DUI / La paradoja se materializa: una república independiente en una autonomía intervenida

Catalunya, la incertidumbre se adueña del escenario político

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MILES DE MANIFESTANTES FESTEJAN EN PLAZA SANT JAUME LA DECLARACIÓN INDEPENDENCIA
Miles de personas se concentran en la Plaza de Sant Jaume, ante el Palau de la Generalitat, para celebrar la declaración de independencia. / Quique Garcia (Efe)

BARCELONA.- Un república independiente proclamada. Una autonomía intervenida. La paradoja se convierte en realidad. El conflicto se acentúa. La hora de la verdad. La mayoría independentista en el Parlament, disuelto, y el Govern, cesado, frente al abismo. Sin apoyos internacionales, con una presión económica enorme y con toda la maquinaria del Estado español en contra se han comprometido a materializar una república independiente. El Gobierno de Mariano Rajoy, por su parte, interviene la Generalitat. La resistencia popular será enorme. Carles Puigdemont reclama a la ciudadanía “mantener el pulso” con “paz, civismo y dignidad”.

El Gobierno del PP, que prometía que no habría referéndum, urnas ni papeletas, que daba por hecho que nunca se daría una proclamación de independencia, convoca elecciones catalanas el 21 de diciembre. “El Estado de Derecho restaurará la legalidad en Cataluña”, asegura el presidente del Gobierno. La intervención del autogobierno catalán tendrá un rechazo popular enorme, la sociedad catalana está altamente movilizada. Talleres de resistencia no violenta se imparten por la geografía catalana. El director de los Mossos, Pere Soler, renunciaba ayer por carta al cargo antes de ser cesado. El Gobierno del PP dará órdenes a los Mossos.

“Para la Unión Europea nada cambia. España continúa siendo nuestro único interlocutor. Espero que el Gobierno español favorezca la fuerza de los argumentos, no el argumento de la fuerza”. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, lanza por redes sociales un contundente mensaje para ambas partes del conflicto. No reconoce al Govern, destituido Govern, como interlocutor. Vacío internacional al independentismo. Pero advierte a Rajoy, no vale la fuerza. Rajoy, a ojos de Tusk, debería convencer, no vencer.

Y elecciones convocadas para el 21 de diciembre. El mapa político catalán se remueve. Desde Ciudadanos, PSC y PP daban anoche en las televisiones el pistoletazo de salida de la campaña electoral. Inés Arrimadas pedía un “bloque constitucionalista” en el que las tres formaciones votarían al candidato de la lista más votada de las tres para la Presidencia de la Generalitat. Miquel Iceta reclama una reforma constitucional de carácter federal que otorgue más autogobierno y mejor financiación para Catalunya. Para ello ve en las elecciones “un rayo de luz”.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en un comunicado publicado nada más conocerse la declaración de independencia, se muestra muy dura con los partidos independentistas, de los que ha dicho que han “circulado sin frenos, con prisa kamicaze” hasta la declaración unilateral. Les dice que han convocado una independencia que no está apoyada por la mayoría de la sociedad catalana. De la misma manera, la alcaldesa de la capital catalana, también, muy dura con el Gobierno de Rajoy, rechaza con contundencia la aplicación del artículo 155. “Una década de desidia del Partido Popular con Catalunya culmina con el 155”. Y ha hecho un llamamiento a la ciudadanía: “Ahora nos toca defender las instituciones catalanas, luchar para preservar la cohesión social y la prosperidad de Barcelona y Catalunya”.

En ERC celebran la proclamación de la República. “Que todo el mundo sepa que el nacimiento de esta república tiene como único objetivo la justicia social y servir a todos los catalanes, indepes y no indepes”, anunciaba Joan Tardà en redes sociales. “Sí, hemos ganado la libertad para construir un país nuevo”, escribía Oriol Junqueras. “Hemos defendido el mandato del 1-O y ahora defenderemos la República y las instituciones”, advertía, por su parte, el PDeCat en su cuenta oficial. “Catalunya es y será tierra de libertad. Al servicio de las personas. En los momentos difíciles y en los momentos de celebración. Ahora más que nunca”, transmitía Puigdemont. “Continuaremos construyendo la república. No nos someteremos ni al autoritarismo de Rajoy ni al 155”, anunciaba la CUP en redes sociales. La diputada anticapitalista en el disuelto Parlament, Mireia Boya animaba a hacer una “paellada masiva insumisa” el domingo 21 de diciembre, cuando las elecciones catalanas convocadas por Rajoy.

Las calles del centro de Barcelona, toda la tarde, como si fuera una fiesta mayor. Fiestas de “celebración de la república” en toda Catalunya. L’Estaca, Els Segadors, Que volen aquesta gent?, fueron, sin duda, las canciones del día. También gente contraria a la independencia se manifestó con banderas españolas en diferentes puntos. Acciones de carácter fascista tuvieron lugar. Varias decenas de ultras con banderas españolas agredieron a personas por el centro de la ciudad. Unos 300 manifestantes de extrema derecha asaltaron la sede de Catalunya Radio y rompieron cristales. Tensión en las calles, tensión en Catalunya, tensión en España. Nada volverá a ser como antes. La historia de Catalunya tiene las próximas páginas en blanco. La incertidumbre. La bandera española sigue ondeando en el Palau de la Generalitat.

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