Quo Vadis, Rajoy

El futuro de Mariano Rajoy es todavía una incógnita. El aún presidente del PP ha advertido que quiere abandonar la política, pero ¿a qué piensa dedicarse en el futuro? Ese es un secreto que todavía no se ha desvelado.

Tiene varias opciones el expresidente del gobierno, convencido, según sus allegados, de que tiene que abandonar su escaño más pronto que tarde y no asistir desde el mismo al mandato de Pedro Sánchez. Sin embargo, ese escaño representa algo más importante que una retribución: supone seguir siendo aforado o, lo que es lo mismo, que las posibles investigaciones judiciales sobre su persona serían competencia del Tribunal Supremo y, para acometerlas, el alto tribunal debería pedir autorización al Congreso de los Diputados.

Aseguran algunos de sus colaboradores que “Rajoy no puede estar expuesto a que cualquier ciudadano le ponga una demanda, cualquier juzgado la admita a trámite y lo vuelvan loco…”

Se resisten a admitir, de entrada, que la siguiente pieza de la Gürtel que tiene que ser juzgada, probablemente en primavera u otoño lo más tarde, de 2019, es la referente a los papeles de Bárcenas y que, tras la última sentencia de la Trama Gürtel, casi nadie se atreve a descartar absolutamente nada.

Tampoco que acabe afectando a Rajoy. En el caso de que Rajoy se viera afectado en algún momento por estos feos asuntos judiciales, para muchos de los juristas consultados por cuartopoder.es, el aforamiento de Rajoy supondría una garantía para el expresidente.

Por otra parte y según aseguran sus allegados- no le preocupan las retribuciones y está prácticamente descartado que vuelva a su puesto de registrador de la propiedad, en Santapola. Tampoco quiere dedicarse a dar conferencias pagadas a precio de oro, añaden desde su círculo más íntimo.

Como expresidente del Gobierno tiene derecho, según la ley, a una pensión vitalicia de alrededor de 80.000€ anuales. Sin embargo, esa opción no le garantiza el aforamiento. Por eso, los suyos se inclinan por pensar en su incorporación al Consejo de Estado. Se trata de un cargo vitalicio. Un expresidente del gobierno puede ser Consejero de Estado hasta el final de sus días y, por ello, obtendría un sueldo de alrededor de 100.000€.

Eso sí, es un cargo que le incompatibiliza absolutamente con cualquier otra actividad en la administración pública o en el sector privado, pero sí le garantiza mantener el aforamiento. Al Consejo de Estado se incorporó, por ejemplo, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, tras abandonar el Ejecutivo. También lo hizo José María Aznar, pero duró bien poco, puesto que le incompatibilizaba con su intensa actividad privada. Felipe González, en cambio, jamás quiso incorporarse a este órgano. El único de los expresidentes que formó parte del Consejo de Estado desde su salida del gobierno hasta el final de sus días fue Leopoldo Calvo Sotelo, quien sucedió a Adolfo Suárez en la presidencia del gobierno, desde 1981 hasta 1982.