Rajoy se juega su reelección en las municipales andaluzas

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Daniel Cela *

 El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoilo, ayer, a su llegada a la zona donde  se  estrelló un Airbus A400 M. / Julio Muñoz (Efe)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoilo, ayer, a su llegada a la zona donde se estrelló un Airbus A400 M. / Julio Muñoz (Efe)

Después del desplome del PP en las autonómicas del pasado 22 de marzo (pasó de 50 a 33 diputados), el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha decidido abrir la campaña para las municipales en Andalucía. En Málaga, otrora bastión inexpugnable de la derecha andaluza, donde los populares han gobernado con mayoría absoluta durante 20 años, hasta que hace mes y medio pasó por allí el autobús electoral de Susana Díaz y atropelló la ventaja histórica que le separaba del PP, quedándose a sólo dos puntos. ¿Por qué Rajoy ha elegido Andalucía para abrir la carrera electoral? ¿Por qué ha regresado a una plaza que huele a derrota reciente en vez de presentarse en un escenario más favorable?

Las razones vienen desde dentro del partido. El presidente del Gobierno está en deuda con el PP andaluz o, dicho de un modo menos prosaico: su permanencia en la Moncloa depende de la fortaleza de la federación más numerosa de su partido. En las municipales de 2011 en Andalucía, los populares rebasaron a los socialistas en el cómputo global de votos (300.000 más). Hasta entonces, lo más cerca que el PP había estado nunca del PSOE fue una distancia de 105.000 votos menos en la debacle electoral de los socialistas en 1995, cuando perdieron todas las capitales. Hace cuatro años el mapa electoral de los municipios andaluces se tiñó de azul. El PP volvió a conquistar por mayoría absoluta las ocho capitales, se hizo con las alcaldías de 22 de las 29 ciudades de más de 50.000 habitantes, consolidó su poder en las zonas costeras más pobladas, arrebató al PSOE cinco de las ocho diputaciones provinciales y logró penetrar en municipios del interior rural andaluz que, hasta entonces, había sido un terreno vedado a la derecha. Los 'populares' gobernaban a través de sus ayuntamientos a más del 65% de la población andaluza. Aquella rotunda victoria sirvió de trampolín a Rajoy, que seis meses después llegó a la Moncloa con una mayoría absoluta arrolladora (185 de 350 diputados). Algo más tarde, el PP-A de Javier Arenas volvió a servirse del peso de sus alcaldes en las autonómicas de 2012, en las que se convirtió por primera vez en el partido más votado en una comunidad tradicionalmente de izquierdas.

Nadie llega a la Moncloa sin haber ganado con claridad en Andalucía. Es algo que Rajoy ha reconocido públicamente cada vez que ha pasado por Sevilla, Málaga o Almería. El presidente sabe que se juega su reelección en las municipales y autonómicas del próximo 24 de mayo, y está convencido de que el resultado en Andalucía será determinante, como lo fue en 2011. Pero el escenario político actual nada tiene que ver con el de hace cuatro años. Todo ha dado un vuelco y los dirigentes del PP-A son los primeros en enfriar las expectativas nada más arrancar la campaña. “Es imposible igualar el resultado de 2011. Entonces estábamos en la cresta de la ola”, ha reconocido el presidente del PP de Málaga, Elías Bendodo.

En 2011, había en la Moncloa un presidente del Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, cuyas políticas de recortes en el gasto público y consolidación fiscal desataron una indignación generalizada en la ciudadanía. Los electores se lo hicieron pagar a los alcaldes socialistas, que fueron desahuciados de los ayuntamientos, barridos por la marea azul del PP. Ahora, cuatro años después, son los alcaldes y candidatos populares en Andalucía quienes se exponen a sufrir el castigo de los votantes cabreados con los recortes de Rajoy. El presidente ha pedido a los suyos que hagan campaña con las siglas del partido, que sirvan de avanzadilla al mensaje triunfalista del Gobierno sobre la recuperación económica, que cuenten a sus vecinos que el país y sus ciudades están mejorando gracias al efecto de las reformas que ha venido aplicando estos últimos cuatro años. Rajoy está en precampaña para las generales, pero los alcaldes del PP han empezado la campaña tomando distancias respecto al presidente y las siglas del partido (Teófila Martínez, regidora de Cádiz, ni siquiera aparece junto al logo de su formación en los carteles electorales). Los 'populares' están haciendo una campaña tan personalista como la hizo Susana Díaz en las andaluzas, reseñando su gestión al frente de los ayuntamientos por encima de las siglas PP.

