El programa del PP contradice a Rajoy y el del PSOE promete “corrupción cero”

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Captura del capítulo del programa del PP andaluz dedicado a la creación de empleo. /  ppandaluz.es
Captura de imagen que abre el capítulo del programa que el PP andaluz dedica a la creación de empleo. / ppandaluz.es

El programa del PP andaluz contradice las políticas de Rajoy y el del PSOE promete “tolerancia cero contra la corrupción”. Ninguno de los grandes partidos quieren pillarse los dedos con promesas concretas de creación de empleo en Andalucía, donde el paro alcanza al 34,2% de la población activa y la profesión de brazos caídos afecta a 1.396.000 trabajadores según la última EPA. Se nota que sus dirigentes, la socialista Susana Díaz Pacecho y el 'popular' Juan Manuel Moreno Bonilla (Juanma en campaña), son personas instruidas y conocen la adherencia de las cifras. Se quedan en la memoria y el personal enseguida las utiliza como arma arrojadiza, sin respetar los cien días de cortesía. El PP se arma un lío con el paro y ofrece un abanico de tecnicismos para “la empleabilidad”. Los socialistas, con un lenguaje más sencillo y asequible, prometen crear un Banco Público que preste dinero a las pymes y a los autónomos que lo necesiten para mantener y ampliar su actividad.

En su famoso libro De la lucha de clases a la lucha de frases (Editorial Taurus) sostenía el gran publicista Eulalio Ferrer, exiliado en México y ya fallecido, que los lemas de campaña son la síntesis del discurso. Los grandes partidos en esta campaña andaluza niegan la definición de Ferrer y se limitan a consignar la nadería. Así, el PP proclama: Nuestra prioridad –y debajo, entre interjecciones-- ¡Andalucía! En sus mítines colocan unas letras que confunden al personal que no sepa que Juanma se apellida Moreno, pues dicen: JuanMASÍ. Los del PSOE no van a la zaga: Andalucía tiene mucho que decir. Si se refieren a los 8.402.305 de andaluces, deberían decir: “Los andaluces”, etcétera. A partir del flautus vocis de los eslogan, la generalización y sus hermanas menores, la farfolla, la vacuidad y la contradicción, impregnan la propaganda programática.

Si nos fijamos en la oferta del PP, hasta la introducción resulta contradictoria, pues apenas han prometido “un buen gobierno abierto a la sociedad”, “un gobierno que dialogue, que abra una nueva relación con los andaluces”, ya afirman que “el único proyecto” válido es el suyo. O en otras palabras, aquí mando yo. De la “transparencia y la ejemplaridad” vale señalar que los antecedentes del Gurtel y los sobresueldos en la dirección de Génova, de la que formó parte Juanma, no le favorecen y que los ediles imputados, tampoco. Y otro tanto ocurre con lo que llaman sociedad del bienestar, epígrafe en el que prometen una “sanidad puntera contando con los profesionales” (no aclaran si harán recortes y privatizaciones), “vivienda preferente” (y recurrieron la expropiación temporal de pisos vacíos a la banca), “dependencia, mayores y menores y personas con discapacidad como objetivos preferentes” (cortaron el dinero a la dependencia desde el departamento ministerial del que Juanma era secretario de Estado y suprimieron la Seguridad Social de los cuidadores familiares, que desde 2013 han de pagársela de su bolsillo con unas retribuciones de apenas 400 euros al mes). “Aspiramos –dicen-- a erradicar la exclusión social y a integrar a las minorías, con especial atención a la inmigración” (y por eso han aprobado la devolución en caliente de los inmigrantes subsaharianos).

La contradicción va de la mano de la farfolla cuando se refieren a la primera prioridad, el empleo. Como si el subconsciente hubiera traicionado a los programadores, el capítulo se abre con la foto de una joven de pelo trigueño, suéter níveo, chaqueta azul PP, y escobas, muchas escobas de fondo. Una barrida del texto no hace alusión al 59% de los menores de 25 años en paro, aunque anuncia “la firma de un Gran Pacto Social por el Empleo y la Competitividad”; “auditorias integrales en un marco continuado de evaluación rigurosa de las políticas y programas de empleo”; “modernización, optimización de recursos y capacitación del Servicio Público de Empleo Andaluz”; “ejecución íntegra de los fondos finalistas del Estado y ayudas europeas, y el cumplimiento de objetivos”. Es tremendo.

Dado que el presidente del PP y actual jefe de Gobierno, Mariano Rajoy Brey, ha lanzado la promesa de crear tres millones de empleos netos en la próxima legislatura, se esperaba de la oferta programática para Andalucía una cuantificación proporcional, estimada en 700.000 nuevos puestos de trabajo. Pero los redactores del programa de Juanma han preferido la senda del tecnicismo para que mejor se entienda. Y así dicen: “Impulsaremos una Estrategia de Impulso de la Formación Profesional y del Aprendizaje Permanente”; “Formación Profesional Dual y urgente reforma y reorientación de la Formación para el Empleo”; “elaboraremos el Mapa Autonómico de la Empleabilidad”;  “complementaremos el Plan de Activación para el Empleo”; “Programa Lanzaderas de Empleo y de Emprendimiento Solidario”; “Programa Primera Oportunidad”; “Programa Crédito Emprendedor Joven”; “Programa EUROEX”; “Programa Emprendedoras Activas”... Y como si no fuera fiable el Instituto Nacional de Estadística, “un Observatorio específico sobre brecha salarial”.

