Moción de censura: el entendimiento de las izquierdas arrincona a Ciudadanos

  • El líder del PSOE se mostró especialmente duro con Albert Rivera al que le auguró un "negro futuro" si el PP hace los deberes
  • A pesar de que Iglesias hizo una entrada dura contra Sánchez, el secretario general del PSOE tiró de amabilidad y supo reconducir la conversación

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El socialista Pedro Sánchez podría convertirse en las próximas horas en el siguiente presidente del Gobierno. A juzgar por sus intervenciones en el debate de la moción de censura, ya ha escogido compañía y adversarios. Mientras ha tenido algún encontronazo con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, las palabras que ha intercambiado con el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, han sido amables e, incluso, el dirigente morado le ha emplazado a "ganar juntos las elecciones generales”.

El día de la censura de Rajoy, ambos líderes han enmendado algunos errores que allanaron el camino a la presidencia de Rajoy en 2016, después de dos elecciones y de que Podemos no quisiera entrar en un Gobierno con PSOE y Ciudadanos. Sánchez también ha convertido en amabilidad la beligerancia que durante su primer mandato como secretario general del PSOE mantuvo contra Podemos. Ya le han arrebatado el Gobierno a Rajoy, ahora tienen que demostrar que un Ejecutivo progresista puede ser útil para los españoles, aunque sea tímidamente y durante unos meses. Los equilibrios de fuerzas que sea capaz de articular Sánchez serán fundamentales a la hora de mantenerse en el poder, ya que con 84 diputados liderará un Gobierno muy débil, aunque aspire a ser temporal. 

En principio, la intervención de Iglesias en el turno de los grupos parlamentarios fue contundente e incluso dura. “No puede decir en esta tribuna que su programa son los presupuestos del PP”, le afeaba Iglesias, “usted no puede permitir que los corruptos le humillen”. Además de los presupuestos, el líder de Podemos se implicó a fondo en una cuestión central, delicada y que será objeto de reproches durante los próximos meses: Cataluña. Para Iglesias, “no basta con dar los buenos días en catalán”, sino que le pide a Sánchez que profundice en el diálogo con las formaciones independentistas con una actitud de escucha activa en “un país diverso y plurinacional”. Como ejemplo, la reunión entre Adolfo Suárez y Josep Tarradellas que dio paso a la Generalitat.

El líder de los morados le ha animado a tejer consensos para una mayoría estable, recordándole que lidera un Gobierno muy débil, una amenaza velada sobre la necesidad de su apoyo. No ha perdido ocasión de hacer valer sus maniobras para que la moción saliera adelante: “Hoy, el propio Aitor Esteban ha reconocido que la posibilidad de las elecciones ha contribuido a mover la voluntad del PNV”, explicaba en referencia a la moción que pensaba negociar con Ciudadanos en el caso de que Sánchez fracasase y que ha hecho que el “no” de los jeltzales tampoco garantizase la estabilidad en la que se encuentra cómoda la formación.

Sin embargo, Sánchez ha recogido el guante con elegancia y su tono ha sido mucho más amable que el de su interlocutor. Además, esa dulcificación del discurso ha surtido efecto en Iglesias, que le ha correspondido con la misma cortesía. Aunque han reconocido diferencias en la concepción del “régimen del 78” o en sus referentes (Sánchez ha citado al chileno Ricardo Lagos, mientras Iglesias prefiere a Bernie Sanders), Sánchez le ha pedido mirar juntos más allá, hacia un objetivo común: “Tenemos que ser recordados por la izquierda que supo y pudo gobernar este país. Tenemos que saber conjugar esperanza con realismo”, le ha contestado tras pedirle que empiecen ya “a trabajar con humildad”.

La cuestión de Cataluña la ha despachado sin meterse en detalles. A diferencia de la discrepancia que ha manifestado en muchas ocasiones sobre el derecho a decidir de Podemos, les ha remitido a los espacios abiertos en el Congreso, donde “podrán defender lo que quieran",aunque haya cuestiones donde no coincidan con los socialistas. La fórmula del PSOE es reforzar todos los elementos federales del Estado. Sánchez ha defendido durante toda la jornada que “la descentralización del poder y la democracia siempre ha ido de la mano”.

