POLÍTICA POSCOVID-19
El coronavirus da la vuelta al debate territorial hacia la “recentralización”
- Partidos nacionalistas como el PNV, JxCat o EH Bildu sospechan sobre un intento recentralizador del Ejecutivo
- "Esta pandemia ha mostrado que las realidades autonómicas no son las mismas y que no sirve el café para todos", argumentan desde el PNV
- "Aplican un 155 por la vía sanitaria que nos quita competencias y que comporta lentitud e inoperancia", aseguran desde JxCat
El 18 de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudía al Congreso de los Diputados a explicar el decreto del estado de alarma. "El virus no distingue entre ideologías, ni clases, ni territorios, nos está golpeando a todos", aseguraba el líder del Ejecutivo apuntando a la capacidad uniformadora de la pandemia. La enfermedad no conoce fronteras, pero la gestión para atajarla sí. El coronavirus ha tensado al Estado en todas sus costuras, desde los límites materiales hasta el territorial. Algunos partidos ven en esta crisis un refuerzo del Estado y una tendencia hacia la recentralización, mientras el presidente del Gobierno lo niega.
"La ya famosa frase que el virus no entiende de territorios ha resultado un error retórico a la vez que conceptual: resulta que, al final, sí", reprochan desde el JxCat, en referencia a cómo se ha distribuido de manera desigual el virus, que se ha cebado con Madrid y Catalunya. El president Quim Torra pidió el 13 de marzo que el Gobierno central cerrara Catalunya para evitar la extensión de la enfermedad, pero Sánchez prefirió decretar el confinamiento total días después. En el futuro periodo de desescalada, sí se debate suavizar las limitaciones por grupos de edad, territorios y etapas.
Fuentes del PNV también apostillan esta idea: "Esta pandemia ha mostrado que las realidades en las distintas Comunidades Autónomas no son las mismas y que no sirve el café para todos". El Ministerio de Sanidad, encabezado por Salvador Illa, ha coordinado la acción de las competencias que hasta ese momento estaban repartidas: "Ha dejado claro que la asunción de competencias por parte de las Comunidades Autónomas en Sanidad, por ejemplo, posibilita una gestión más cercana, rápida y ordenada, y más acorde con las necesidades de su territorio. Es más, se ha demostrado que en ciertos aspectos, como el de la centralización de compras de productos sanitarios, la centralización ha sido un lastre más que otra cosa".
Aún así, el presidente Pedro Sánchez negó este jueves en el pleno ninguna intención recentralizadora, pero mejorar la coordinación autonómica es un deseo que ha expresado también el PP, que ha pedido la reunión de la Comisión General de las Comunidades Autónomas en el Senado.
Los problemas en las compras de materiales, como los test, suponen el ejemplo paradigmático de la necesidad de haber mantenido activas las competencias autonómicas: "En el tema de las compras materiales, las autonomías tienen los contactos y la gestión. Podrían haber contratado con mayor efectividad", opina la diputada Mertxe Aizpurua, de EH Bildu, que también considera un "error" el mando único para esta gestión.
La inquietud de las fuerzas nacionalistas por la gestión de Sánchez en la crisis del coronavirus es palpable y lo muestran en sus intervenciones públicas. El pasado 7 de abril, los presidentes del PNV y del PDeCAT, Andoni Ortuzar y David Bonvehí, se reunieron por vía telemática para lanzar un mensaje común: la preocupación por la "recentralización" con la que el Ejecutivo ha gestionado la crisis del coronavirus. A ambos partidos también les inquieta el uso de las políticas activas de empleo en la gestión de la pandemia.
ERC también ha expresado su inquietud por las medidas centrípetas del Gobierno. Así lo expresó el portavoz Gabriel Rufián en el Congreso el pasado jueves. En su intervención criticó la “ineficaz recentralización" y “la militarización" de la gestión contra la pandemia.
Ordeno y mando
La crisis del coronavirus ha arrasado con la agenda de un Gobierno de coalición que apenas había echado andar y cuya acción legislativa depende de un Congreso muy fragmentado. Fuerzas nacionalistas como ERC o PNV son decisivas, una condición que suelen recordarle al Ejecutivo. Sin embargo, el estado de alarma decretado para coordinar la lucha contra la epidemia impuso el mando único, que reside desde entonces en el presidente del Gobierno y en cuatro ministros (Sanidad, Interior, Defensa y Transportes). "Aplican un 155 por la vía sanitaria que nos quita competencias y que comporta lentitud y, como se ha visto, inoperancia", aseguran desde el JxCAT.
Para ellos, errores en la compra del material, que habitualmente hacían las comunidades autónomas, es una prueba de que centralizar las competencias ha sido un error: "La gestión de esta crisis es un ejemplo más de que parece que la unidad de España puede con todo. En una crisis como ésta se ha priorizado esta unidad por encima de la eficacia y la eficiencia. Y, sin embargo, la proximidad y el empoderamiento de las administraciones locales salva vidas", aseguran desde el JxCAT. En su opinión, hubiera sido más eficaz el modelo alemán, que da más margen a los länder.