Ninguna de las acciones y programas que prometen figuran cuantificados. Tampoco, los referidos a la conciliación familiar y laboral ni a los “orientadores locales de promoción de empleo”, a los que, para simplificar, denominan por las siglas de Acción Local para el Empleo, es decir, ALPEs. La única concreción en materia social es el anuncio de que Juanma rebasará a Rajoy en la reducción fiscal a quienes trabajen y tengan hijos entre 3 y 5 años. Rajoy dijo que el descuento de 1.000 euros sólo regirá para las familias monoporantales con dos o más hijos y Juanma promete que en Andalucía será para todas las familias. Habrá además una “deducción del 15% por gastos de guardería de hijos menores de 3 años, con un máximo de 400 euros anuales por hijo”. La cuantificación de estas promesas y si se aplicarán por igual a la marquesa de Pinopar que a la empleada que le limpia la casa o la jornalera de su latifundio es otro pequeño detalle en el que los designados del PP prefieren no entrar.

Captura de uno de los carteles que está utilizando el  PSOE durante la campaña andaluza. / Flickr del PSOE
Captura de uno de los carteles que está utilizando el PSOE durante la campaña andaluza. / Flickr del PSOE

La generalización, con una prosa más inteligible, caracteriza también la oferta programática del PSOE, si bien los socialistas dedican el primer capítulo a la probidad, limpieza y transparencia de la gestión pública. “No podemos olvidar –recuerdan-- que en 2011 fue el Gobierno socialista de España quien se adhirió a la Alianza para el Gobierno Abierto (Open Government Partnership) y que fue también ese Gobierno el que aprobó a finales de la pasada legislatura el Proyecto de Ley de Transparencia nacional” (No se llegó a aprobar). Y acusan a la derecha de jibarizar aquel proyecto. En cambio, “Andalucía se ha convertido en una referencia nacional aprobando una Ley que adelanta y supera a la parca regulación estatal”.

Cualquier lector atento verá que los socialistas sangran por la herida cuando proclaman “tolerancia cero contra la corrupción”. Sus principales anuncios son: “Libre acceso al Portal de la Transparencia de la Junta”; “acceso a la retransmisión en directo, a través de Internet, de las ofertas de licitación en los procedimientos abiertos de contratación”; “transparencia y publicidad periódica de las declaraciones de bienes, actividades e intereses y de las certificaciones de las declaraciones anuales del IRPF, de todo cargo electo, así como de su cónyuge”. Además de implantar el principio de que los cargos públicos no puedan recibir remuneración del partido (práctica habitual del PP), prometen “honestidad y austeridad”, pero también “responsabilidad”, de modo que como defensores de las políticas públicas y de la gestión directa frente a las privatizaciones de las áreas rentables, a las que unos y otros llaman “externalización”, anuncian un sistema de evaluación de los servicios.

La principal herramienta contra la improbidad (los chorizos) con la que aspiran a “recuperar la confianza” de la gente será esa Oficina de Prevención del Fraude y la Corrupción en Andalucía (la OPFCA) que ha anunciado la presidenta y candidata Díaz. En la página 35 de su programa figura como “un órgano que actúe con independencia, y que, sin colisionar con las unidades antifraude, ostente plenas facultades de investigación e inspección, dentro del pleno respeto a los derechos de la ciudadanía, y propicie a su vez una acción formativa y de concienciación de lo público a través de recomendaciones para evitar la corrupción y contra las prácticas fraudulentas”. ¿Servirá para dar empleo a los egresados de la UDEF, esa unidad policial que a Jordi Pujol el viejo le sonaba a chino: “¿Qué coño es eso de la UDEF?”.

Si de crear empleo se trata en una Andalucía de la que ni el Gobierno sabe cuanta gente ha tenido que emigrar al extranjero por falta de empleo y de futuro –los datos remitidos por el Ejecutivo al diputado socialista Antonio Pradas Torres cifraban en 236.013 los andaluces registrados en los consulados el 1 de enero de 2014--, los socialistas son conscientes de que la segunda mitad del año pasado fue positiva y, con una creación de 120.000 puestos de trabajo (la mayoría precarios y a tiempo parcial), el desempleo bajó del 36,3% al 34,2% actual, según la última EPA. Pero ni ese dato positivo, ni la flexibilidad del déficit y la devaluación del euro les anima, de momento, a ofrecer una cifra aproximada de empleo neto en los próximos cuatro años. Quizá la mercadotecnia electoral consista en procurar un ángulo de visión limitado a la hipotenusa de la nariz y, como decía Ferrer, en que el elector se fije más en la forma que en el contenido y, tras decir, llegué, vi y voté, se sienta satisfecho.

Podemos y Ciudadanos no hablan de impuestos e IU quiere gravar las grandes fortunas, los campos de golf y las tierras baldías.
1 Comment
  1. Piedra says

    Los del PP van al saqueo y los del PSOE no son creíbles.

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