Hombre, mujer y Patxi López

La posibilidad de que Susana Díaz no gane las primarias y el aparato, y los poderes paralelos, pierdan el control del PSOE, es real. Una circunstancia espeluznante que ha movilizado no solo a los viejos socialistas, esos que estorban más que ayudan, sino a los grandes medios de comunicación: “El PSOE se asoma al abismo” titulaba tembloroso El País en su portada del pasado domingo a cuatro columnas. Un día antes, el diario que llamó en un editorial “insensato sin escrúpulos” a Pedro Sánchez pedía, en otro editorial titulado “Un estilo intolerable”, que los partidos “impidan y condenen los insultos a Susana Díaz”. Y, hoy mismo, nuevo editorial. Se titula “Pasado frente a futuro” y comienza así: “El debate que este lunes mantuvieron los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE expuso la fragilidad de la mayoría de los argumentos sobre los que Pedro Sánchez y su equipo han intentado construir su campaña de primarias”.

Miedo. ¿A la falta de ideas, la ausencia de proyecto o el desapego del ciudadano por su partido? No. Miedo a perder el poder, a tener que volver a la vida civil, al fin de una socialdemocracia agonizante… ¿A la llegada de una nueva izquierda? Hay que tomar medidas.

La Sexta retransmitió en directo lo que denominaron “el gran debate”, “el debate decisivo”, “el debate esperado”. El Canal 24 horas de TVE también lo hizo, reuniendo para comentar el evento a buena parte de la caspa audiovisual ibérica, presidenta de la APM incluida. En realidad, fue solo un show televisivo matinal de perfil intelectual subterráneo. Un cruce de mamporros entre boxeadores sonados. Una versión política y en singular de un programa televisivo de citas: “Hombre, mujer y Patxi López”. De citas con el poder, evidentemente. Y con Viceversa Patxi como escudero en la sombra de Díaz. Un Patxi que hizo el trabajo sucio a una Susana que, gracias al vasco, no tuvo necesidad de mancharse las manos de sangre. La encerrona prevista a Sánchez.

“Tu problema no soy yo, tu problema eres tú. Zapatero y González no se fían de ti. Deberías hacértelo ver”, le dijo, sin acritud, Susana Díaz a Pedro Sánchez. Y luego nombró, mirando siempre a cámara, la sanidad pública, las pensiones, todo lo que necesita este país. Pero no dijo cómo gestionaría esos asuntos. Para compensar, Sánchez habló de los jóvenes, de sus necesidades, del futuro de las pensiones. Patxi dijo que nos quitásemos los complejos, y… Ferreras le cortó el micro: era transparente, excepto cuando tenía que sacudir a Sánchez (“¿Sabes lo que es una nación?”). Mientras en TVE Patxi hablaba de salarios e impuestos, en La Sexta la publi lo hacía de seguros de motos, de la cuenta nómina de Bankinter y de una crema para la candidiasis vaginal.

¿Y si el gran debate, el decisivo, hubiese sido una pantomima? Sin contenido político, sin ideas, sin proyectos. ¿Y si la suerte estuviera ya echada y los capos del PSOE (y sus socios externos) ya hubiesen puesto en marcha el plan B? Dos contra uno, Susana y Patxi contra Pedro. Un debate desequilibrado. El diputado socialista Eduardo Madina dijo hace unos días, justo antes de participar en un acto de apoyo a Susana Díaz en Salamanca, que Pedro Sánchez era “el peor pasado” del Partido Socialista, y que su amiga Díaz abría “un tiempo nuevo”. Una vez terminada la frase melodramática, poesía política de medio pelo, la advertencia del tahur: “Patxi López formará parte del futuro del PSOE porque es uno de sus principales referentes”.