Las Marchas de la Dignidad, la iniciativa conjunta entre organizaciones sociales, sindicales y políticas de izquierdas, que ha llenado las calles de Madrid y otras ciudades en varias ocasiones exigiendo “pan, trabajo, techo y dignidad”, volverán a las calles el próximo 28 de mayo. En esta ocasión, la convocatoria de las protestas será descentralizada y se desarrollará el mismo día en las principales ciudades del Estado, como antesala de lo que será una manifestación unitaria en Madrid, con personas provenientes de distintos lugares, durante el otoño. A sus reclamaciones históricas, las Marchas incorporan la petición del respeto de los derechos de las personas refugiadas.
Uno de los organizadores de las Marchas, Ginés Fernández, explica al respecto a cuartopoder.es: “A nuestras exigencias de siempre, siempre se añaden algunas nuevas que van a apareciendo, en este caso, hay un marco de trabajo muy importante, el tema de la guerra, la solidaridad internacional y los derechos de los refugiados”. “En este asunto estamos volviendo a comprobar cómo esta Unión Europea no está al servicio de las personas, sino de la élite, esta Unión Europea va rumbo a la potenciación del fascismo y es algo que, evidentemente, nosotros queremos contrarrestar”, añade Fernández.
Esta petición internacionalista, por la paz y por los derechos de las personas migrantes y refugiadas se suma a reclamaciones por las que ya han salido a la calle en años anteriores, como el no pago de la deuda, el rechazo a las políticas de la troika, la soberanía de los pueblos… En definitiva, según la organización explica, “las reivindicaciones de una mayoría social que lucha por transformar esos espacios, además de sufrir directamente las políticas de recortes y negación de derechos”.
En este sentido, las Marchas de la Dignidad pretenden retomar el pulso de la calle y la movilización social, después de un año de distintos ciclos electorales en el que reconocen que la movilización ha disminuido. Además, en caso de una repetición de las elecciones generales, la movilización de mayo coincidiría con la eventual precampaña electoral. Para Fernández, esto no cambia nada: “No modificaría para nada nuestras reivindicaciones, hemos visto en las diferentes negociaciones para la composición de un nuevo Gobierno que parece que no se van a plasmar las reivindicaciones de las Marchas, creemos que es la movilización el verdadero motor de fuerza para un cambio político”. “Nosotros planteamos, en nuestra asamblea del pasado 31 de enero, que ha aflojado la movilización con todo el tema electoral, pero la movilización seguirá teniendo siempre un papel fundamental en el proceso de cambio político, económico y social de este país”, reitera.
Por otro lado, la fecha del 28 de mayo es también la elegida por el Plan B para llevar a cabo una movilización europea contra la austeridad, al coincidir con el aniversario de la proclamación de la Comuna de París. Para Fernández, esto no debe ser un problema. “Para las Marchas teníamos fijada esta fecha y en las Marchas participamos colectivos sociales y políticos muy diversos, no veo ningún problema en que el Plan B y otras organizaciones de distinto tipo se sumen a la convocatoria”, explica. Una convocatoria que, como hemos dicho, en mayo será descentralizada, “para ir tomando contacto y calentando motores para volver a colapsar Madrid en otoño”, según asegura este activista de las Marchas de la Dignidad.
alli estare por la dignidad
Los saharauis llevamos 41 años refugiados. Entendemos el sufrimiento de los refugiados. Sobornar a las dictaduras, para impedir el ejercicio de derecho de los desplazados. Eso muestra, el poco respeto y lo poco que les importa los ciudadanos y lo pueblos.
Un grupo que apoya la política migratoria de sustitución étnica y cultural propiciada desde Bruselas…. cómo se puede autocalificar de revolucionario? Esto es GLOBALISMO disfrazado de buenismo.
Aquí no se dea entrar a refugiados, se deja entrar a todo el mundo y eso eso contrario a los intereses de los españoles. La clase obrera lo sufrirá más que nadie porque habrá millones de personas sin cualificación dispuestas a hacer su mismo trabajo por la mitad del sueldo, sin derechos ni vacaciones. Si dejamos que entre África o el Oriente Medio seremos África y el Oriente Medio, no os quepa la menor duda.