Los barones del PSOE imponen por 43 votos de diferencia la investidura de Rajoy

En un sábado negro (y lluvioso) que aleja sine die el domingo de resurrección, los barones socialistas impusieron su ley en el Comité Federal del PSOE y aprobaron por 43 votos de diferencia la investidura (por pasiva o abstención), de Mariano Rajoy como jefe del Gobierno. La votación fue 139 votos nominales, por llamamiento, a favor de la abstención y 96 en contra. Dos miembros del Federal se negaron a votar. El presidente de la comisión gestora y del gobierno autonómico asturiano, Javier Fernández, advirtió a los socialistas catalanes (7 diputados) y a los disidentes, entre los que se cuentan el ex secretario general, Pedro Sánchez, y su ex responsable de organización, Cesar Luena, que el mandato del Federal "es imperativo" y que "los diputados del Grupo Socialista deberán abstenerse, literalmente, en el proceso de investidura".

A todo esto, el dimitido Sánchez, que podía intervenir en el Federal en calidad de ex secretario general, aunque sin voto, no hizo acto de aparición. Una hora después de la votación emitió un mensaje a través de Twitter anunciando: "Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida. Fuerza". Sobre si desobedecerá el mandato del Federal y votará "no" a Rajoy o se ausentará de la votación no dijo ni este tuit es mío. Tampoco su número dos, Luena, aclaró qué votará. La única que afirmó que mantendrá su coherencia fue la aragonesa Susana Sumelzo.

Con todo, el no que más preocupa al presidente de la gestora,  Fernández, es el de los siete diputados del PSC. El primer secretario de los socialistas catalanes intervino entre los primeros de los 54 delegados que tomaron la palabra y dejó claro que votarán en contra del candidato del PP. "Hoy vengo a defender dos cosas. El no a Rajoy y la capacidad que debe tener el socialismo español para entender una posición distinta del PSC en un tema así, si es que finalmente es distinta a la del conjunto del PSOE, dada la encrucijada política catalana", argumentó Miquel Iceta. Fernández le replicó en rueda de prensa que el mandato del Federal "es imperativo", pero evitó anunciar medidas disciplinarias y la revisión de las relaciones con el PSC, cuyo Consell Nacional decidirá el martes lo que han de votar sus diputados.

Frente a la cobardía de los barones a la hora de defender la abstención --el valenciano Ximo Puig se escudó en la intervención del veterano Cipriá Ciscar y los críticos más significados contra Sánchez como el aragonés Javier Lambán y el castellano-manchego Emiliano García-Page optaron por el silencio--, destacaron las intervenciones del vasco Patxi López, el catalán Josep Borrell y la presidenta de Baleares Francina Armengol a favor de la coherencia con las resoluciones adoptadas tras las elecciones del 20 de diciembre y el 26 de junio de impedir que la derecha siga gobernando en este país. Especialmente Borrell situó a los barones ante sus propias contradicciones para demostrar que su único objetivo era echar a Sánchez. La apelación a la coherencia y al respeto a los electores y militantes del partido fue común a todas las intervenciones de los partidarios de mantener el no, a pesar del riesgo de enfrentarse a nuevas elecciones ante la evidente incapacidad de Rajoy de buscar aliados entre sus afines ideológicos nacionalistas.

Muy fundadas fueron también las intervenciones de los miembros de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias y Andrés Perelló. En respuesta a los que invocaban la amenaza de nuevas elecciones, Perelló recordó que ni siquiera los golpista que el 23-F asaltaron el Congreso --"aquello si que era una amenaza a la democracia"-- y sacaron los tanques a la calle en Valencia movieron al PSOE de Felipe González a abstenerse en la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. El debate fue "duro, áspero e intenso, pero respetuoso", dijo el presidente de la gestora para significar que nadie acusó a los barones de lo que, en términos llanos, los militantes que protestaban en la calle llamaban "bajada de pantalones". La presidenta andaluza, Susana Díaz, habló en antepenúltimo lugar y ni siquiera defendió la abstención, pues su alocución fue para pedir lo que no hay en un partido roto en dos mitades: "Unidad".

Para iniciar el debate se presentaron dos propuestas de resolución: la de los barones, partidarios de la abstención, que fue presentada por la eurodiputada Elena Valenciano, y la del "no es no" que planteó el secretario general del partido en Álava, Txarli Prieto. En el primer texto, el que finalmente se votó, la que fuera vicesecretaria general con Alfredo Pérez Rubalcaba argumentaba que "una nueva repetición de las elecciones es el peor desenlace" porque sería "gravemente dañina para la salud de la democracia, perjudicial para los intereses de España y los españoles y con unos efectos muy negativos para el Partido Socialista porque apareceríamos ante la sociedad como los principales responsables de un bloqueo que nadie desea".

El planteamiento de los defensores de la tesis de Sánchez, aportado por el dirigente alavés Prieto, pide a los miembros del Federal que tengan en cuenta "la palabra dada" por el PSOE de pedir el voto para poner en marcha el cambio, las dos resoluciones del propio Comité contrarias a la investidura de Rajoy o de otro candidato del PP, la "democracia social progresista" para poner en marcha el gobierno de cambio, el precedente de la consulta a los militantes ante el anterior proceso de investidura y la multitud de asambleas locales a lo largo y ancho del país "para solicitar a este Comité que mantenga su NO a la investidura".

En el desenlace de la ha jugado un papel fundamental a favor de los barones y, por tanto, de la causa de Rajoy, el tanden de Bruselas, Valenciano-Blanco. De hecho, la reunión comenzó con la elección del eurodiputado Blanco como presidente del Federal, en sustitución de la andaluza Verónica Pérez, quien se autoproclamó "única autoridad" tras la dimisión de los 17 miembros de la Ejecutiva para dinamitar a Sánchez. Los secretarios de la Mesa, Rodolfo Ares y Nuria Marín, partidarios de Sánchez, han sido sustituidos por Carmen Madrid, secretaria del PSOE de Bruselas y Mariola López, dirigente de las JSE en Andalucía.

Blanco, que fuera secretario de organización del PSOE y ministro con José Luis Rodríguez Zapatero es considerado el "padre político" tanto de Sánchez como de Díaz, que eran de la misma promoción de las Juventudes Socialista y de la escuela de formación Jaime Vera. Tras el fracaso electoral del 20 de diciembre de 2015, el gallego comenzó a apoyar la causa de Díaz, a la que ha apoyado sin ambages tras el nuevo fracaso del 26 de junio, rubricado con el desastre electoral en Euskadi y Galicia.