El Consejo de Política Fiscal y otros pasos que indicarán si la relación entre Torra y Sánchez va en serio

  • El Gobierno central y la Generalitat parecen haber abierto una nueva etapa para encauzar la tensa situación entre las dos administraciones que acabó con la aplicación del 155
  • Aunque el presidente del Ejecutivo menta constantemente la "normalidad" política, consultamos a un experto sobre cómo se materializa este concepto

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Intercambio de libros como obsequio, un paseo (inmortalizado con detalle) por Moncloa,  dos horas y media de charla y mucho empeño en que todo saliera bien. Es la imagen que ha quedado de la reunión que el pasado 9 de julio mantuvieron en Madrid el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la Generalitat, Quim Torra. Que se produjera ese encuentro (y se dejase la puerta abierta a otro en el futuro) ya supuso que muchos respirasen tranquilos después de meses de crispación entre ambos ejecutivos. Sin embargo, las diferencias tardaron poco en aparecer. Mientras la vicepresidenta, Carmen Calvo, dulcificaba el resultado de la reunión llena de "cortesía" y "fluidez", en el discurso de Torra ya se vislumbraba dos escollos: el derecho a decidir y la situación de los presos. Este jueves, las relaciones asistían a un segundo examen: el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) al que finalmente no acudirá el vicepresidente y conseller de Economía, Pere Aragonès.

La situación política es delicada y los interlocutores se miran con desconfianza, pero al menos se miran. Por el momento, Sánchez ha conseguido distanciarse de la imagen de su antecesor, Mariano Rajoy, en la gestión de la crisis territorial. Sin embargo, los ciudadanos asisten estos días a la concreción política del dicho " una de cal y una de arena". La última ausencia de Catalunya es, sin duda, una omisión significativa.

Solo los hechos pueden servir de peldaños en la escalera hacia la tan mentada "normalidad" política. Aún es pronto para saber si las intenciones de Gobierno central y autonómico coinciden con sus discursos. Con la ayuda de Xavier Arbos, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, exploramos los pasos que indicarán si la Generalitat transita por esa senda hacia la distensión institucional a la que quiere reconducirle el Ejecutivo central. Por el momento, la ausencia en el Consejo de Política Fiscal en favor de las relaciones bilaterales marca una línea clara. Estas son las paradas clave.

El Consejo de Política Fiscal y Financiera

El martes en el Congreso, el presidente del Gobierno anunció la convocatoria del Consejo de Política Fiscal y Financiera para este jueves. El catedrático cree que es una de las pruebas de fuego: "Es una de las decisiones políticas más delicadas que ha tenido que tomar el Gobierno de la Generalitat". Tanto si decidía acudir como si no, habría una lectura política trascendental. En un primer momento, la 'consellera' de Presidencia y portavoz del Govern, Elsa Artadi, dio un rodeo anunciando que priorizarían las relaciones bilaterales, pero sin aclarar si finalmente habría o no algún representante de la Generalitat en la mesa en una estudiada tensión. Finalmente, se decidió que no enviarían a nadie, tal y como informó EFE.

Artadi ya había advertido de que priorizarían las reuniones bilaterales a las multilaterales, un hecho de especial trascendencia, ya que en caso de que hubieran accedido negociarían en condiciones de igualdad con el resto de comunidades. "Será importante saber si hay consenso en este paso dentro del independentismo", explica en referencia el experto ante los diferentes matices y tensiones que puede haber dentro del propio Govern entre los partidarios de Carles Puigdemont y los de ERC.

Las comisiones bilaterales

La primera promesa importante que salió de la reunión entre Sánchez y Torra fue la puesta en marcha de la comisión bilateral Estado-Generalitat, que llevaba sin reunirse desde 2011. Es la principal apuesta. Por parte del Gobierno, será la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, la que encabece las negociaciones en esta comisión que tenían la intención de tener la primera reunión este verano. También se activarán los espacios para hablar de transferencias, asuntos económicos y fiscales o infraestructuras. Aunque el reconocimiento mutuo de los interlocutores es un buen primer paso, aún habrá que ver cómo se materializa en el futuro.

Las conferencias sectoriales

Pero más allá de la comisión bilateral, el verdadero triunfo del Gobierno sería que la Generalitat participara también en los órganos multilaterales y dialogara al mismo nivel que el resto de comunidades autónomas con el Estado. Arbos también cree que la participación de Catalunya de forma regular en las conferencias sectoriales supondría "la vuelta casi completa a la normalidad". "Incluso desde antes del giro independentista ya había una posición política de no participar en estas conferencias", recuerda el catedrático.

En estas reuniones suele hablarse de cómo concretar a nivel autonómico los programas diseñados por el Gobierno. Las materias son variadas y abarcan desde la educación a la agricultura o la sanidad. "En épocas de recesión económica como la que hemos pasado suele haber menos movimiento", explica Arbos sobre la bajada de actividad, que va más allá de la coyuntura política.

Un cambio de discurso

El catedrático de la Universidad de Barcelona cree que será el último paso que dé la Generalitat. La ansiada "normalidad política" podría llegar  antes por la vía de los hechos que por la de las palabras... si es que llega. El experto es escéptico con que se produzca una "renuncia explícita" de la vía unilateral. Como prueba del coste político que entraña para estos partidos abandonar ahora el discurso rupturista, la ponencia de ERC en la última Conferencia Nacional del partido. Tal y como desveló El Periódico, en un principio la dirección apostó por  dejar en un segundo plano a la unilateralidad y centrarse en ampliar la base social. Sin embargo, la militancia finalmente forzó la rectificación.

El tiempo dirá si habrá un nuevo pico de tensión en los próximos meses, con los juicios a los políticos catalanes en otoño, o si el independentismo sacará su faceta más pragmática y volverá al autonomismo y a un soberanismo al estilo del PNV con "un programa de máximos, pero para el que nunca se encuentra el momento de llevarlo a cabo", ironiza el experto.

 

1 Comment
  1. ninja45 says

    Toda España, al unísono, se puso a gritar «a por ellos». Si tanto odio y manía
    nos tienen, porqué no nos dejan marchar?. A claro, todos quieren seguir chupando
    del bote. El consabido «que trabajen los catalanes» que ellos ya se encargarán
    de dilapidar los cuantiosos impuestos que nos expolian para que a los fascistas,
    corruptos, socioslistos, palmeros, enchufados, compiyoguis, esbirros, pelotas y
    secuaces no les falte de nada y vivan como reyes al mismo nivel que los
    ocupantes de la Zarzuela a los que nadie a votado. Según fuentes oficiales y de
    acuerdo con esto, a los catalanes no hay que dejarles ni la calderilla, no sea
    que la vayan a utilizar para crear estructuras de Estado. El Partido Podrido
    quiere meter en la cárcel todo aquello que suene a independentista, no están por
    la labor de hacer política y todo lo resumen en aumentar las penas de cárcel
    -incluso para los que opinan, tuitean o crean- a golpe de titular y de represión.
    Como les gusta a estos corruptos meter en la cárcel a los que no piensan como
    ellos, sacar más y más plazas de policia, adoctrinar en el espíritu nazional en
    las escuelas, modernizar el armamento militar y todo, eso sí, con el dinero de
    los más necesitados. Los dementes de la extrema derecha estan arruinando España
    y nuestra Cataluña. Intolerable y vergonzoso. Si me pegan, me divorcio.
    Som República !!*!!

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