El virus del ébola ha eclipsado completamente la actualidad informativa durante los últimos días. El contagio de una auxiliar de enfermería que trató al misionero García-Viejo ha provocado que la sociedad española se topara directamente con un problema que hasta ese momento miraban desde la distancia. ONGs como Médicos Sin Fronteras (MSF) llevan meses alertando de la situación y su equipo es de los pocos que trabajan directamente en África. Otra ONG, Médicos del Mundo, comenzó a tratar con el virus en marzo de este año en Sierra Leona. José Félix Hoyo, responsable de operaciones internacionales de esta ONG, explica para cuartopoder.es todos los aspectos generales relacionados con la enfermedad y los protocolos de seguridad de los profesionales que tratan con estos pacientes
“Todos los virus son muy pequeños y tienen la característica de que no pueden vivir solos, necesitan un huésped. Hay virus DNA, más grandes, y otros RNA, con sólo componentes genéticos y son los virus más pequeños de todos. El ébola es un virus muy chiquitito, un virus RNA. Tiene un reservorio en animales, hasta ahora sólo prácticamente en África aunque ha habido otro brote pequeño en Filipinas. Y como estamos viendo, produce infecciones en humanos”, destaca al ser preguntado sobre su composición.
Vías de contagio
El contagio del ébola se producen “por contacto, directo o indirecto, con sangre o fluídos corporales, probablemente también el sudor”. Todo ello a través de una persona infectada que tenga sintomatología. También existen otras vías directas al tratar con animales infectados o con reservorios. Estos animales son primates no humanos y murciélagos, principalmente los llamados “de la fruta”, animales muy grandes que hay en amplias zonas del trópico.
Al hablar de animales, es inevitable preguntarle a Hoyo sobre el perro de la auxiliar de enfermería, finalmente sacrificado, que levantó una gran polémica y generó manifestaciones. “No hay una evidencia clara de que haya un perro que haya transmitido el ébola a un hombre o que haya actuado de reservorio para iniciar una epidemia. Lo que sí parece, teniendo como base solamente un estudio realizado en 2002 en Gabón, es que los perros pueden contraer el virus del ébola. Lo que no está tan claro es cuánto tiempo tienen el virus y si actúan de reservorio durante ese tiempo. Es una cosa que se necesitaría más estudios para sacar una conclusión definitiva”.
Síntomas de la enfermedad y posibilidades de curación
Después del contacto se produce un período de incubación, sin ninguna sintomatología. “Es importante destacar que en esa fase el virus no es contagioso. Una persona sin síntomas no contagia el ébola”. Esa fase dura entre 2 y 21 días “dependiendo de las características concretas de cada persona”. Tras ello, hay una fase de dos o tres días caracterizaba por fiebre, dolor de garganta, dificultad para tragar y dolores musculares. “Es indistinguible de un catarro común o de una gripe”. Una vez que pasa esa fase comienza la “fase florida de la enfermedad. Hay una inflamación generalizada de varios órganos del cuerpo que produce que no funcione bien ningún mecanismo de control de la respuesta inmune, hay alteraciones en la coagulación y los pacientes pueden empezar a sangrar. Se producen fallos en órganos vitales y al final el paciente puede fallecer”.
Dependiendo del virus ha habido epidemias de mayor mortalidad y otras de menor. En la actual se calcula un 50%, aunque según Hoyo la cifra exacta, “teniendo en cuenta las dificultades sistémicas de África, es difícil de dar”. “No hay en este momento ningún tratamiento efectivo. Todos son experimentales. Poner la esperanza en utilizar uno de ellos pueden ser positivo pero no hay ninguno que haya tenido ensayos clínicos suficientes como para demostrar que es seguro. Ni ninguna terapia, incluido el suero híperinmune obtenido de personas que han sobrevivido. Ninguno ha sido testado lo suficiente. Para ello hacen falta meses o años”.
