Investidura al filo

  • PSOE y Unidas Podemos negocian a contrarreloj para alcanzar un acuerdo que permita que haya un nuevo Gobierno esta semana
  • El discurso de Sánchez será clave y tendrá que convencer a otros grupos más allá de los morados

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Actualizado a las 11 h.

Silencio y prudencia. Esos son los dos nombres comunes que han reinado este fin de semana entre las izquierdas y que indican que PSOE y Unidas Podemos se están tomando en serio las recién retomadas negociaciones para un gobierno de coalición. Este lunes, comienza la sesión de investidura del líder socialista, Pedro Sánchez, en la que pedirá la confianza del Congreso para continuar en Moncloa. Esta primera sesión también servirá para ver cómo se configura la oposición de derechas, con Ciudadanos compitiendo con PP por el liderazgo mediático y con Vox como novedad.

A las 12 h. comenzará la sesión y Pedro Sánchez se subirá a la tribuna para explicar su programa de gobierno, en el que probablemente hablará de empleo digno, pensiones, igualdad, el reto tecnológico, transición ecológica o la posición internacional de España. Sin los apoyos cerrados, el discurso con el que se dirija el presidente a los diputados será clave. Primero, porque dará pistas sobre cómo marchan las negociaciones con Unidas Podemos, que a primera hora del lunes se endurecían después de que los morados se hayan quejado de que el PSOE "salvo buen tono", solo les ha ofrecido responsabilidades "simbólicas".

Además, el socialista tendrá que intentar seducir también a los diputados del Partido Regionalista de Cantabria (PRC), el único del que tiene asegurado el sí, integrar las demandas del PNV o Compromís y no espantar a ERC y Bildu, de los que necesitan, al menos, su abstención.  La quietud de este fin de semana contrasta con el cruce de filtraciones y reproches mediáticos de la semana pasada.  

Por su parte, Podemos y PSOE han estirado sus posibilidades hasta el límite con el objetivo de presionar al otro. El PSOE quiso aprovechar la debilidad (numérica y orgánica) de Iglesias, mientras UP ha sabido sacar jugo a su número de diputados que, aunque menguados, siguen siendo imprescindibles. Finalmente, este fin de semana se negocia un gobierno de coalición y se habla de programa y estructura de gobierno. 

El viernes se abrió una ventana de oportunidad con el paso atrás de Pablo Iglesias, que anunció que desistía de entrar en el Consejo de Ministros “siempre que no haya más vetos”. Los líderes de ambas formaciones volvieron a hablar el viernes y durante el fin de semana han sido la vicepresidenta Carmen Calvo y Pablo Echenique los que han pilotado las negociaciones por parte de PSOE y Unidas Podemos respectivamente, tal y como explicó la socialista en La Sexta Noche. Horas después, la vicesecretaria Adriana Lastra aseguraba que su partido “está convencido” de que habrá acuerdo.

El tiempo, el programa y los sillones

En ese recoveco por donde ha entrado la política también se marcaban las primeras líneas rojas.  Iglesias ponía dos condiciones para su paso atrás: que “no haya más vetos” y que “la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno sea proporcional a los votos”. El PSOE, por su parte, reconocía el gesto y se abría de nuevo a un acuerdo, pero dejando claro que será Sánchez, y no Iglesias, quien tendrá la última palabra sobre quién se sienta en su equipo. Unidas Podemos propondrá, el PSOE escuchará y decidirá.

Ambas formaciones tienen que cerrar el acuerdo exprés. En la moción de censura que desalojó a Rajoy, ambas fuerzas lograron sacar adelante una mayoría, a priori, imprevista, pero este acuerdo es más complejo. El martes tendrá lugar la primera votación, que aunque requiere mayoría absoluta y no está asegurada será significativa. Sin embargo, el jueves habrá una segunda oportunidad y tendrá que recabar más síes que noes. Si hay voluntad política puede haber acuerdo, aunque en las palabras de los socialistas siempre reina la prudencia. 

A pesar de todo, hay trabajo ya hecho. Los fallidos Presupuestos Generales del Estado son un punto de partida básico para comenzar a negociar, ya que son pactos ya alcanzados. Sin embargo, se firmaron en octubre de 2018 y habrá que afinar algunos puntos en el nuevo acuerdo, como puede ser la fiscalidad. Aún así, el programa será mucho más fácil que los puestos y la estructura de gobierno.

Mientras suenan nombres de ministrables morados como Irene Montero, Pablo Echenique o Yolanda Díaz, en el PSOE piden no dar nada por hecho y recetan prudencia para preservar los avances.  Aún así, los socialistas negocian la estructura de un gobierno de coalición. “Poco a poco iremos alcanzando todo”, aseguraba la vicepresidenta el sábado. El tiempo es escaso y la confianza entre ambas formaciones ha quedado dañada, por lo que los flecos son importantes.

Aún así, los dirigentes del PSOE han verbalizado en multitud de ocasiones que quieren que haya un nuevo gobierno en julio antes de que el otoño complique las cosas, con la sentencia del Procés que tensionará la política española y con la posible ejecución Brexit en octubre. La situación en Catalunya preocupa y es imprevisible, pero los socialistas creen que hay un periodo de distensión evidente.

La reconfiguración de la oposición de derechas

Aunque el lunes los focos estarán puestos sobre el candidato a repetir como presidente del Gobierno, la oposición también se ha reconfigurado en las últimas elecciones. Con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, codiciando el liderazgo mediático de la oposición que ostenta el PP de Pablo Casado, los discursos permitirán ver desde qué posiciones parten en la nueva legislatura. En cualquier caso, los números son los números y el líder de la oposición es Casado. 

En las últimas semanas y una vez acabada la batalla electoral, el discurso de Pablo Casado se ha distanciado del de Rivera. Mientras el primero trabaja su perfil de Estado, el dirigente naranja ha optado por continuar con la crispación contra el Gobierno Sánchez. Como prueba, las rondas de contactos con el presidente del Gobierno. Aunque el PP se ha negado a facilitar el ejecutivo socialista, Casado le ha ofrecido hasta once pactos de Estado al PSOE, mientras Rivera ni siquiera ha querido acudir a las reuniones del presidente. 

Por último, también será una oportunidad para ver el estreno del ultraderechista Vox en la primera gran cita de la legislatura. 

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