Ya nada será como antes entre el PSOE y el PSC. La reunión que mantienen este lunes el presidente de la Gestora socialista, Javier Fernández, y el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, en la sede de Ferraz viene marcada por tres circunstancias políticas excepcionales: el apoyo del PSC al depuesto secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; la decisión de no cumplir el mandato democrático del Comité Federal del PSOE, en el que participaron y votaron, sobre la abstención en la investidura de Mariano Rajoy para evitar nuevas elecciones generales, y la política de diálogo y alianzas con las formaciones catalanistas que apuestan por un referéndum. Estos tres elementos obligan al PSOE a revisar las relaciones con el PSC. La clave es si se suspenderá temporalmente el “protocolo de unidad”, como quiere Susana Díaz y otros presidentes autonómicos que la apoyan, o se mantendrá hasta que pacten y aprueben el nuevo statu quo entre ambas formaciones.
La línea por la que apuesta la presidenta andaluza y dirigente de la federación socialista más poderosa es muy firme y, según las personas próximas a ella, consultadas por cuartopoder.es, no admite componendas ni medias tintas. La “suspensión temporal” de las relaciones orgánicas, que no políticas, viene obligada por la coherencia. Estas fuentes explican que no es posible participar con pleno derecho en una organización como el PSOE e incumplir el mandato democrático en los momentos más delicados, como ha hecho el PSC, sin atenerse a las consecuencias.
La suspensión de las relaciones orgánicas en tanto se elabora un nuevo protocolo en sustitución del que ha estado vigente durante cuarenta años supondrá, de hecho, la imposibilidad de que los militantes del PSC (18.000 censados) puedan participar en las elecciones primarias para elegir al nuevo secretario general del PSOE. El papel del presidente de la Gestora no es fácil porque una decisión de ese calado ahondará todavía más en la crisis interna. Algunos dirigentes como Patxi López consideran que sería un error. Otros, como la ponente del documento para votar abstención en el Comité Federal del 23 de octubre pasado, la eurodiputada Elena Valenciano, rechazan la voladura de uno de los pocos puentes sólidos que quedan con Cataluña.
El papel de Fernández no será fácil. Sin embargo, pocos dudan de la unidad de criterio con Díaz y los barones que forzaron la dimisión de Sánchez, que contaba con el apoyo de los catalanes. Un signo de la dureza o, si se prefiere, de la frialdad de las relaciones con el PSC tras oponerse a la defenestración de Sánchez y negarse a acatar la abstención a Rajoy, ha sido la ausencia total de los miembros de la Gestora en el último congreso del PSC.
Consciente de la factura de los barones, Iceta pidió el sábado en un artículo en El País que no se conviertan en “prisioneros” de la “dinámica negativa y de confrontación” en la que se han visto sumidos en los últimos meses, y apuntó dos caminos: seguir profundizando en su “división” y en la “senda del fracaso” o comenzar a restaurar la “cohesión y unidad internas”. Iceta defiende la "relación fraternal" entre PSC y PSOE, que, a su juicio, deben "seguir demostrando al pueblo de Cataluña que es posible combinar el respeto de nuestra singularidad con vías que nos permitan a los catalanes y a las catalanas participar en la gobernabilidad de España".
El propio Iceta planteó hace unas semanas que las posibilidades ante la crisis abierta son cuatro: mantener el protocolo de unidad, copiar el modelo de los democristianos alemanes de la CDU y sus aliados socialcristianos de Baviera (CSU), crear una federación catalana del PSOE que compita con el PSC en Cataluña o que esa federación catalana del PSOE acabe convergiendo con el propio PSC. No obstante, en el mencionado artículo ya plegó velas y reconoció que “el protocolo es revisable y mejorable” y se mostró dispuesto a buscar fórmulas para “optimizar la relación, no para alejarnos ni separarnos”.
La suspensión temporal de las relaciones estrictamente orgánicas no supondría la ruptura política, según insisten desde la Gestora, ya que el PSOE seguiría apostando por el PSC como su marca en Cataluña. De hecho, su mayor interés pasa por el fortalecimiento del PSC, pues sin el concurso y los votos de los socialistas catalanes resulta imposible construir una alternativa a la derecha en España. Pero eso no quita para que tras la experiencia vivida haya que revisar la participación del PSC en el PSOE y su representación en el Comité Federal del PSOE para conseguir una nueva relación "simétrica", según el término empleado ayer por el responsable de política internacional de la Gestora, el cántabro Ricardo Cortés. Sin llegar a suspender la participación de los socialistas catalanes en el proceso congresual del PSOE, se trataría entonces de modificar la correlación de fuerzas a favor de la andaluza Díaz.