ERC firmará con Ada Colau un acuerdo de gobernabilidad para contrapesar el apoyo del PSC

En privado, todos los políticos catalanes que la rodean la llaman ya alcaldessa. Así, con dos eses. Como corresponde en catalán. Y muchos de sus rivales incluso se lo llaman en público. Porque en Barcelona ya se da por sentado que, en segunda votación, su mayoría de 11 concejales del total de 41 va a ser suficiente para ser elegida en segunda votación. Pero que, además, va a contar con el apoyo –desde fuera del gobierno municipal- de, cuando menos, ERC y PSC.

Es una suma que no alcanza los 21 escaños necesarios para la mayoría absoluta. Pero todo el mundo da por sentado, también, que la CUP prestará los 3 sillones necesarios para superar esa cifra en el desarrollo de las iniciativas que adopte Barcelona en Comú.

Pero esa elección no le va a garantizar a Colau más que el año que la ley fija como periodo mínimo para que se puedan poner mociones de censura. Porque el proceso soberanista es el que sigue marcando la actuación política de las fuerzas catalanas. Especialmente de ERC.

De hecho, Oriol Junqueras se ha decidido a negociar un pacto de gobernabilidad con Ada Colau para evitar que el peso que va a conseguir el PSC apoyando su candidatura, sumado al de Podemos e ICV, que forman parte de su coalición, influya negativamente en el papel decisivo que Barcelona tiene que jugar de en el proceso independentista. Aunque sabe que Colau votó en la consulta ilegal un “sí” y “sí” a favor de la independencia, quiere saber qué actitud adoptará la para entonces alcaldessa en el caso de que los soberanistas tengan más escaños que los “españolistas” o constitucionalistas tras las elecciones catalanas plebiscitarias del 27 de septiembre.

De ahí que, aunque Colau se haya pronunciado contra la línea roja que él mismo le había puesto -el de no apoyarla si no suscribía la hoja de ruta independentista-, Junqueras haya decidido finalmente darle la oportunidad de ejercer de primer edil mediante un pacto de gobernabilidad que, según fuentes de la propia ERC, se aprobará en breve. Un pacto con puntos muy sociales –contra los desahucios, la pobreza, etc.- que permita a ERC demostrar que su espíritu soberanista no se come al espíritu de izquierdas. Por si acaso, para mantener ese difícil equilibrio de llevar la independencia en una mano y la izquierda en otras mientras avanza sobre el filo de la navaja, Junqueras también tiene casi cerrados pactos de gobernabilidad con CIU en las cuatro diputaciones catalanas.

Responsables de ERC reconocen que tanto Colau como ellos tienen la suerte de poder colaborar a fondo –al menos hasta las elecciones de septiembre- gracias al fracaso de Xavier Trías de intentar quedarse con la alcaldía pactando una candidatura alternativa que sumase más votos que los que tiene Barcelona en comú y que saliera adelante en la primera votación. CiU también ofreció esa salida a ERC, pero lo que se pretendía era sumar las concejalías de CIU (10) con las de ERC (5) y PSC (4). Es decir, que faltarían dos concejales más para alcanzar la mayoría absoluta. Y eran necesarios los votos del PP (3) o de Ciutadans (5). El PP se ofreció a apoyar esa iniciativa aunque se quedase fuera del pastel sólo para que Colau no fuese alcaldesa. Pero ERC no quiso, ni por asomo, figurar en ningún pacto que requiriese el apoyo del partido de Mariano Rajoy para salir adelante.