Atención, noticia: España tiene corazón

Atención al importante artículo de Elvira Lindo aparecido el domingo 5 de octubre en El País: Perder las amistades. Una no sólo brillante, también inteligente y además apasionada reflexión sobre el follón catalán por parte de quien lo mismo se cuadró para leer un pregón en castellano en las fiestas de la Mercè de Barcelona que por explicar, que no necesariamente defender, cierta inmensa burrada que dijo un día por la tele catalana el difunto Pepe Rubianes. Y que siendo una inmensa burrada, la verdad es que mucho se sacó de quicio.

Advierte Elvira Lindo en su artículo de que los españoles también tienen su corazoncito y les puede doler que Cataluña se quiera ir. Que el tema no es meramente administrativo, que es también humano: que cuando alguien se quiere ir, lo que te está diciendo es que no quiere quedarse contigo, ni ser como tú. Es un rechazo como una casa de payés, nunca mejor dicho. Y el rechazo duele.

Y además da qué pensar. Igual que después de un batacazo amoroso las personas sensatas se sientan a analizar por qué ha salido mal lo que ha salido mal y qué esperan en lo sucesivo de la vida, muchos españoles vamos a decir modernos, del tipo progre relajado que no se siente cómodo con los arrebatos de bandera, que nunca piensan en si tienen patria por lo mismo que nunca se preguntan si creen en Dios, pues de repente se ven confrontados por una insospechada asignatura pendiente: ¿quién soy yo? ¿de dónde me siento? ¿soy más, menos o nada patriota? ¿qué significa eso?

Todo esto es muy interesante y, para variar, muy estimulante, muy vivificante. Demuestra mi pertinaz teoría, cuestionada por muchos en Cataluña, de que España no es un mero inconveniente legal, que es una situación humana densa, compleja. Y que mal se le puede pedir al vecino que minimice unos sentimientos (de pertenencia, de tribalidad, cómo lo quieras llamar...) justo en el momento en que los exacerbas tú.

Incide además el artículo en pleno colmillo del elefante en la habitación que todo el mundo ve pero nadie menciona: y es que probablemente aquí no va a pasar nada, nada de nada en el sentido político, aquí no se va a mover ni un milímetro de frontera ninguna, y en ese sentido sí que Mariano Rajoy ha sido un monstruo de la sangre fría y la imperturbabilidad.

Pero, ¿qué pasa con los sentimientos? ¿Y con las amistades que se pierden? Hay parejas que pagan el no-divorcio con la imposibilidad de volver a dirigirse la palabra nunca más.

Llámenme borrica y cursi, pero por primera vez en mucho tiempo me he emocionado leyendo un artículo (escrito en Madrid encima) sobre la cuestión catalana, por primera vez en mucho tiempo he sentido un cosquilleo de fraternidad y de complicidad en los brazos.

Hay alguien allí fuera. Lo sé.