El médico destaca que hay muchas líneas de investigación abiertas. “Hay que tener en cuenta que nos hallamos ante la epidemia más grande de la historia reciente, y por tanto la más peligrosa. No ha habido una epidemia igual, sin tratamiento y con un porcentaje así. Es una epidemia en la que estamos en un terreno desconocido y los procesos llevan un tiempo. También hay varias vacunas en experimentación pero todo son suposiciones. Encontrar una terapia, siendo optimista, podría tardar varios meses”.
Protocolos de seguridad
Hoyo destaca que MSF ha sido el único actor que ha trabajado en epidemias de ébola hasta este año. Basados en su experiencia, con sólo dos contagios hasta la fecha, otras organizaciones como la suya han aprendido los protocolos de seguridad necesarios. El sanitario desconoce lo que ha sucedido exactamente en nuestro país, que ha despertado críticas por parte de los trabajadores, y se limita a narrar cómo se trabaja en África. “En general cuesta trabajo aprenderlos, tienen que tener cuenta muchas cosas. No sólo el factor humano, sino que hay que disminuir en lo posible que el factor humano esté implicado. Los protocolos tienen que estar por encima de eso y prever que las personas que se ponen el traje son humanas y cometen errores. Tiene que haber puntos de control muy altos porque cuando uno se pone un traje está en una situación de mucho estrés, el traje da mucho calor, tratas con un paciente que tiene una enfermedad mortal, cualquier error puede hacer que te contagies y eso provoca que tengas una situación que debe ser supervisada y que tenga a su vez otros mecanismos de control”.
Según explica, el protocolo consta de un traje especial cuya fase para ponérselo y quitárselo debe estar supervisada por dos personas. “Siempre se entra en parejas para atender en un centro de ébola”, destaca. Esa persona actúa también de vigilante por si se comete algún error y que quede constancia de ello al instante. También es importante la figura de un facilitador que te guía detenidamente paso a paso al quitarte el traje. “El facilitador debe saber exactamente el punto donde se ha cometido el error”. El procedimiento puede ser incluso reforzado por una cámara. “Hay un factor humano que te puede llevar a cometer errores, y ese factor hay que detectarlo, porque un error no pone en riesgo solo a una persona, sino a todo el centro sanitario. Dependiendo del tipo de error, igual la persona tiene que dejar de trabajar y aislarse cerca de un centro de ébola”. Destaca también el constante uso de cloro y del lavado de manos.
Hoyo añade que “para aprender a ponerse y quitarse el traje se tardan más o menos dos días completos de formación intensiva”. Después, sobre el terreno hay unos cinco días en los que el sanitario actúa como una especie de becario. “Para estar bien preparado tienes que sumar 5 o 7 días”. Algunos trabajadores madrileños han denunciado que su formación ha sido de 20 minutos.
Mensaje de tranquilidad
En cualquier caso, para Hoyo “el mensaje a la población tiene que ser de tranquilidad”. “Una de las peores cosas que se puede tener en una epidemia es miedo. El miedo se controla con información, que tiene que ser muy clara, adaptada a cada población, nítida y transparente. Todo el mundo tiene que saber qué riesgo tiene. Y el riesgo ahora en España es bajo. Es muy importante no alimentar rumores, no hacer interpretaciones, dar datos concretos”.
Del mismo modo, recuerda los llamamientos realizados a la comunidad internacional desde hace tiempo. “Nos hubiera gustado equivocarnos. Pero las predicciones se están cumpliendo y sobre el terreno siguen aumentando los casos. Hay que tratar la epidemia en África, hay que relizar todos los esfuerzos necesarios. El ébola es cosa de todos, es una epidemia grave sobre la que no tenemos experiencia. Si no se controla allí, en un mundo global terminará afectando a otros países como ya está ocurriendo. Hay que trabajar allí porque nos afecta a todos. En España lo entendemos ahora porque nos afecta directamente”.