Acudió el fiscal general del Estado este miércoles 10 de mayo al Congreso con el mismo deje con el que el capitán Renault cerraba, a toque de silbato, el café de Rick en Casablanca alegando que en el local se practicaba el juego ilegal mientras, acto seguido, recibía sus ganancias. “¡Qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que en esta Fiscalía se filtra!”, le faltó decir a José Manuel Maza ante los diputados que pedían la cabeza del fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, un minuto antes de reclamar la suya.
Maza aprovechó su comparecencia parlamentaria, salpicada de nuevo por las polémicas órdenes dictadas por Moix a los fiscales del caso Lezo, para reclamar “herramientas legales” con las que luchar contra las filtraciones de sumarios secretos porque, según explicó, “no favorecen a nadie con intenciones limpias”. “Son dosificaciones parciales y tienen una intención que convendría investigar”, apuntó.
Un día antes se conocieron siete de las 43 páginas del escrito con el que los fiscales Carlos Yáñez y Carmen García se oponían a la puesta en libertad del expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, solicitada, entre otras razones, porque su “notoriedad pública” y el hecho de querer acudir a la boda de una de sus tres hijas neutralizan, según su abogado, el riesgo de fuga. En ese escrito mutilado se coló una frase deliberadamente ambigua que hacía referencia a la “presunta investigación 'chivada’ del secretario de Estado de Seguridad”, José Antonio Nieto, quien se reunió en las semanas previas a su detención con el hermano del político investigado, también arrestado en la operación que la Guardia Civil desarrolló el 19 de abril pasado.
A Nieto le sorprendió la noticia comiendo en un restaurante italiano situado a unos centenares de metros de la Audiencia Nacional y, cuando a la panna cotta, fue advertido de que, según los medios, la Fiscalía apuntaba directamente a él como autor del chivatazo a González, urgió a sus asesores a hacerse con el escrito de la Fiscalía para conocer con exactitud los términos de la amenaza. Tras ser informado por un miembro de seguridad de que a la puerta le esperaba una cámara de laSexta y adivinando que los que en la mesa de al lado hablaban del Atleti-Madrid eran en realidad periodistas, colocó el mensaje de que era necesario actuar con “la mayor transparencia posible”.
Aunque guardó silencio a su salida, el número dos de Juan Ignacio Zoido dio la cara durante las siguientes 48 horas, de programa de radio en programa de televisión, proclamando su inocencia y exigiendo a la Fiscalía que concretara sus acusaciones. En un hecho absolutamente inédito, incluso dirigió un escrito de cuatro párrafos a la Fiscalía Anticorrupción en el que le reclamaba que le especificara “cuáles” eran los “cargos” que se le imputaban y a partir de “qué hechos objetivos” para que, en el caso de que lo publicado no fuera cierto, se emitiera “una nota aclaratoria a los medios de comunicación matizando o desmintiendo la noticia referida”. Todo ello con el objetivo de "evitar el daño” que esa información estaba provocando “a la Secretaría de Estado de Seguridad y a su titular”.
Tanto se quejó que el propio Maza, en una entrevista concedida el jueves a Onda Cero, llegó a pedir “disculpas” al afectado por la “redacción confusa” del escrito de los fiscales, que inducía al “error” de hacer pensar que la investigación hubiera sido chivada “por” el número dos de Interior cuando el escrito indicaba, según él, que la investigación era “del” responsable ministerial. “Es lamentable y me pongo en su lugar de la mala tarde que debió pasar”, señaló compungido.
Más allá de la orgía de preposiciones y artículos, de la tesis de Maza se desprende que le atribuye a Nieto la investigación de Ignacio González cuando el propio cargo aseguró, tras conocerse su entrevista con el hermano del político, que se enteró de la operación “24 horas antes” de que se produjera. Por si quedaban dudas de la verdadera intención de los fiscales, de la purga se salvó una segunda frase que apuntaba que el propio auto de prisión que dictó el juez Eloy Velasco ponía de manifiesto la “gravedad” de la comunicación realizada por el número dos del Ministerio del Interior.
En el fragor del vodevil, Nieto llegó a preguntarse si los periodistas se fiaban de lo que sus fuentes les estaban contando o si se habían tomado la molestia de acceder al documento original escrito por los fiscales, al tiempo que ponía de manifiesto la gravedad de que se produjeran filtraciones en una investigación que se encuentra secreta y cuyo desarrollo puede verse afectado por las informaciones que se van facilitando por el camino.
Todo muy correcto -benditas las filtraciones para un periodista si es él el que las recibe- salvo por el hecho de que en este caso no hubo ninguna filtración: el escrito fue supervisado por el fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix, y el escrito fue supervisado y distribuido de forma oficial por el Gabinete de Prensa de la Fiscalía General del Estado que dirige José Manuel Maza, que debió de pensar en el curso de su compunción: “¡Qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que en esta Fiscalía se filtra!”.