Sol Sánchez: “Somos el único voto útil para defender a la clase trabajadora”

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Sol Sánchez, número 2 por la lista de IU-Unidad Popular en Madrid, tras la entrevista con cuartopoder.es. / Miguel Muñoz

Ha sido presidenta de ATTAC durante los últimos años. Socióloga de formación, nunca había participado en política partidista pero sí en “política activa”. Sol Sánchez (Madrid, 1970) afronta ahora el reto de ser la número 2 de la candidatura de IU-Unidad Popular por Madrid que lidera Alberto Garzón. Considera que la fortaleza de esta candidatura está en un “programa claramente rupturista” en el que destacan, entre otras cuestiones, un proceso constituyente y no una reforma constitucional como ahora defiende Podemos. Confía en superar las previsiones de las encuestas y destaca, pese a las ausencias, el proceso llevado a cabo para confeccionar la candidatura. Atiende a cuartopoder.es en una cafetería del norte de Madrid.

¿Por qué decidió formar parte de esta candidatura?

Desde los procesos de confluencia para las municipales ya me habían tanteado. Yo pensaba que era más útil donde estaba. Después, en el discurrir de los hechos que nos llevaban al 20 de diciembre fui simpatizando más con el qué y el cómo se estaba haciendo desde Unidad Popular. Para mí era la continuación lógica de lo que llevó a tomar tantos gobiernos locales. Luego siempre cuento que en un debate que hicimos en ATTAC de cara a ver las propuestas económicas de las diferentes opciones políticas, la única que en algo tan poco revolucionario como el impuesto a las transacciones financieras, se comprometió a llevarlo en el programa sin esperar a la cooperación reforzada de los once países fue la de Garzón. Me desilusionó por un lado que fueran los únicos pero por otro me dijo algo en la cabeza que había que estar ahí.

Se ha intentado defender, usted misma lo ha hecho, que la candidatura de Unidad Popular es plural. En la lista por Madrid sí que hay gente en los primeros puestos que no pertenece a IU. Pero ha salido gente como Alberto Sotillos, partidos como Por Un Mundo Más Justo; hubo problemas en Andalucía...

Todos estos problemas han venido generados no por el proceso ni la pluralidad sino porque al final somos una mesa con 10 partidos con lo que entenderse es difícil para cerrar las condiciones. No creo que haya tenido que ver con la pluralidad sino con las peticiones de cada uno que, en algunos casos, eran inasumibles. Yo mantengo buena relación con Sotillos y con Miguel Ángel Vázquez (PUM+J). No lo vieron por diferentes motivos unos y otros. Lo que pasó en Sevilla fue porque tenemos unas perspectivas muy altas de mantener todas y cada una de las condiciones democráticas que habíamos exigido. Sin contar las mesas físicas, salía una cosa y se volvió a repetir la votación. Hemos seguido todo lo marcado y no nos hemos bajado de eso. Creo que sí hay muchas candidaturas muy plurales. Por ejemplo la gente en Murcia. Sé que hay mucha gente unido a las luchas sindicales. Yo saco la cara por las candidaturas que tenemos sin ninguna duda. La confluencia en cada territorio ha seguido una trayectoria diferente. En unos sitios habrá sido más impecable y en otros más tensa. Pero que ha existido y existe lo refrendo completamente.

En cualquier caso la idea inicial era entenderse también con Podemos. ¿Cómo ha visto todo el proceso y la relación con este partido? ¿Era partidaria de una confluencia así de amplia?¿Por qué no se ha conseguido?

