ANÁLISIS / Transferencia de electores en el bloque de la izquierda

El PSOE se prepara para poner a prueba
la fidelidad del voto de Podemos

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el de Podemos, Pablo Iglesias, durante su primera reunión en el Congreso. / PSOE (Flickr)

El objetivo es claro: Pedro Sánchez intentará conquistar el voto que se ha fugado del PSOE a Podemos en los últimos años. “Resituar” al partido en la izquierda y el plan de rescate a la juventud son dos de los primeros guiños a este electorado. El nuevo líder socialista pondrá a prueba la fidelidad a la formación morada. Aunque algunas encuestas auguran un “efecto Sánchez” que podría arrebatar apoyos a los de Iglesias, solo se podrá confirmar cuando se publique el nuevo barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en las próximas semanas, en el que ya se valora el trabajo del nuevo secretario general y no el de la Gestora. 

Para trazar un plan de recuperación, primero los socialistas han estudiado minuciosamente al electorado desencantado. Según los de Sánchez, la debacle electoral comienza en 2011, cuando el PSOE pierde 4,5 millones de votos con Alfredo Pérez Rubalcaba como cabeza del partido. Sin embargo, no es su suelo electoral: en 2015 volvieron a dejarse en el camino 1,5 millones de votos, aunque mejoraron muy levemente en 2016. En las últimas dos ocasiones, no se fueron a la abstención, sino que tenían dos partidos nuevos (Ciudadanos y Podemos) como alternativa. Pablo Simón, politólogo, profesor de la universidad Carlos III y editor de Politikon, da las primeras pinceladas sobre este electorado a la fuga: “En líneas generales es gente joven, cualificada, que tiene un puesto de trabajo inestable, vive en un territorio plurinacional y habita en lo que se llama ‘las nuevas clases medias'”.

Según explica el experto, esta masa de desilusionados comparte algunas características. Tiene 35 años de media frente a los 45 o 50 de los socialistas. Atendiendo a categorías profesionales, lo componen los trabajadores cualificados y el llamado “precariado”, jóvenes con estudios universitarios o FP que tienen un trabajo inestable o con un salario bajo. También cuenta la dimensión territorial: “Estos votantes fugados del PSOE suelen tener identidades nacionales complejas o compuestas. Es decir, se siente más de su comunidad autónoma que de su país o tanto de uno como de la otra”, explica Simón. Curiosamente, la plurinacionalidad fue una de las propuestas más arriesgadas que Sánchez llevó al 39 Congreso Federal y su definición sigue generando problemas en su propio partido. Perfilar posturas ha sido una de las prioridades de la nueva Ejecutiva: uno de los debates políticos que centrarán el verano y el otoño será el proceso secesionista planteado por la Generalitat y este electorado estará muy pendiente de los movimientos de ambas formaciones. 

Los nuevos inquilinos de Ferraz se han esforzado en aclarar que las nuevas posturas del PSOE no son un "giro" hacia el progreso sino un "reposicionamiento", un matiz importante que indica que los socialistas quieren recuperar sus pilares básicos: ellos eran el progreso antes de Podemos. El eslogan del ‘nuevo PSOE’ (“Somos la izquierda”) apunta directamente a los que se fueron a Podemos: “Suelen estar más a la izquierda. Si el electorado del PSOE se sitúa así mismo entre 3,8 y 4,2 , donde 1 es extrema izquierda y 10 extrema derecha, estos votantes están en el 3,4”.

Un millón de votos en disputa

En las últimas semanas, las encuestas que intentan desentrañar si la llegada de Pedro Sánchez beneficia o no al PSOE es irregular. Mientras el sondeo realizado por el instituto DYM para El Confidencial apunta a una recuperación electoral, otro publicado por El País ese mismo día auguraba lo contrario. El CIS de abril, en plena campaña de primarias y con Javier Fernández presidiendo la gestora, ya sugería a una mejora: el PSOE recuperaba tímidamente la segunda posición por dos décimas, unos datos que no pueden atribuirsele a Sánchez.

Según los cálculos de Simón, en la actualidad hay una bolsa de millón de votos volátiles que estos dos partidos podrían disputarse: “Si preguntamos a los votantes de Podemos con qué probabilidad se irían al PSOE, el 49% de ellos dice que jamás lo harían. En cambio, hay un 12%, unas 700.000 personas, que declaran que sí podrían volver a los socialistas. Si hacemos el análisis inverso, el posible trasvase de votos es menor. Un 59% de los socialistas dicen que jamás se irían a Podemos, pero unos 300.000 votantes dudan”.

En la última década, el voto de izquierdas ha sido más crítico y también el más fracturado: “La fidelidad de los votantes de Podemos en periodo electoral está en torno al 84%. Ahora ha caído al 68% la masa de electores que declara que volverían a votar a su partido, un porcentaje similar al 66 del PSOE de la gestora”, aclara Simón. El mayor grado de fidelidad la ostenta el PP: un 79% está dispuesto a repetir, mientras Ciudadanos se sitúa en una posición intermedia del 69%".

Podemos: ¿un discurso con vigencia ante el nuevo PSOE?

Los expertos consultados consideran el voto joven, que se fugó masivamente a Podemos, es el más volátil, al tener menos bagaje político y personal: “El voto de personas con más edad suele tener ciertos anclajes sentimentales e ideológicos, mientras los más jóvenes aún no los tienen formados”, explica el sociólogo  Ignacio Urquizu, diputado del PSOE y autor del libro ‘La crisis de representación en España’.

