Los temas tabú en campaña del PP: aborto y Franco

  • Jaime Mayor Oreja, aseguró, siendo eurodiputado, que no condenaba el franquismo porque eso representaba “a un sector muy amplio de los españoles”
  • Los populares tratarán de evitar ese tema en campaña y, si no es posible, se acogerán al argumentario más o menos consensuado

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Los populares quieren evitar dos temas cuya argumentación ante su electorado les resulta incómoda. El tema del aborto y la exhumación de Franco (no tanto el procedimiento empleado por el gobierno de Pedro Sánchez, para tratar de forzar su salida del Valle de los Caídos, sino el debate sobre la figura del dictador y la propia condena al franquismo), ponen, en cierta medida, el dedo en la llaga en lo que, desde el discurso de VOX, se consideran “complejos” de cierta derecha. Sean o no “complejos”, lo cierto es que dirigentes populares admiten que son temas “a evitar en campaña, porque no nos aportan ni ayudan en nada…”, tal como confiesa un miembro del Comité Ejecutivo Nacional a cuartopoder.es.

Con respecto a la figura de Franco, los populares condenaron, por primera vez, en 2002, el golpe de Estado franquista, siendo presidente del gobierno José María Aznar. Desde entonces, el PP se ha negado sistemáticamente a suscribir cualquier otra condena, participar en homenajes a las víctimas de la dictadura franquista o acometer medidas de resarcimiento de las mismas.

Así, el PP votó contra la Ley de Memoria Histórica, contra la retirada de símbolos franquistas o contra la anulación de los juicios políticos del franquismo. Mientras los dirigentes de turno argumentaban que no convenía “reabrir heridas” o que había que “dejar en paz a los muertos”, alguno de los que fueron más osados, como el ex ministro Jaime Mayor Oreja, aseguró, siendo eurodiputado, que no condenaba el franquismo porque eso representaba “a un sector muy amplio de los españoles”.

Uno de los últimos episodios del PP, en su sucesión de negativas parlamentarias, se produjo en noviembre de 2018, cuando se abstuvieron en la votación de una moción en el Senado, que pedía una condena rotunda del franquismo, la exaltación franquista y las fundaciones que aún hoy exaltan la figura del dictador. Recientemente, además, la senadora del PP Esther Muñoz desencadenaba una gran polémica al reprochar al gobierno que destinase 15 millones de euros a “desenterrar unos huesos”. Posteriormente, pidió disculpas y trató de explicar – con escaso éxito- que no se refería a las víctimas del franquismo y a la partida destinada para desenterrar de las cunetas a las víctimas de la dictadura franquista, sino a la exhumación de Franco

La respuesta del PP, cuando se aborda el tema del franquismo incomoda a muchos de sus dirigentes , que –según admiten- no tendrían reparos en condenar la dictadura franquista, pero temen que eso moleste a buena parte de su electorado. Por ello, los populares tratarán de evitar ese tema en campaña y, si no es posible, se acogerán al argumentario más o menos consensuado en la dirección del partido, que acusa de electoralismo a la izquierda y de querer reabrir heridas ya cerradas, además de recordar que el PP ya condenó el franquismo en su día.

Algo parecido ocurre con el aborto y la posición que el PP ha mantenido y modificado a lo largo de su trayectoria. Cuando en 1985 el gobierno de Felipe González tramitó y aprobó la despenalización del aborto y estableció 3 supuestos para poder abortar, AP votó en contra. Sin embargo, el PP gobernó desde 1996 hasta 2004, en la última legislatura con mayoría absoluta y no modificó esa ley.

Posteriormente, el PP llevó la siguiente Ley del Aborto al Tribunal Constitucional, aprobada durante el mandato del presidente José Luis Rodríguez Zapatero , con Mariano Rajoy como líder de la oposición, y se comprometió a derogarla en su programa electoral. De nuevo en el gobierno desde 2011, el PP no derogó esa ley, apenas le hizo pequeños retoques en el capítulo relativo a la posibilidad de que menores abortasen sin conocimiento paterno y no dejó ver la luz al restrictivo proyecto de ley que había preparado el entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón.

El episodio en cuestión provocó la dimisión de Gallardón. Pero ya en la nueva etapa de los populares, tras convertirse Pablo Casado en su presidente, anunció que iba a promover una vuelta a la ley de 1985. El aborto se convirtió en uno de los temas a abordar en la conferencia ideológica del PP, de finales del año pasado. Sin embargo, el tema se cayó finalmente del guión.

Con la fecha electoral en el horizonte, el PP prefiere no sacar a relucir un tema controvertido, que tiene dividida la opinión de varios de sus dirigentes y también –eso lo han testado a través de encuestas- divide a su electorado.

2 Comments
  1. florentino del Amo Antolin says

    Esta gente se cree que estamos en el medievo y nos deben de decir, de qué se puede y debe hablar; en el PP como buenos fascistas, han guardado en la cueva donde residen las pestilencias humanas, divinas y prevaricadoras… Todo tipo de consignas, asociaciones, fundaciones, demasiado alejadas de la democracia; han sacado votos de todos los dolores, civiles, militares y siguen explotando con un cinismo desgarrador sin importarles un bledo. Los dolores y sufrimientos que su idea nacional católica tiene encubiertos fosas y cunetas llenas de inocentes sin reparación, sin verdad y sin justicia… ¡ No debemos hablar, en campaña !. Un partido que debiese estar ilegalizado y Ministros que están buscados y reclamados por la justicia Argentina; porque esta España es un cortijo nazional sujetada por un dogma de fé, suplantando la verdadera libertad y soberanía que reside en el pueblo ( no en un rey ). AP+PP+
    C´S+ VoX… ¡ Son los sepultureros de la: Verdad, Justicia, Reparación y la Democracia
    !. https://uploads.disquscdn.com/images/dd54073f14d8eb8e4024ff368649000f5b9d132527030c052164509f5ef2dcff.jpg

  2. ninja45 says

    En la manifestación unionista del 12-2-2019, el único que parecía feliz, además de Curro Abascal, padre padrone de la cosa, era el chico Casado, inaccesible, no se sabe si al desaliento o a la inteligencia. Y así, las alegres comadres de la Castellana vivieron su momento de ranciedad, tan hinchados de españolismo ultramontano como retratados para la historia del ridículo. Tanto partido, tanto llamado, tanto autobús gratuito, tanta banderita repartida, tanta, tanta Es­pañaaaaa, y España se quedó en casa. Quizás es que la mayoría no están por la labor de blanquear partidos fascistas, usar la bandera para ideas torticeras y manifestarse contra el diálogo entre pueblos. Pues si es así, buenas noticias. Y con buenas noticias se levantó el habitante de la Moncloa, que llegó al domingo sin aliento y ahora tiene oxígeno extra. Sin duda, el fracaso de los tres del apocalipsis es una victoria inesperada para Pedro Sánchez, y si había ideas electorales en el horizonte, ahora son opciones reales. También debería reforzarse el diálogo, porque si una mani contra Catalunya fracasa, algo debe significar. Pero ese es otro negociado que no controla Sánchez, ni cuando lo aparenta, y ahí está el juicio de la vergüenza de estos dias pasados. Y es que puede que el facherío no domine la calle, pero los tribunales también tienen su sesgo. A la m. con la Injusticia española prevaricadora, títere de fascistas y corruptos, vergüenza de Europa y sus «valientes» esbirros aporreadores de viejecitas y gente indefensa. Si me pegan, me divorcio. Som República !!*!!

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