En pro de esa estabilidad, hay algunas medidas en las que las fuerzas progresistas podrían coincidir durante los próximos meses, como la modificación de la Ley de Seguridad Ciudadana, la aprobación de algunas de las propuestas que permanecen paralizadas en el Congreso, la reforma de RTVE o corregir la actitud del Gobierno de Rajoy que mandaba algunas leyes de las comunidades autónomas al Tribunal Constitucional para paralizarlas. Sánchez también ha ofrecido a Unidos Podemos "llegar a acuerdos en el techo de gasto y en los Presupuestos de 2019".

Al final, este intercambio de discursos ha acabado con un mensaje prometedor al final de ambas intervenciones: Hoy es un buen día para la izquierda, para los españoles progresistas”, decía Sánchez. “El horizonte que tenemos es ganar juntos las próximas elecciones”, terminaba Iglesias.

Conociendo el largo historial de idas y venidas de ambas formaciones, habrá que esperar para ver si su relación realmente fructifica o acaba dinamitada, como ha pasado en más de una ocasión, por intereses partidistas a corto plazo. Son dos formaciones que han mirado siempre con desconfianza.

El enemigo común: Ciudadanos

Hoy el objetivo político a batir era Rajoy, sin embargo, los socialistas veían la moción como una oportunidad para que Ciudadanos tuviera que elegir entre darle el Gobierno a Sánchez o sostener la corrupción. Finalmente, los naranjas han declinado apoyar al socialista. Algunos de los enfrentamientos más tensos de Sánchez han tenido como protagonista a Albert Rivera.

A última hora de la tarde, cuando la moción ya se sabía ganada, Rivera seguía insistiendo en que Rajoy aún tenía tiempo de dimitir. Pese a calificar al Ejecutivo del PP de “zombi”, dejó claro que la alternativa tampoco le gustaba, dedicándole duras palabra: “Les advierto a los separatistas: aprovechen estos meses para acosar, dividir y violar la ley porque en poco tiempo la mayoría de los catalanes vamos a decir 'basta'”.

Sánchez elevó el tono y despachó a Rivera con contundencia, ironizando sobre su falta de palabra: “Sorber y soplar al mismo tiempo no es posible en política ni en la vida”. Una vez más, acusó a los naranjas de intentar arañar votos con la confrontación territorial e, incluso, Sánchez le encajó en una comparación en la que, a su juicio, saldría perdiendo. “Si pretende usurpar el espacio del PP y a partir de hoy el PP hace sus deberes, le auguro un negro futuro", pronosticó el socialista a Rivera.

Tanto Podemos como PSOE han encontrado el primer punto en común en los ataques a Rivera. Iglesias fue aún más duro, como de costumbre, y acusó a los naranjas de haber traído a la cámara un discurso “fascista”.  

1 Comment
  1. florentino del Amo Antolin says

    Despachar la corrupción del tardo franquismo costó, pero se consiguió. Hay que felicitar a los grupos que han hecho posible una alianza de progreso y limpieza democrática. Y que han dado los números para tal hecho. Hace dos años se perdió esta misma oportunidad por baronías lindantes con el neo liberalismo y querer ayudar al regimen que tanto daño nos inflingió al conjunto de estratos sociales…
    Con una ilusión renovada y vigilante a la vez… El PsoE debe demostrar que las operas bufas se terminaron. Y si recuperamos todos el gobierno, la participación y sostenimiento hasta las proximas elcciones es la manera más transversal de colaboración. Quitar de inmediáto los voceros dogmáticos y facticos para airear la igualdad de trato, fuera de partidismos y alineaciónes con ciertos ejes del pasado prevaricador…
    La paciencia, se debe regular para no precipitarse y conseguir acciones de gobierno duraderas, en beneficio de las gentes que formamos este Estado plurinacional tan desahuciado democráticamente. Lo iremos comprobando, si el cumplimiento es realmente de hecho y de derecho!.

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