Urquizu ve dos etapas claras en este trasvase de PSOE a Podemos: "Hay una primera fase de desencanto donde los perdedores de la crisis se van a la abstención en 2011 y finalmente a Podemos en 2015. Ahora estamos en una segunda fase de estabilización del voto, por lo que el trasvase ahora es mucho más bajo”. En los últimos años, la estrategia de Podemos se ha basado en fidelizar a su electorado, combinando la labor institucional con la movilización en las calles.

Si los nacidos antes de 1975 defienden como legado político la Transición, los jóvenes tiene su propio ‘hito’: el 15M, que logró darle un relato político a esta nueva generación, una indignación que Podemos ha sabido capitalizar electoralmente. "El 15M reveló una crisis de representación política muy fuerte. Hubo una identificación entre PP y PSOE después de que los socialistas abrazasen el modelo neoliberal", explica Manolo Monereo,  miembro del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos. Este veterano diputado no se muestra preocupado por la posible pérdida de votos: "Es cierto que el triunfo de Sánchez hace más compleja nuestra acción política, pero Podemos tiene un proyecto propio y no puede paralizarse ni perder mucho tiempo hablando del PSOE". Todos los analistas coinciden en señalar un dato que permanece en la memoria colectiva de este electorado joven: cuando estalló este movimiento, era José Luis Rodríguez Zapatero el que ocupaba el Gobierno.

El proyecto que sedujo a millones de votantes de Podemos tenía un fuerte componente social . “La incógnita será saber qué ocurrirá cuando la situación económica mejore, ¿qué sucederá cuando los perdedores de la crisis ya no sean perdedores?¿Seguirán votando a Podemos?”, se pregunta Urquizu sobre el ‘precariado’ que sigue viendo en los partidos tradicionales parte de sus problemas, un discurso que los de la formación morada han alimentado con éxito. Para Monereo, este relato sigue estando vigente: "Esta es una recuperación regresiva y no llega a todos. España está sufriendo una 'latinoamerización'. Aunque tenga buenos datos macroeconómicos no se traduce en mejor calidad de vida para la gente. Además, aunque hubiera una recuperación efectiva no tengo claro que los votos se fueran al PSOE. Quizá PP o Ciudadanos podrían beneficiarse" . 

Para combatir los dos pilares principales en el que se sustenta el discurso de Podemos (el social y el generacional), Pedro Sánchez ha puesto en marcha varios mecanismos que se ha preocupado en escenificar a falta de que se conozcan más detalles: el rescate a la juventud o la recuperación de su relación con los agentes sociales como los sindicatos. También ha querido visibilizar su liderazgo en la izquierda y la idea de consenso con una mesa parlamentaria en el Congreso, en el que Podemos es un aliado preferente. Solo el tiempo dirá si esta propuesta da frutos o el acuerdo acabará hundiéndose cuando los programas y las propuestas concretas se pongan sobre la mesa.

La identificación generacional

"Los miembros de Podemos no necesitan parecer jóvenes para atraer el voto. Lo son. Hablan como jóvenes y comparten sus aspiraciones", explica Monereo sobre la ruptura de la distancia entre representante y representado que, según su opinión, ha logrado llevar a cabo la formación, lo que ha creado un vínculo de confianza que les garantizaría la fidelidad electoral. Según los expertos consultados, el hecho de que haya más líderes jóvenes en Podemos que en el PSOE afecta menos que otros factores a la hora de captar el apoyo de 18 a 35 años: “Más importante que el emisor es el lenguaje. Jeremy Corbyn o Bernie Sanders son líderes mayores y, sin embargo, hay jóvenes que les siguen porque el lenguaje es cercano a ellos. Hay líderes con menos edad que se han socializado dentro del partido y hablan igual que sus mayores y el mensaje no llega”, explica Simón.

Será el próximo CIS el que permita intuir si realmente existe el ‘efecto Sánchez’, aunque desde las filas de Podemos explican que podrían cambiar alguna táctica pero no la estrategia. Sin embargo, aún queda un incierto camino hasta las próximas elecciones donde, inevitablemente, PSOE y Podemos tendrán que disputarse los mismo votos.

4 Comments
  1. Ferrando.com says

    La autora de este artículo está muy preocupada, tanto como si fuera de la ejecutiva socialista, por que no de vislumbra que el llamado «»efecto Sanchez» le robe votos a Podemos en beneficio del SOE. Es la obsesión del SOE de siempre, del SOE que quiere volver al bipartidismo, al que sólo le importa el poder sin más para beneficio de sus funcionarios. Asi no iréis muy lejos. La gente no somos tan fáciles de engatusar!

  2. antonio says

    Mientras sigan vivos los Susanistas los votos no salen de Podemos

  3. florentino del Amo Antolin says

    Que razón tienes Ferrando, el abrazo del oso: No es que te quiera por lo que te abraza; no hay ideología, solo quieren apuntalar a la derecha extrema. Mira que decir: ¡ Somos la izquierda !. En Navarra, apoyaron una manifestación, con el siguiente lema: Defender la bandera, no decían cual. Hizo la convocatoria, la misma mujer (de Madrid ) que la hizo ha ZP. Se juntaron: UPN.PSN.C;S. VOX.U. Nacional. Falange. PP.. etc. Ahora, la Secretaria General del PsoE. PSN dice que, nada de apoyar a la derecha. Ahora, con Podemos!. En la ribera hay un dicho: Zorra con dos rabos… Mal ! Si tiene dos será otro animal !. Tienen tantas cosas firmadas.. Tantos años, que no quedan crédulos ya . En el 78 me fui; eran agrupaciones para hablar bien en los bares; de política nada de nada. Hasta aquí hemos llegado. Aviso a navegantes: ¡ Cuidadin !

  4. Marco Baranyi says

    En principio votaré a Podemos, porque aunque me gusta Pedro Sanchez nada garantiza que no se lo vuelvan a cargar.

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