A Susana Díaz le salen las cuentas

La presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, que anunciará formalmente el próximo día 26, en Madrid, su participación en las primarias para elegir al nuevo líder del partido, ha echado sus cuentas y, pese a las encuestas publicadas y los malos augurios que le han acompañado durante su larga etapa de silencio, interpretado como indecisión por buena parte de sus detractores, pero no por sus adeptos, la líder andaluza y sus colaboradores están convencidos de su victoria. "No va a ser un paseo militar, ni mucho menos - asegura uno de sus colaboradores- pero tenemos todo a nuestro favor para ganar las primarias".

Según fuentes del entorno de Díaz, la andaluza sabe que buena parte de la militancia está con ella y apoya un proyecto basado en "la esencia del PSOE de siempre y no en un proyecto con complejos y mucha podemitis". De hecho, sin ningún complejo, los colaboradores de Díaz recuerdan que Pedro Sánchez ganó de forma holgada las elecciones primarias frente a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, y que fue, fundamentalmente, gracias a los votos de Andalucía. Sánchez prácticamente triplicó los votos obtenidos por Madina en Andalucía y a nadie se le escapa -a los seguidores de Díaz, por supuesto, no- que esa arrolladora victoria en Andalucía se produjo porque la andaluza indicó a los suyos que sus preferencias estaban del lado de Sánchez. Y la organización del partido se puso manos a la obra.

Ese partido, en Andalucía, es prácticamente el mismo que entonces, según el entorno de Díaz. Sin embargo, no se les escapa a los analistas próximos a Díaz el hecho de que todo el militante "cabreado" con los dirigentes territoriales que apoyan a la líder andaluza, como el valenciano Ximo Puig, el castellano-manchego Emiliano García Page o el aragonés Javier Lambán, entre otros, concentrarán su voto en la figura de Sánchez. Con todo, insisten en que Díaz tiene la victoria al alcance de la mano.

La líder del PSOE-A tomó la decisión de presentarse a las primarias para hacerse con la secretaría general hace ya algún tiempo, pero se ha mantenido hasta ahora sin anunciarlo ni darlo por hecho por una cuestión de respeto a las normas del partido y porque esa maniobra le obliga a organizar su propia sucesión en Andalucía. La líder andaluza, que se afilió al PSOE con 17 años, desde las Juventudes Socialistas, conoce bien la estructura del partido: fue secretaria de Organización en las Juventudes, en su tierra; secretaria general del PSOE de Sevilla, secretaria de Organización en el PSOE-A y, por fin, se convirtió en secretaria general del PSOE andaluz. Entre tanto, ocupó una concejalía en el Ayuntamiento de Sevilla, un escaño en el Congreso de los Diputados, fue senadora por designación autonómica y diputada en el Parlamento Andaluz. Llegó a los puestos más elevados del PSOE-A y de la Junta de Andalucía de la mano de José Antonio Griñán, a quien defendió hasta que llegó su imputación en los tribunales por el caso de los ERE. En ese momento, Díaz tuvo claro que tenía que pedirle que renunciase a su escaño. Y lo hizo. Tiene fama de ser dura y fría como el acero. Es una mujer de partido, del PSOE, que conoce sus estructuras. Y ahora, según los suyos, su empeño es evitar que el socialismo español se escore hacia la senda de la extrema izquierda y se rompa.