Azaña vuelve a aislar a Vox en el Congreso

En 1939, Manuel Azaña salió de España como parte del bando perdedor. Para los republicanos, no hubo paz, piedad, ni perdón en la represión que impuso el dictador Francisco Franco al acabar la Guerra Civil. El que fuera presidente de la Segunda República española murió en Francia. Este martes, 80 años después de su fallecimiento, el recuerdo del político e intelectual español ha vuelto al Congreso de los Diputados homenajeado como una "figura de consenso" y, por tanto, como vencedor de esa batalla larga que es la Historia. Con una excepción, solo Vox se opuso a que se celebrase el acto.

Al homenaje acudieron María José Navarro Azaña, sobrina nieta del homenajeado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y varios miembros de la Mesa del Congreso. También estuvieron presentes la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, y el de Unidas Podemos, Pablo Echenique, pero también miembros del PP, como Guillermo Mariscal, o de Ciudadanos, Miguel Gutiérrez. El amplio espectro ideológico que se ha concentrado en el Salón de Pasos Perdidos en torno a su figura ha sido definido por Batet como un "consenso tardío, pero no por ello menos significativo". "Azaña es hoy una figura reconocida como intelectual y como escritor, pero es también un referente político plenamente vigente y compartido", aseguraba la presidenta del Congreso, impulsora del homenaje.

No solo son significativas las ausencias al acto, sino también el momento en el que se produce: casi dos semanas después de que el líder de Vox reiterara en el Hemiciclo que el Gobierno de Sánchez es el peor que en los últimos 80 años, incluyendo la dictadura, y tres semanas después de que el Ayuntamiento de Madrid retirase una placa colocada en honor de Francisco Largo Caballero en Chamberí. "Hoy en España no vamos sobrados de consensos. Y en esta casa de la política española que es el Congreso de los Diputados resulta infrecuente alcanzar amplios y sólidos acuerdos", comenzaba su discurso la presidenta de la institución, en referencia a las trifulcas parlamentarias a las que se han acostumbrado los españoles . Este mismo martes, la película La trinchera infinita, ambientada en la posguerra española, se convertía en la obra que representará a España en  los Oscar.

Una referencia intelectual

Para unos, Azaña es un claro antecedente político y una referencia ideológica, para todos es una figura intelectual de peso. Sus diarios siguen constituyendo una lectura obligada para los políticos españoles.  De hecho, Batet recordó que "no hay otro político español cuyas citas hayan resonado más veces en el Salón de Plenos del Congreso desde la instauración de la democracia".

Durante esta legislatura, la actual generación de políticos también ha pronunciado algunas de sus frases más conocidas en el Hemiciclo. Pedro Sánchez escogió a Azaña para su discurso de investidura el pasado enero, rescatando la frase "Todos somos hijos de un mismo sol y tributarios del mismo arroyo" del famoso discurso Paz, piedad y perdón que el republicano pronunció en 1938. No era novedoso, ya había recurrido a esa famosa frase Mariano Rajoy en 2017.

En esa misma sesión, el líder del PP, Pablo Casado, atribuyó otra frase al presidente republicano, aunque no se pronunciase en esos términos: "Tolero que ataquen la República, pero nunca les toleraré que ataquen a España", decía el dirigente 'popular' como réplica a Sánchez y a sus socios de investidura.

Batet ha resumido en tres claves el consenso "intelectual, político y vital" que sigue despertando esta figura en dirigentes de varias generaciones y varios partidos: "La voluntad de reforma social, la reivindicación de un estado fuerte, democrático y europeo y las exigencias de integración y de reconciliación".

De Juan Carlos I a Pablo Casado

No es la primera vez que Azaña 'vuelve' al Congreso de los Diputados. Ya lo hizo en 2011, cuando José Luis Rodríguez Zapatero era presidente del Gobierno. Entonces, se organizó un acto homenaje para presentar en la Cámara Baja los cuadros del último presidente de la Segunda República española y del primero de la Transición democrática, Adolfo Suárez, otra figura de conceso para Batet. En el homenaje a Azaña, también estaba el hijo del líder de UCD.

Aunque Batet estima que la conformidad en torno a su figura  es "tardía" eleva a Azaña a la categoría de "consenso constitucional de la nueva España democrática" que nació hace más de 40 años. De hecho, ha hecho referencia al abrazo que el rey Juan Carlos I le dio a su viuda, Dolores Rivas Cherif, en México en 1978, recordando sus palabras: “Cuánto le hubiera gustado a don Manuel Azaña vivir
este día, porque él quería la reconciliación de todos los españoles”.

Ante los presentes, Batet aseguraba que "no ha habido Gobierno en la España democrática, independientemente de su color político, que no se haya vuelto hacia Azaña mostrando su respeto, esperando orientación o hasta en busca de legitimación para sus actos y políticas". Lo han hecho tanto líderes de izquierdas como de derechas. En una crónica de El País de 1993, un joven Aznar apelaba a su "vocación azañista" para aparentar moderación, tal y como escribió Enric Company en un texto mandado desde Barcelona. En 1997, siendo ya presidente del Gobierno, presentó el libro Manuel Azaña. Diarios, 1932-1933. Los cuadernos robados. "Mi abuelo Manuel Aznar es uno de los personajes de la vida civil que en más ocasiones asoma en las líneas del relato de Azaña", recoge el diario El País de boca del expresidente popular.

Las obras de Azaña han sido vehículo intelectual y referencial para todos los presidentes del Gobierno. La presidenta del Congreso recordó que Felipe González también presentó en 1980 la biografía de Azaña escrita por Josefina Carabias. En 2007, Zapatero le parafraseó para asegurar que "nadie tiene derecho a monopolizar el patriotismo" en la presentación de sus obras completas. Incluso, el entonces presidente aseguró que la "España que soñó Azaña es la que más se aproxima a la actual".