La peripecia judicial y los cálculos de enemigos y rivales de Casado
- Los enemigos a la par que compañeros de partido de Pablo Casado no están muertos. Simplemente, se han tomado un descanso.
- La previsible admisión a trámite a la vuelta de vacaciones del asunto delegado por la jueza Carmen Rodríguez-Medel, al alto tribunal, marca el momento de emprender un nuevo ataque
Los enemigos a la par que compañeros de partido de Pablo Casado no están muertos. Simplemente, se han tomado un descanso, coincidiendo con las vacaciones judiciales y el parón de la Administración de Justicia en el mes de agosto.
El calendario judicial en el caso de Pablo Casado es definitivo y, tanto sus enemigos y compañeros de partido, como sus rivales de PSOE y C´S, están pendientes del desarrollo del mismo.
En privado, sus rivales de otras formaciones admiten, incluso, que no le ven demasiado recorrido penal al caso del máster de Casado, o no se lo veían hasta la lectura del auto de remisión al Tribunal Supremo de su caso particular. Sus compañeros de partido, pero no partidarios de su liderazgo, en cambio, han visto desde el principio un problema en el asunto del máster. Ya en las colas de compromisarios del PP que se disponían a votar durante la celebración del reciente Congreso de los Populares, los que se significaban y desvelaban su voto a favor de la ex vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, advertían que “el PP no puede permitirse un líder que esté bajo sospecha”, poniendo la venda antes que la herida, en lugar de apelar a la presunción de inocencia, como acostumbra a hacer el PP cuando los tribunales acechan a alguno de sus dirigentes.
Para quienes, dentro del PP, creen que todavía es reversible el nombramiento de Pablo Casado y que la petición de su suplicatorio, o la admisión a trámite del Caso Máster por parte del Tribunal Supremo debería ser motivo suficiente para obligar a dimitir a Casado “por el bien del partido”, la previsible admisión a trámite a la vuelta de vacaciones del asunto delegado por la jueza Carmen Rodríguez-Medel, al alto tribunal, marca el momento de emprender un nuevo ataque contra Casado y pedirle que se retire, “por el bien de un PP que viene de atravesar momentos muy duros y de perder el poder de un día para otro”.
Los partidarios de Soraya Sáenz de Santamaría esperan agazapados ese momento, con la convicción de que la admisión a trámite --que no implica en sí la culpabilidad de Casado-- se producirá este otoño. Casado y su equipo están dispuestos a resistir, a pesar de los ataques que puedan recibir de sus propios compañeros. Pero también en el PSOE y en C´S están pendientes de los acontecimientos: de la admisión a trámite, porque puede provocar una crisis interna de tal magnitud en el PP que provoque, incluso, un adelanto electoral por parte Pedro Sánchez, para pillar a contrapié a su eterno rival y en plena bronca interna, o de su otro rival político, Albert Rivera, para pedir su cabeza “por coherencia”, ya que fue el propio Casado quien pidió en su día a la difunta Rita Barberá que, sin imputación alguna, abandonase su escaño en el Senado, “por el bien del partido”. Entre los que esperan expectantes el movimiento del Tribunal Supremo este otoño, ninguno cree que el asunto vaya a ser inadmitido.
De superar Casado esta fase, sus enemigos y rivales esperan la nueva circunstancia, o el momento (si llega a producirse) en que el Supremo empiece a investigar a Casado. Esto podría ocurrir –según sus cálculos- cerca de las elecciones municipales, autonómicas y europeas, lo que implica un riesgo muy elevado para el PP, si es que pretenden seguir con la guerra por el liderazgo del partido, llegados a las fechas previas a las elecciones.
Para sus rivales, en cambio, sería casi un regalo, que el calendario les cuadrase… pero todo eso está en manos de los jueces de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, porque lo que nadie pone en tela de juicio, a estas alturas es que, de solicitarse, el Congreso concederá el suplicatorio para iniciar la investigación del Máster de Pablo Casado.
Ahí los tienen, peleándose entre sí, con sus ‘programas’ de oposición sistemática y dejando de lado las preocupaciones sociales. Ellos, a lo suyo, a calcular niveles electorales y a practicar la descalificación del contrario como sea. De ahí no salen. No aportan nada útil que sirva para la mejora del país. Primero ellos, después ellos y más tarde ellos. La problemática nacional no es ni de lejos su prioridad, ni piensan en ella. Sólo les mueve su ansia de mangonear el poder y aplicar –o imponer– su filosofía egoísta. Que un amasijo de tendencias volátiles como es Ciudadanos se autodenomine ‘de centro’ es ya síntoma de lo que puede acontecer si al final gobierna (cosa harto improbable, dada su trayectoria saltimbanqui); o que el PP mantenga aún una intención de voto de cierta relevancia es para preocuparse, incluso en un país de segunda división democrática como es España. No hay mimbres para hacer un buen cesto. Y esto no es sólo debido a las luchas intestinas entre partidos, sino que el mal de fondo viene dado por la ignorancia supina de quienes los eligen sabiendo como saben del mal causado hasta ahora y el mal futuro que pueden perpetrar. La mentalidad del votante español no ha evolucionado desde la muerte del Muerto y aquí tenemos un pueblo que no sabe reescribir su Historia como manda la realidad ni es capaz de otear las consecuencias futuras de su comportamiento actual, que raya la temeridad histórica. Sólo nos queda esperar acontecimientos y que los hechos al final no confirmen los malos presagios que se ciernen sobre una nación partida en dos.