respectivas formaciones en materia de apoyo ciudadano, según han asegurado fuentes tanto populares como socialistas a cuartopoder.es.

De cumplirse sus temores, basados en diversos sondeos publicados y reinterpretados por sus respectivos equipos, así como en alguna encuesta propia, los grandes beneficiados serían partidos más pequeños, que, con menos votos, alcanzarían un porcentaje más elevado y más escaños de los que hubiesen obtenido en otras circunstancias. Para un dirigente popular y miembro del Gobierno “el PP de la participación, que  va a ser más baja que en la mayoría de ocasiones, pero nuestra misión es conseguir dar con la campaña electoral que nos permita recuperar a muchos de los once millones de votantes que nos dieron su confianza en las generales de 2011”. Esos apoyos, según se temen en el cuartel general de los populares, podrían, incluso, reducirse a la mitad. En cualquier caso, entre la baja participación y el “castigo de los votantes al partido que gobierna”, en el PP saben que, por mucho terreno que pudieran recuperar en campaña, en ningún caso obtendrán el 42% de los votos que obtuvieron en 2009.

Igualmente, son conscientes de que IU, con Cayo Lara al frente, y UPyD, con Rosa Díez, pueden ser los grandes beneficiarios de esta situación de descrédito y desafección ciudadana. Desde el PP aseguran también que, de los partidos pequeños, ni sus rivales de Vox, partido que se nutre de antiguos miembros y dirigentes del PP como el todavía vicepresidente del Parlamento Europeo, Alejo Vidal –Quadras, o el que fuera diputado en el Parlamento Vasco, Santiago Abascal, ni tampoco Ciudadanos, obtendrán representación parlamentaria. Eso es, al menos, lo que marcan sus sondeos.

En el PSOE se fijan, incluso, las cifras que esperan mantener, por el bien del partido y de su dirección, con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente. Asegura un dirigente socialista que confían en obtener entre 18 y 20 escaños, es decir, entre 3 y 5 escaños menos que los obtenidos hace 5 años. En ningún caso esperan mantener el 39,33% de los votos que obtuvieron hace ahora 5 años.  Su principal temor se centra en Cataluña, donde en 2009 obtuvieron un buen resultado, con el 34% de los votos. Creen que ese porcentaje puede desplomarse y provocar un preocupante retroceso en el resultado global obtenido por el PSOE.

Si Cataluña puede ser el talón de Aquiles del PSOE, algo similar puede ocurrirle al PP  en la Comunidad Valenciana, donde los populares temen un gran retroceso. Lo peor, confiesan en privado, es que ese retroceso, temible en las europeas, puede ser terrible en las autonómicas si el PP pierde la mayoría absoluta. De ser así, le podría costar la presidencia de la Generalitat Valenciana a Alberto Fabra.

Tanto el PP como el PSOE dan por bueno el “empate técnico” que dibujan ciertas encuestas y que los sitúan a ambos como partidos más votados, pese al retroceso que esperan sufrir respecto a las elecciones de 2009. Sin embargo, los populares confían en que una buena campaña pueda convertirles de nuevo en vencedores, mientras que el PSOE, argumenta un miembro de la cúpula del PP, “se juega la continuidad o no de Rubalcaba al frente del partido. No puede permitirse otro batacazo electoral”. Por el contrario, en el PSOE señalan que “el PP no quiere una buena campaña, sino una campaña de perfil bajo, que pase desapercibida… por eso Mariano Rajoy no se ha dignado señalar candidato todavía”. En el PP insisten en que, sin ánimo de desmerecer la importancia de un buen cabeza de lista, lo más saludable para sus expectativas electorales sería que los ciudadanos empezasen a notar en sus bolsillos una cierta mejoría. El nombre del candidato –argumentan- es importante, pero no tanto como el hecho de que los votantes adviertan que estamos saliendo de la crisis y que los sacrificios que hemos hecho han valido la pena.

Leave A Reply