El principal patrimonio del PP-A son las alcaldías. Ahí reside todo su poder institucional. Ese patrimonio no sólo está en riesgo por el desgaste que proyecta Rajoy. Ahora existe un tablero político distinto que puede agudizar aún más el desplome de los populares: la indignación ciudadana ha cristalizado en dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, que restan poder al bipartidismo y anticipan ayuntamientos fragmentados y sin mayorías absolutas, un escenario en el que el PP tiene peores cartas para negociar que el resto. De ahí que hace seis meses Rajoy planteara una reforma electoral que garantizase el gobierno a la lista más votada. De ahí que el presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno, haya ofrecido a Susana Díaz su apoyo a la investidura a cambio de que ésta se comprometa a dejar gobernar a la lista más votada en las municipales. El resultado de las andaluzas, extrapolado a las capitales, anticipa que el PP perdería tres capitales: Cádiz, donde Podemos fue la fuerza más votada; Sevilla y Huelva, donde ganó el PSOE en número de papeletas. En Córdoba, Granada, Almería y Jaén, los populares obtuvieron diez puntos por encima de los socialistas, resistieron el envite, pero se quedaron lejos de la mayoría absoluta que ahora ostentan. En Andalucía hay 776 municipios, y el PSOE venció en el 86% de ellos el pasado 22M.

En la campaña, además, ha irrumpido el bloqueo del gobierno andaluz como un arma arrojadiza. Díaz se ha sometido a dos votaciones de investidura frustradas, porque no logra que ni el PP, ni Podemos, ni Ciudadanos ni IU se abstengan para facilitarle la formación de gobierno. Hay alcaldes 'populares', como el de Sevilla, que instan a la dirección de su partido a desbloquear la investidura; y otros que animan a tensar la cuerda, aunque ello suponga ir a otras elecciones autonómicas. De momento el PP-A sigue la segunda consigna y Rajoy, en la apertura de campaña, aplaudió esa estrategia: “Estás haciendo lo que tienes que hacer”, le advirtió a Moreno.

La parálisis de Susana Díaz también está afectando a la campaña de los alcaldables socialistas. Estos pensaban parapetarse tras la enorme figura política de la socialista, vencedora de las elecciones, la que ha vuelto a situar al PSOE como fuerza más votada en Andalucía y ha frenado el ascenso de Podemos. Pero el bloqueo de la investidura ha minado su imagen. Antes de las autonómicas, la hoja de ruta del PSOE andaluz era muy clara: harían lectura interna de los resultados en las municipales y si éstos eran mejores en Andalucía que en el conjunto del país, Díaz lo haría notar en el seno interno del partido, donde aún se discute la capacidad de Pedro Sánchez como secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno. Pero el bloqueo del ejecutivo andaluz puede prolongarse hasta después del 24 de mayo, y la socialista ya no está en condiciones de echarle un pulso a la dirección federal.

(*) Daniel Cela es periodista.
2 Comments
  1. pica plantas says

    La estrategia d rajoy y los muchos secuaces es mas vieja q la tana, extrapolar perfida albion aqui con el miedo a la ingobernabilidad, y objetivo no solo d ganar elecciones, sino de ganarlas con mayoria absoluta, y yo que no vivo en yupi lo temo.

  2. juanjo says

    Ganen o pierdan, lo evidente es que de la tropa que suele andar por Génova 13 (Madrid), el Bárcenas es el menos corrupto.

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