"Cada vez es más difícil un programa común conjunto con Podemos"

La aspiración de toda la gente era la que exigía la responsabilidad del momento histórico y político. Hay un rearme a lo bestia de la derecha y las políticas neoliberales que además hay que encuadrar en un marco más amplio que el estatal porque la UE tiene un plan aterrador. Los tratados de libre comercio van a dejar las democracias en papel mojado, está la unión energética que además a nosotros nos va a afectar por ser lugar de paso. Está la unión de mercados de capitales que es ya el acabose del modelo. Ante eso la responsabilidad exigía que todas las fuerzas que estuviéramos en contra hiciéramos un frente común. Teníamos la experiencia de mayo que demostraban que ese era el camino correcto. Con un programa de mínimos pero que todos pudiéramos suscribir. Al final cuando ves que los cálculos electorales y marketinianos se imponen a eso pues te llevas una gran desilusión porque te das cuenta de lo que tienes en el horizonte. ¿Quién va a hacer frente común ante la situación? Pero cuando ves que la cosa está así no te queda más remedio que aportar lo que puedas y dar un paso adelante. Evidentemente después, por cómo se están desarrollando las cosas, cada vez es más difícil un programa común conjunto. Creo que es por dónde se deben hacer las confluencias y va habiendo algunas cosas que se salen de nuestra visión.

¿Qué cosas tiene Podemos que se salen de esa visión? ¿Cuáles son las diferencias?

Por ejemplo, en este momento no puedes decir no a la guerra sin decir no a la OTAN. Creo que era al sentir popular y uno de los gritos del 15-M, el proceso constituyente desde abajo de verdad, no una reforma. Educación laica, una cosa básica con la religión fuera de las escuelas. Los servicios públicos que incluyen apostar por la educación pública y no por la concertada. Apostar por un nuevo modelo productivo está muy bien así dicho pero cuando nos asustamos de devolver al sector público los sectores estratégicos no sé cómo demonios vamos a hacer esa transición a un nuevo modelo. Y cada día va saliendo una cosa más. Cuando el otro día hablaban de que lo hay que hacer en el sector energético es que haya más competencia yo creo que se diluyen muchas de sus propuestas iniciales. Y creo que esas son las que tiene la gente en la cabeza ahora mismo porque eran las que defendían hace poco. La línea que separa la confusión de traicionar principios con los que se nace, hace muy compleja la situación.

— En ese sentido les hemos escuchado a ustedes decir que no van a cambiar el discurso por conseguir más votos.

— Eso lo tenemos claro. Tenemos un programa rupturista, radicalmente democrático. Una de nuestras líneas básicas es el proceso constituyente e incorporamos el feminismo y el ecologismo como ejes transversales en todo el programa. De ahí no nos vamos a bajar.

— Las encuestas no dan a IU un buen resultado. ¿Qué perspectivas tienen? ¿Cuál sería un buen resultado?

— No tenemos techo. Tenemos claro que hay una gran volatilidad, que es lo que está caracterizando la precampaña. Queremos mantener el grupo parlamentario propio pero no ponemos límite. Somos el único voto útil si queremos que se escuche una voz que defienda los intereses de la clase trabajadora. Estamos viendo que cuando llegamos a los sitios, no te esperas que la gente no quepa. Y es lo que estamos encontrando. La gente tiene mucho interés. No estamos vendiendo un producto sino que la gente escuche nuestras propuesta y llegue a la conclusión de que es la que defiende sus intereses. Esperamos que lo que nos dan las encuestas no se parezca a la realidad.

— Son la única fuerza que defiende explícitamente la nacionalización de empresas en sectores estratégicos. Es una especie de tema tabú y hay parte de la sociedad que lo identifica con el viejo comunismo. ¿Cómo explican a la gente los beneficios de esta medida?

"Nadie me puede dar un sólo argumento para que las empresas eléctricas se mantengan en el sector privado"

— El pensamiento único ha hecho mucho daño. En Francia hay banca púbica y no creo que sean estalinistas. En Alemania están remunicipalizando las empresas eléctricas. El pensamiento neoliberal ha ganado el discurso porque la izquierda se relajó durante mucho tiempo y no defendió cosas básicas. Cuando hablamos de un cambio de modelo productivo hay gente que no dice cómo. Necesitamos financiación y los sectores estratégicos en los que te puedes apoyar para verdaderamente dirigir ese cambio de modelo. Este país fue desindustrializado en los 80 precisamente por los intereses de cómo se estaba componiendo el tablero europeo. El súperavit de países como Alemania se convirtió en nuestra deuda precisamente porque nosotros dejamos de producir muchas cosas. Las élites siguen siendo las mismas y sus beneficios se han basado en un modelo especulativo. No le puede pedir por favor al poder algo que le viene muy bien para perpetuarse. Hay que tener herramientas que son una banca pública porque si no, no hay forma de hacerlo. Ya tenemos una nacionalizada, lo que hace falta es devolverla al sector público y que trabaje para los intereses de toda la sociedad.

