Casado, Gallardón y el “recrudecimiento de la cruzada antiaborto”
- La nueva cúpula del PP intenta convencer a los ciudadanos de que el aborto no es un derecho.
El nuevo líder del PP, Pablo Casado, ya tiene espejo en el que mirarse: el expresidente José María Aznar. En su giro a la derecha, el dirigente popular está dispuesto a recuperar los proyectos más polémicos de anteriores etapas. También de la de Rajoy, de la que además formaba parte. Las últimas palabras del joven 'popular' se encamina a un intento de retroceso en la ley del aborto. Bajo la alargada sombra del ex ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, el artífice del fiasco, el PP se prepara para rearmar el discurso antiabortista.
Pablo Casado y Gallardón han sido compañeros de partido y de otras plazas como en la fundación FAES, el think tank del que ambos fueron nombrados patronos en 2015 y que está presidida por Aznar. El nuevo líder del PP tiene claro por donde hay que empezar la batalla ideológica: insiste en convencer en sus intervenciones de que "el aborto no es un derecho", sino un "drama", una idea en la que también ha insistido una de las mujeres con más peso en el PP: Andrea Levy.
El aborto como fracaso personal y no como derecho social
Argumentar en 2018 razones morales o religiosas para convencer a las nuevas generaciones de mujeres, que además están inmersas en una nueva ola feminista, parece poco efectivo. Sin embargo, presentar el aborto como un fracaso para la mujer y no como un derecho tiene muchas implicaciones. La Ley de salud sexual y reproductiva, que aprobó el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, iba un paso más allá. Si en el 85 el logro era "despenalizar" lo que antes era un delito, en 2010 se establecía la "protección de este ámbito de autonomía personal". Hasta ese momento, el aborto tenía que entrar en una de las tres excepciones que marcaba la ley para no ser sancionado. La diferencia es significativa. Desde esa fecha, se establecieron plazos y la mujer tiene la libertad de interrumpir el proceso durante las primeras catorce semanas de gestación. De hecho, a día de hoy, el aborto sigue en el artículo 145 del Código Penal.
El abogado José Antonio Bosch conoce muy bien lo que supone que el aborto esté elevado a la categoría de derecho. Es asesor jurídico de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAIV) y lleva casi 20 años trabajando en este tipo de casos. "Tratar la interrupción del embarazo como un derecho supone que el Estado tiene que garantizar a todas las mujeres la atención y la sanidad públicas. Ellas son las que pueden decidir", explica.
Las tasas de abortos han ido bajando progresivamente en los últimos años, desde los 118.611 de 2011 hasta los 93.131 de 2016, el último dato publicado por el Ministerio de Sanidad. Por tanto, ante una ley menos restrictiva, la respuesta ha sido menos interrupciones.
Un enfoque más positivo y digerible
Defender el "derecho a la vida" partiendo de un problema palpable y real -la situación de precariedad de muchas mujeres que se quedan embarazadas- es más digerible que los reproches morales que solo acepta ya una parte de la población. Las redes asistenciales mandan un mensaje positivo hacia las mujeres y crítico con las administraciones.
Tanto el nuevo-viejo PP como otros partidos emergentes y mucho más virulentos en su discurso, como Vox, se empeñan en volver a colocar este debate en el foco político, junto a un cuestionamiento de la labor de las organizaciones feministas, que actúan como una barrera de contención ante movimientos regresivos. En los titulares no ha tardado en sumarse otro agente clásico de la discusión: la Iglesia. Hace unos días, el Papa Francisco aseguró que el aborto terapéutico es "como contratar a un sicario”.
El hostigamiento en la calle
En las clínicas donde se practican abortos manifiestan que el discurso político aún no ha tenido una repercusión real en la calle, aunque sospechan que las palabras de Casado harán que los movimientos más ultras se sientan legitimados y que habrá un “recrudecimiento de la cruzada antiaborto”.
Desde ACAIV manifiestan que las pacientes y los profesionales han sufrido un acoso continuado desde 2010 en las clínicas donde se practican interrupciones. Más que el discurso político, creen que los grupos ultras se crecen con la impunidad. Según esta asociación, llevan años a las puertas de las clínicas intentando condicionar la voluntad de las mujeres que acuden a abortar.
El próximo 1 y 2 de diciembre tendrá lugar la convención nacional extraordinaria del Partido Popular donde se fijarán algunas de las posiciones clave que defenderá el partido en el próximo ciclo electoral. Ahí es donde se verá si Casado está dispuesto a abrir de nuevo este controvertido capítulo de la historia del PP.
Estos cantamañanas están embarazados de la ponzoña fascista y no piensan en abortar… ¡ con el peligo que supone, para una sociedad que tenga estos dictadores en simulado y diferído !. Los trogolditas de la caverna FAES, lo mismo te hacen un milagro tipo Rato, Que Gallardón una » cadena perpetua «… Eso sí: Revisable ( depende de quien seas ) y con la justicia impuesta por los mismos sátrapas, en común unión. Lo mismo ven armas de destrución masiva , potencian embargos de alimentos en Irak; muriendo miles de niñ@s totalmente inocentes… Que al final provocaron una crisis de magnitudes impredecibles… Y con la otra mano llena de tinta negra, firman como buenos cangrejos: ¡ El aborto no es un derecho !. Que estos pulpos gigantes emplean de coartada, como el 11 M.
Que el tribunal de la Haya, les juzgue sus crimenes, porque los hicieron y muy grandes. Que cada mujer decida en su cuerpo, en libertad. Que mi vecina del Opus Dei, pueda hacer lo que guste; aunque los milagros empiezan en el aeropuerto, via Londres…
Que las libertades, las pocas que hay… ¡ Habrá que defenderlas !. El fascísmo PPutrefacto debe de ser ilegalizado, sin más !.