El Giuliani de Badalona

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Alberto Fernández Díaz, María Dolores de Cospedal, Xavier García Albiol, Mariano Rajoy, Andrea Levy y Alicia Sánchez-Camacho en el acto de apoyo al candidato celebrado el pasado 29 de julio en Castelldefels. / Alejandro García (Efe)

¿Se acuerdan de Giuliani, el que era alcalde de Nueva York cuando se cayeron las Torres? Él también habría limpiado Badalona con tanto gusto como limpió la calle 42, que de putiferio mítico (el mismísimo Robert Mapplethorpe se prostituyó una vez ahí, cuando era novio de Patti Smith y a duras penas podían pagar la habitación que compartían en el hotel Chelsea) pasó a ser la bacanal de la Disney. Ah, y además Giuliani, sin cortarse un hair, lo contaba. Que iba a barrer a las rameras, los homeless, etc.

Xavier Garcia Albiol es un candidato (del PP de Cataluña) sin complejos y eso siempre se agradece en estos tiempos de indefinición y jeta agudas, cuando se acepta fácilmente pulpo por animal de centro. ¿Xenófobo? No sé. Probablemente es más bocazas que otra cosa. Lo digo porque conozco a más de tres y más de cuatro alcaldes, e incluso a gobernantes de otras cosas, que hacen a la chita callando lo que este hombre va y pone en los carteles.

La gente es racista, saben. Casi toda. Sobre todo donde más razas hay. Nueva York hierve de odio de unos contra otros y ha hervido siempre. La multiculturalidad sólo es bonita cuando es a la carta, cuando en el momento en que te hartas, te repliegas a lo tuyo o te vas. No ser racista, de verdad no serlo, exige no haber salido nunca de tu pueblo o de tu raza o un grado de profunda amabilidad humana que es tan rara de ver como una trufa negra en un McDonald’s.

Dicho lo cual, ya es triste que todo un PP no tenga nada mejor que hacer ni que decir en Cataluña, un territorio que nunca han acabado de sentir como propio estos señores de la calle Génova. Pedro Sánchez no se entera de la misa la mitad pero por lo menos habla con Miquel Iceta, le pregunta a Carme Chacón, que empezó siendo, en mi opinión, una ministra prematura y endeble y en cambio podría acabar siendo la mayor, sino la única, esperanza de lo único parecido a verdadera izquierda en Cataluña. Si es que sigue quedando de eso.

Todo el mundo que sabe lo que vale un peine catalán sabe que el peor enemigo de un 'indepe' es otro 'indepe', que no se sacan más los ojos entre ellos porque ya no tienen todas las uñas ocupadas…y en cambio han atinado a pergeñar una lista única que de lejos parece incluso bien avenida.

Enfrente, en cambio, ¿qué hay, Albert Rivera aparte? ¿Quién suma?

Mientras unos practican el tiro al rumano y los otros se federalizan con ellos mismos, a España en Cataluña no la conoce ni la madre que la parió, que diría Alfonso Guerra.

2 Comments
  1. Se te ve el plumero... says

    A parte de los ‘tics’ clásicos de auto-odio, ejemplo magnífico de ‘la fe del converso’, el artículo podría considerarse como objetivo y veraz (repito, siempre desde la perspectiva unionista-españolista más rancia). Lo que delata el partidismo descarado de quien firma es la propaganda pro Albert Rivera que rezuma siempre en sus artículos, sin ser éste una excepción…

  2. Spitfire says

    A ver, doña Grau -¡y no acostumbro a llamar «doña» a todas las mujeres/señoras-, veo/tengo su blog «piensa lo peor» y encuentro ahora «la gata sobre el teclado»…Pero ¿cuántos espacios ocupa usted en la red…?. ¡No se me disperse, por favor!. Lo que quiero decirle es que al menos una vez a la semana la escucho atentamente en «casa de Herrero», de esRadio. Estoy convencido que es usted una de las personas más cultas que se enfrentan a un micrófono. Y ahí, quien la yerra, chirría pa tós los siempres. (Si lo tiene a bien me diga en cuántos otros soportes puedo leerla). Gracias, doña Grau. Cordiales saludos desde Murcia.

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