Y después tenemos el caso flagrante del sector energético en este país y de las eléctricas en particular. En pago ilegítimos y ayudas directas o indirectas son 80.000 millones lo que les hemos dado. Nadie me puede dar un sólo argumento para que se mantengan en el sector privado. Porque incluso desde un punto de vista liberal su privatización ha sido ineficiente. Es una cuestión ideológica y cuando se preguntan argumentos a favor de que esto continúe igual nadie te los puede dar porque no existen. Nos han convencido de que ya no existe la clase trabajadora y de que no hay izquierdas o derechas. Nos han dejado sin armas para defendernos y queremos recuperar eso de forma argumentada.

— ¿Cree, entonces, que la sociedad se puede seguir entendiendo con el eje izquierda-derecha?

— Lo que no existe es conciencia. Pero la realidad es tozuda y la tenemos todos los días delante de nuestra narices. En un momento en el que ya queda poco espacio, en esta crisis del capitalismo, tiene más sentido que nunca estar hablando de esto. Lo que ocurre es que durante los últimos 30 años se ha ido filtrando y metiendo un pensamiento que no es otro que el que quiere la clase dominante que nos deja sin armas para defendernos. Lo que sí hay es de alguna manera una toma de conciencia, con muchos movimientos sociales con los que hay que colaborar. Que existe ese eje y una realidad material de una clase dominante y una trabajadora explotada y que los beneficios del gran capital se quieren recuperar eliminando los derechos que nos quedan es una cosa que está más vigente que nunca. Esto de los países centrales y los periféricos que eran explotados se desdibujan cada vez más y se replica dentro de cada una de las naciones del norte desarrollado.

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Sol Sánchez, en otra imagen. / M. M.

— Y, teniendo en cuenta lo sucedido en Grecia con Tsipras, ¿cómo se podrían derrotar las políticas neoliberales en Europa?

— El tema de Grecia reproduce una de las formas de dominación que luego suceden en el ámbito personal. Nos han convencido de que somos individuos. Es lo que decía Margaret Thatcher, que no existen más que individuos y sus familias. Lo que no podemos hacer es lucha contra el poder de uno en uno y de forma individual. Es lo que han hecho con Grecia arrinconándola para que nadie la apoyase. Pero si es Grecia, España, Portugal...Puedo asegurar que revertir las relaciones de poder es una cuestión de unidad y hacer frente común. De poner en valor lo común y los valores que hicieron hace mucho tiempo que el movimiento obrero y la izquierda pudiesen tener ciertos logros que son los que se están eliminando ahora. Lo que hay que hacer es oponerse. Desde aquí vamos al precipicio. Lo primero porque el capitalismo en la fase actual es incompatible con la democracia más allá de lo formal y cada vez con una cáscara más vacía de contenido. La cuestión es si desde la izquierda somos capaces de rearmarnos y plantar batalla para ganar o directamente avanza el fascismo.

— Desde UP han firmado el manifiesto “No en nuestro nombre”. ¿Qué se podría hacer en nombre de su candidatura sobre esta cuestión del terrorismo y la guerra?

"Estamos en contra de la resolución de conflictos a través de bombardeos indiscriminados"

— Me parece bien oponerse a volver a cometer los errores cometidos en Irak. El manifiesto es incluso tímido respecto a las propuestas que hay que hacer y decir. No estamos de acuerdo con la intervención militar. Nos parece un error garrafal, estamos en contra de la resolución de conflictos a través de bombardeos indiscriminados. Para empezar hay que abandonar las agencias estabilizadoras de cambio de gobierno y la injerencia en la zona pero siguiendo la carta de Naciones Unidas. Hay que presionar a los países del Golfo para que dejen de financiar o mandar armas a los radicales yihadistas y advertir a Turquía de que la tolerancia en sus fronteras ante el contrabando de petróleo o paso de terroristas debe cesar inmediatamente. A nadie se le escapa que Turquía, un país de la OTAN, está combatiendo a los únicos que tienen victorias en el terreno a los terroristas.