Esta situación ha sentado semanalmente a la 'mesa virtual' a todos los líderes autonómicos de manera simétrica, incluidos el lehendakari Iñigo Urkullu y el catalán Quim Torra. Sin embargo, desde el principio de la pandemia, han surgido tensiones, incluidas las que Sánchez ha tenido con la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, que preside la comunidad autónoma más afectada.
Algunos líderes autonómicos se quejaban durante las primeras semanas de la falta de comunicación del presidente y de su abuso "ordeno y mando" durante el Estado de alarma: "Ha priorizado la toma de decisiones de manera unilateral, sin contar con agentes políticos, económicos y sociales, y eso ha generado fricciones y pérdida de confianza", explican desde el PNV.
Los jeltzales se mostraron muy molestos por enterarse de decisiones de calado, como el cierre total de la actividad, a través de los medios de comunicación: "Tampoco ha funcionado como debiera el diálogo con los presidentes de las Comunidades Autónomas, a las que no ha informado con carácter previo de decisiones que luego tenían que aplicar estas al corresponder a sus niveles competenciales. Las medidas aprobadas, además, han sido en ocasiones confusas y su aplicación será complicada", expresan. Aún así, reconocen cierta flexibilidad en las últimas decisiones, como el decreto de "hibernación económica".
La visualización del Estado
El protagonismo del Estado durante esta crisis es evidente, pero Mertxe Aizpurua también cree que la escenografía de las ruedas de prensa tienen un segundo mensaje político: "Pretenden dar una idea de la uniformidad del Estado". La presencia de las direcciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la sala de prensa de Moncloa se han hecho habituales y la imagen del Ejército por las calles ha dejado de ser infrecuente.
Entre estas formaciones, tampoco gusta la referencia a la necesidad de renovar los Pactos de la Moncloa con la que el Gobierno promueve un "gran acuerdo nacional para la reconstrucción económica y social". Aitor Esteban le recordó el pasado jueves en el Congreso que "ya no estamos en 1977", cuando aún no estaba desarrollado el Estado autonómico, y que ahora debe contar en sus acuerdos no solo con los partidos, sino también con distintos ámbitos e instituciones. Rufián fue más explícito y aseguró que no habría pactos posibles en la Moncloa sin que antes se diesen en Ajuria Enea y en el Palau de la Generalitat catalana y, por supuesto, en la Unión Europea.
Aún así, Sánchez intentó calmar su escepticismo prometiendo que los líderes autonómicos serían llamados también a las conversaciones, a las que ha convocado ya a los partidos políticos la semana que viene.
El Estado de las autonomías: ¿validado o superado?
Si para algunos los errores de coordinación son una muestra del buen funcionamiento del Estado de las autonomías, otros lo ven desbordado: "La lección es que el estado autonómico es un modelo agotado. Por eso, ahora más que nunca, no renunciamos a nuestra legítima aspiración, que es la independencia, es decir, la libertad en la toma de decisiones que mejoren la vida -en este caso, literalmente- de la ciudadanía", anuncian desde el PDeCat.
En el PNV tampoco renuncian al debate territorial: "Los problemas de encaje de Euskadi y Catalunya en el actual marco del Estado siguen presentes", aseguran a cuartopoder.
… El tema territorial es supremo, pues el Estado tiene el reto de poder armonizar. Ahora bien, el camino elegido no es el usado; si hay unas transferencias en los estatutos de las Comunidades Autónomas, que hacen de siempre sus compras sanitarias, teniendo distribuidores homologados… puede traer y trajo lentitud en crear nuevos circuitos abastecedores.
En ese Estado de las Autonomías, o: «el Estado y las Autonomías». Sara, todo está superado, recurrido y explotado. Un Estado que debe decidir por dónde empezar, porque eso de continuar, lo que se dice seguir haciendo lo mismo…¡ no !. Es inaguantable por naturaleza. Contradictorio y si me apuras un poquito, falto de olfato democrático; las comunidades tienen razones de peso, que se apliquen artículos de sedición, en un momento débil, en reclusión, teniendo la portavocía en los mandos militares, ataviados de chapas… cuándo la gente ve mejor a los sanitarios y ministros.
De todo se aprende, pero lo que molesta, es no poder compartir la forma de llegar al núcleo irradiador de la complicidad, la tabla rasa Sara no vale, ni en este caso, ni de anteriores. Para hacer base y ampliar, la fórmula es compartir… ¡ todo !.
Igual se tienen que renovar los pactos, pero primero hay que situarse en el momento de partida, y que nada tiene que tener de «tabla rasa», hay que primar las prioridades sociales por encima de cualquier otra cosa. Buscando la igualdad fiscal, para sujetar un cuerpo débil, al estar sometido a una precariedad laboral precedida de otra recesión, que no termino de acabar en lo social.
Abrahan Lincoln: «Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro… sin su consentimiento». Y un proverbio árabe: «Si te aplauden, nunca presumas, hasta saber quién te aplaudió».
Sara, tendremos que hibernar nuestros aplausos, y los agentes sanitarios, saber ¿ quienes nos aplauden ?… ¡ esos que desmantelaron la sanidad y destruyeron miles de puestos de trabajo !. Eso, es cinismo totalitario neofacha, como reflexión moderada.