Yo que no es que no sea futbolera, es que odio el fútbol con toda mi alma, sé algunas cosas. Por ejemplo que un tal Diego Armando Maradona, encontrándose en el cénit de su gloria balompédica, metió una vez un gol más con la mano que con el pie. O eso les pareció a algunos. Al pedirle cuentas, va el prodigio y afirma que la pelota la ha metido “la mano de Dios”. Lo cual dado el contexto era perfectamente interpretable como una alusión a la mano de la Divina Providencia…o a la suya propia.
Algo parecido le ha ocurrido al Papa Francisco y a su ya famoso símil del puñetazo que él vería lógico que fulminara a quien sea que insultara a su señora madre. A Francisco se le han echado encima bastantes voces, y bastante conservadoras, por decir esto. Hay quien ha pensado que el Papa de Roma, nada menos, estaba avalando el integrismo islámico asesino. ¿Una especie de Cruzadas al revés?
A mí la reflexión de Francisco me parece gráfica e interesante, y más astuta de lo que se percibe a simple vista. Sobre todo al verle darse baños de multitud y de fieles en Sri Lanka y Filipinas. Atención, atención, gran noticia: hay un pedazo de Humanidad que cree en Dios (el que sea), y este pedazo es mucho más grande y más extenso que el que no. ¿No querían derecho a decidir? Pues toma. Hay más Dios en el mundo del que a mucha gente le gustaría.
Sobre todo a mucha gente que se había creído que esto ya estaba, que con la Ilustración, el laicismo y dos de pipas, ya teníamos la Edad Media bajo llave y el tema resuelto. Que ya nos podíamos dedicar a cultivar cada uno su credo como quien riega una planta, cada uno con su maceta, sin molestar y sin meterse jamás en el jardín del vecino.
Era todo perfecto mientras sólo había que hacer frente a los retos del cristianismo, para bien o para mal el culto dominante en Occidente. Hace siglos que las distintas iglesias cristianas han renunciado al control teocrático de la sociedad. Ahora no es que se hayan vuelto budistas, no es que prediquen la senda espiritual individual y a la carta. No nos equivoquemos: una cosa es la fe, la llamarada extrema de ser que arrebata (o no) a todos y cada uno, y otra cosa bien distinta, distintísima, es la religión organizada. Que por definición tiende a echar agua política al vino místico, y piel de borrego a los hombros de lobo de lo gnóstico, que en resumen tiende a rebajar y degradar lo inefable para dejarlo en código de circulación y de conducta y de control del pensamiento. Para entendernos, a un sacerdote de cualquier religión organizada no le importa en qué crees tú. Le importa si tu conducta se amolda a las exigencias exteriores de esa creencia. Si se te puede contar como obediente a la tribu.
Las Iglesias europeas mandaron mucho más en la tierra que en el cielo hasta que la evolución natural de otros poderes las obligó a cambiar de tercio. A mantener hoy por ejemplo un control menos extensivo y más intensivo de la sociedad. Ejemplo: antes en España todo quisque era bautizado, comulgado, confirmado, etc, arrojado en fin de cabeza a ser católico. Hoy eso se elige mucho más. Por lo mismo, el que es católico hoy, lo es con mucho más convencimiento. ¿Fanatismo? Pues sí, sin duda también lo habrá. Como lo hay en todo.
A mí me parece cojonudo, con perdón, que ahora se nos advierta todo el rato contra el peligro de islamofobia (que lo hay, que es real) mientras se pasa de puntillas sobre el peligro de la fobia a otras religiones. Ya sé que lo progre es descalzarse para entrar en una mezquita pero montar un pollo si te piden que no hables en voz alta en la catedral de Burgos durante la misa. Será que la confianza da asco, y que la religión de nuestros mayores como que está ahí para darle una caña especial. Cocinamos crucifijos pero nos tiembla la mano a la hora de prohibir el velo en las escuelas.
Yo sospecho que el puñetazo de Francisco va por ahí. Cuando advierte de que no es buena cosa reírse de los dioses ajenos si se quiere tener la fiesta en paz está buscando nuevas zonas de confort, como dicen ahora los cursis, para los dioses propios. Está llamando a rementalizar a la gente de que la religión es importante hasta para el que no cree.
Yo pienso, y lo he escrito, que no me gustan las religiones que no aguantan una broma. Pero tampoco me gusta que haya religiones sobre las que se pueda bromear y otras que no. El sentido del humor, y el de la profanación, es algo personalísimo.
¿Vuelve Dios por sus fueros en un sentido amplio? ¿No sólo Allah, como parecen creer algunos, sino también Jesucristo, Yahvé, Krishna y a ver qué más se nos ocurre? ¿Saldrán los griegos del atolladero invocando a Zeus o a Palas Atenea?
Hay islamofobia. Y hay cristianofobia, cuando alguien lanza un cóctel Molotov contra un convento de Jerez. En este país que hemos tenido de todo, Torquemadas y comecuras, deberíamos rendirnos más creativamente a la evidencia.
Dios nunca murió. Nietzsche sí. Se buscan otros voluntarios con ideas sobre y para la fe. Y para esquivar el directo a la mandíbula.
Es verdad, Anna; aunque los de Charlie Hebdo le atizan también a cristianos, judíos y todo el que se ponga por medio.