Rajoy negociará con Mas, pero no antes de conocer el resultado de las europeas

Mariano Rajoy esperará a conocer los resultados de las elecciones europeas para discutir con Artur Mas una salida al problema catalán que evite la consulta independentista. Según altos responsables del PP y del PSOE, el presidente quiere tener sobre la mesa, el detalle, pueblo a pueblo, de los votos a las distintas fuerzas políticas en Cataluña antes de ofrecer una solución que pretende que sea económica y conlleve la retirada de la consulta independentista.

De hecho, algunas fuentes populares y socialistas hablan ya de la posibilidad de que el presidente haga la oferta de una especie de concierto a la vasca para Cataluña durante el debate en el Congreso, el día 8 de abril, sobre la petición del Parlamento de Cataluña de que se transfiera a la Generalitat la competencia exclusiva del Estado para convocar consultas populares mediante referendos, algo que rechazarán de plano tanto el PP como el PSOE y, en consecuencia, no prosperará. Otras fuentes de esos dos grandes partidos e incluso de CiU consultadas por cuartopoder.es han señalado, sin embargo, que la oferta no se discutirá a fondo hasta pasadas las elecciones europeas.

No obstante, CiU abrió la puerta a la negociación el pasado jueves en el Congreso cuando su portavoz adjunto, Josep Sánchez Llibre, ofreció la posibilidad de que, en el marco de la próxima negociación autonómica, el Gobierno acepte un pacto fiscal que consistiría en una relación bilateral en la financiación, permitir a la Generalitat la recaudación del 100% de los impuestos que se pagan en la Comunidad Autónoma y aceptar la creación de una Agencia Tributaria catalana. Esa propuesta supondría una verdadera independencia fiscal y Sánchez Llibre explicó que, admitida como una excepción, al igual que sucede con los conciertos económicos vasco y navarro, no hay ningún impedimento en la Constitución para llevarla a cabo porque la carta Magna no establece ningún régimen fiscal obligatorio.

Significativamente, Rajoy rechazó ese pacto fiscal que le reclamó Mas en septiembre de 2012 y ambos rompieron su interlocución, lo que llevó al presidente de la Generalitat a reclamar la independencia. Según dijo el presidente del Gobierno en el Senado, rechazó de plano el pacto fiscal porque Mas le lanzó, como una amenaza, el ultimátum de que si no se aceptaban sus demandas, habría consecuencias. También el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aunque abogó por el consenso, advirtió a Sánchez Llibre el jueves pasado de que “desde la imposición” o las acciones unilaterales, desbordando el marco constitucional, cualquier apelación al acuerdo parece realmente estéril”.

En todo caso, Rajoy no abordará a fondo la cuestión hasta pasadas las elecciones europeas tanto por razones electorales internas como por el hecho de que esos comicios del 25 de mayo desvelarán al detalle la realidad catalana. Los expertos de Pedro Arriola destriparán los resultados y pretenden hacer un mapa de las ciudades y pueblos de Cataluña en los que triunfen las fuerzas independentistas (CIU, ERC y la CUT). “Esos comicios serán la mejor encuesta para saber cómo está la situación de verdad”, aseguraron fuentes parlamentarias del Grupo Popular.

Las fuentes destacadas de PP, PSOE y CiU aseguran que la única forma en que Mas puede dar marcha atrás relativamente es que lleve “una mochila”, en este caso cargada con la oferta económica, que permita dar la vuelta a la situación. Aunque, eso sí, que conlleve que haya que consultar en referéndum al pueblo catalán. “Los catalanes quieren votar y eso es imparable, pero pueden votar el pacto fiscal en vez de la independencia”, señalan fuentes moderadas de CiU.

Los socialistas coinciden con esos sectores nacionalistas moderados, próximos a la Unió Democrática de Catalunya de Josep Antoni Durán Lleida. Para altos responsables del principal partido de la oposición, el deseo de votar –ahora vinculado a la independencia– está tan extendido que los movimientos en su contra están en total desventaja. A lo que añaden que el gran problema es que nadie controla “el muñeco diabólico”, ni siquiera ERC, afirman. “Es como si usáramos tirachinas y escopetas de cartucho contra el gran cañón Berta”, ilustran. De ahí que, concluyen, el entendimiento sea la única salida para evitar un choque final de trenes que perjudicaría a todo el mundo.