Cuéntame qué nos pasó

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Cubierta de 'Los años felices'.

Dice Julia Navarro que Gonzalo López Alba retrata lo que somos a la luz de los acontecimientos de los últimos cincuenta años en su novela Los años felices (Editorial Planeta). Y es cierto porque cuantos hayan rebasado el ecuador de la vida se sentirán identificados en muchos momentos con los personajes y las situaciones que van desviviendo a lo largo de este magnífico relato, e incluso exclamarán más de una vez: “¡Anda, si eso me pasó a mí!” Es un acierto principal de la novela de Gonzalo, periodista de larga trayectoria como corresponsal político en Madrid desde 1982 hasta nuestros días, cuyas columnas y análisis podemos leer en Interviu, El Confidencial y Tinta Libre. Pero no es el único quid de la narración, pues estamos ante una novela plagada de aciertos literarios, con la frescura trepidante de la crónica limpia y directa que, a su vez, permite a los más jóvenes conocer la vida y las vicisitudes sociales, políticas y profesionales de los “felices años” que van desde la Transición hasta la gran crisis que nos asola y asuela. En este sentido, la novela es un estupendo “cuéntame” que se lee con el placer con el que el sediento bebe un vaso de agua. O una cerveza bien fría.

Aunque el título evoca el verso de hoja perenne de Jorge Manrique – “cómo a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor”--, el relato refleja el distinto esfuerzo que tres amigos desde la escuela de Peñanegra, una localidad minera del norte (Gonzalo es de Villafranca del Bierzo), han de realizar para alcanzar una posición profesional que hoy podríamos considerar envidiable. La novela traza la infancia de Fausto Aretino –hijo de una familia de mineros que con mucho sacrificio es enviado a Madrid para que estudie Periodismo-- y de sus amigos Ovidio Mendía –un saltabardales cuya madre viuda lleva a un internado y al que ni los escolapios logran domar-- y Erasmo Buenaventura –al que llaman Esmo, hijo único, de familia acomodada y abuelo enriquecido con el estraperlo, que se marcha a estudiar Empresariales a Oviedo. A partir de ahí, el novelista nos mete de lleno en el agitado clima político y social de los años de “la modélica Transición”, cuando todavía la democracia no está ni mucho menos exenta de los peligros y acechanzas de gandules pretorianos y salvapatrias.

Las vicisitudes de Aretino, Mendía y Esmo se entrelazan y van tejiendo una obra coral de lecciones vitales apasionantes y de experiencias reconocibles en un marco histórico cierto y muy bien documentado. No hay que olvidar que el autor es un observador privilegiado del devenir político como cronista parlamentario desde 1982. Aretino logra su objetivo de convertirse en periodista y trabajar para uno de los periódicos más prestigiosos del país, Mendía desvive una vida azarosa que le lleva del andamio a la informática y a Bruselas, Londres, Estados Unidos y finalmente, a Barcelona. Triunfa en los negocios, pero su vida sentimental es un lío. Con su última pareja, Neus, esposa de su amigo Esmo, tiene dos gemelos. También Esmo alcanza el éxito en los negocios, concretamente con un proyecto empresarial de ropa especialmente diseñada para el público homosexual.

Los tres amigos se reencuentran cuando han superado la mitad de sus vidas y el lector verá lo que queda de aquellos años supuestamente felices y conocerá la íntima y a veces cruda realidad de cada uno. Hay pasajes intimistas y emocionantes en el relato, hay tramas y tramos de intriga, amor, soledad y desolación. En el fondo nada es lo que parece y lo que parece no es. Transcurren los tiempos de los gobernantes González, Aznar, Zapatero. Llega el vigente Rajoy. Los personajes pasan de la cima a la sima, de los años de bonanza a una realidad social como la ahora imperante en España, marcada por la crudeza de la crisis. Un poso de amargura queda en esos dientes de sierra que van tronchando el árbol de la vida.

Sin ánimo de destripar la magnífica novela de Gonzalo López Alba, sino con la intención de abrir boca, vale decir que Aretino no se salva de las traiciones y mentiras con corrupción del sucio empedrado político por el que camina, que tampoco Mendía sale incólume de las creencias religiosas que envenenan la mente humana y engendran odio y terrorismo islámico en este caso, y que Esmo, quien fue víctima de una terrible violación en el servicio militar, no dejará de sufrir hasta que encuentra el amor de su vida, Claudio, con el que se casa nada más aprobarse la ley que reconoce el matrimonio a personas del mismo sexo. Antes de que se me olvide: lean esta novela.

 Primer capítulo de 'Los años felices' (PDF).

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