Hay que hacer un estrangulamiento financiero y embargo de armas hacia eso que han llamado rebeldes ya que es lo que está alimentando el yihadismo. Hay muchísimas hipocresía con todo este tema. Nuestros presuntos aliados son los que están financiando a esta gente. Desde Europa, el terrorismo se tiene que combatir desde el ámbito de la seguridad y la inteligencia sin perder las garantías democráticas. El pacto antiyihadista firmado aquí, ya en febrero, cuatro relatores de la ONUE dijeron que aparte de no servir para frenar el terrorismo era un peligro para la democracia. Una intervención armada sólo la valoraríamos si fuese apoyada por Naciones Unidas con la petición de la partes y desde luego en colaboración con el gobierno sirio.

— Esta semana conocimos el recurso presentado ante la JEC para denunciar la exclusión de IU-Unidad Popular de los debates televisivos. ¿Cree que hay una intención directa de invisibilizar la candidatura o es casualidad?

— Aquí se rasgan las vestiduras con la legalidad pero luego se la saltan a la torera y se quedan tan a gusto. Hemos exigido que se cumpla el marco legal. No creo que sea casual y me preocupa mucho por las conclusiones que se pueden sacar de aquí. Se habla mucho de la nueva política pero lo que veo es un recambio del cambio. También me desilusiona mucho por parte de ciertas fuerzas políticas que siempre se les ha dado paso por parte de otros que en estos momentos cierren filas y les dé igual. Dice muy poco del espíritu democrático. Nuestro mensaje, según a quienes, y hablo de las élites que tienen el control de los grandes medios, no les gusta porque va en su contra. Para ellos mejor si desaparecemos y la gente no nos pueda escuchar. La campaña que queremos hacer es ir a los barrios, a las plazas y si hace falta, a los bares. No somos unos ilusos y sabemos que 3 minutos en televisión llevan tu mensaje a mucha gente a la que no puedes llegar. Pero la lucha en la próxima legislatura va a estar más en la calle que en el Parlamento. Y la voz se tiene que escuchar dentro aunque tenga que alzarse fuerte desde fuera.

3 Comments
  1. Juanjo says

    Llevas razón en casi todo y en especial en el peligro implícito del neoliberalismo y los tratados de libre comercio. A este respecto, hasta el PSOE parece empeñado en fastidiar a los más débiles: Se le ha ocurrido nada menos que aprovechar el polígono de la Atalayuela (en Vallecas) para albergar entre 25 y 30 empresas interrelacionadas entre sí, o sea, para crear una especie de mini trust, destinadas a la fabricación y venta de ropa. Con lo cual un buen número de propietarios, empleados y dependiente de las pequeños mercados, tiendas y pequeños talleres del textil: mercerías, lencerías y tiendas de ropa en general e incluso zapateros terminarán en el en el paro. Y esto no es mala leche. Es pura ignorancia de la realidad. Que los «grandes almacenes» y las «grandes cadenas comerciales» por cada empleo que crean destruyen 20 ó más

    Ah, y paso daros una vuelta por el mundo obrero y los parados y enteraros de que la mayoría (una gran mayoría) son contrarios a la España de las autonomías y mucho más al federalismo. Mirad a ver.
    …Porque, tanto el PSOE como Podemos se van apega la misma hostia.
    ..Y, aunque la mayoría está escandalizada por la corrupción del Rajoy y sus secuaces, le fastidia más el camino autonomista tomado por la izquierda.
    .. Comprobadlo. Una encuesta casera es muy fácil de hacer.

  2. vintage burlap wedding invitations says

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