El PSOE quiere aprovechar la abdicación para afrontar el encaje constitucional de Cataluña

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El Rey Juan Carlos  dirigiéndose a la audiencia que concedió ayer al presidente de la Cámara de Comercio de EEUU  en el Palacio de la Zarzuela. / JuanJo Martín (Efe)
El Rey Juan Carlos dirigiéndose a la audiencia que concedió ayer al presidente de la Cámara de Comercio de EEUU en el Palacio de la Zarzuela. / JuanJo Martín (Efe)

Hace algo más de un año, en febrero de 2013, el líder del PSC, Pere Navarro, puso sobre la mesa su plan para abordar la "transición del siglo XXI". El "Plan Navarro" pasaba por la abdicación del Rey Juan Carlos I, para que fuese el príncipe Felipe de Borbón quien se encargara de modernizar la Corona. Aquellas palabras fueron consideradas poco menos que una "herejía" y al líder socialista catalán le llovieron palos y abucheos desde todos los flancos; los más duros, los de sus correligionarios del PSOE. Ayer, por sorpresa, era el propio monarca el que ponía en marcha esa operación, entre loas y gestos de gratitud de casi todo el espectro político y las consabidas críticas a la monarquía hereditaria que establece nuestra Constitución.

El rey advertía de los "retos del futuro" y aseguraba que su hijo los afrontaría con garantías de "estabilidad". Los motivos del monarca, el desgaste de la imagen de la Corona o la solución al conflicto soberanista catalán se convierten en retos para su heredero. Y, de acuerdo con expertos constitucionalistas consultados por cuartopoder.es, todos ellos pueden tener soluciones encajadas en una hipotética reforma constitucional, que acompañaría, de forma casi natural, a Felipe VI en su llegada al trono.

Estas fuentes advierten de que, convertido en rey el heredero, el Príncipe de Asturias, "sin prisa, pero sin pausa, habría que modificar el título II, relativo a la Corona, para adecuar la Carta Magna a la figura de la nueva sucesora, la Infanta Leonor". De este modo, abierta ya una reforma constitucional, que requiere la disolución de las Cámaras y la convocatoria de elecciones generales, podría aprovecharse la coyuntura para dar salida a otros conflictos, como el encaje de Cataluña en España, la propia modernización de las instituciones del Estado, la salida de la crisis económica, etc.

Con respecto a la reforma constitucional, un ex alto dirigente socialista afirma que "la única solución posible al conflicto catalán sin ahondar más en las diferencias y los desencuentros pasa por una reforma constitucional, que permita un nuevo encaje de Cataluña en España. Rajoy sabe que cuenta con el apoyo del PSOE para esa tarea, pero aún así, tiene difícil convencer a su electorado de la necesidad de abrir esa reforma". Con todo, concluye este insigne socialista que el Rey "ha puesto en bandeja la ocasión y nosotros pondremos el apoyo necesario".

Del príncipe se espera, asimismo, que afronte el desgaste profundo que ha sufrido la imagen de la monarquía y las consecuencias del final judicial del 'caso Urdangarín'. Fuentes judiciales consultadas por este diario aseguran que "el final del caso Urdangarín, sea cual sea, con o sin condena, tiene una lectura mala y otra pésima, de cara a la sociedad, en un momento de desafección hacia las instituciones". El príncipe, añaden estas fuentes, tiene la ventaja de que no amparó esas "conductas poco ejemplares" de Iñaki Urdangaríny siempre se mostró distante y reclamó la acción de una justicia igual para todos.

Sin embargo, todos esos conflictos ni son nuevos ni hicieron pensar al rey nunca, hasta el pasado mes de enero, según la versión que ofrecen los servicios oficiales de comunicación de la Casa Real, que no pudiera ser él mismo quien los afrontase. La cuestión es que, hasta hace apenas una semana, la agenda del rey, coincidiendo con su mejora física, volvía a recuperar actividades, viajes y compromisos, al tiempo que la Casa de Su Majestad iniciaba una campaña para recuperar su imagen ante los ciudadanos, que daba sus frutos en los últimos sondeos. Nada hacía pensar que estaba preparando su retirada. Más bien al contrario. Un miembro de la carrera diplomática, que conoce bien al monarca, afirma: "los que le conocemos, nunca hubiésemos dicho que llevaba meses preparando su marcha. Más bien daba la sensación de lo contrario: de querer retomar su agenda y sus actividades profesionales e institucionales a toda velocidad". Pero esa velocidad ha parado en seco.

Lo que ha precipitado los acontecimientos y la abdicación del rey es todavía una incógnita por despejar, pero los frentes abiertos que deja a su hijo son reales y requieren de mucha precisión para dar con la solución. Por algún motivo que aún está por desvelar (salud, cansancio, temor a que el bipartidismo que ha sido garante del respeto a la monarquía salte por los aires o se esté encaminando hacia una senda de desgaste continuado y pronunciado, etc. Si lo conseguirá o no, es una incógnita, pero ha llegado el momento de que el príncipe asuma sus más altas responsabilidades: los motivos que han llevado a su padre a tirar la toalla, sus retos.

3 Comments
  1. poca verguenza says

    el psoe ha sido siempre la marca blanca del terrorismo de estado,con los GAL, han hecho bandera del robo,mangancia,choriceo, desfalco,aborto ,asesinatos de niños y ancianos con la eugenesia como política social,..¿qué coño quieren estos hij.de p.,que han traído el mariconeo,las bodas gays,las botellonas,la droga legalizada,la enseñanza en colegios a niños a masturbarse y a ponerse condones,…¿pero esto qué es ??’ es una vergüenza como está esto,este país no debe decidir entre monarquía y republica,sino entre moral o decadencia absoluta que es donde estamos….Me parece que esto no lo arregla ya ni Diooooossssssssssss.,,,,,!!!!!

  2. jaume says

    Los españoles siguen sin entender nada (otra vez…): los compatriotas catalanes votaremos y decidiremos nuestro futuro, le guste a quien le guste. Si la mayoría vota independencia, pues seremos un estado más de esta nuestra Europa; Si no, pues acataremos el resultado y buscaremos ese supuest ‘encaje’, como hemos hecho siempre. Salut i independència!!!

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