PERFIL / El recientemente fallecido fiscal general del Estado

José Manuel Maza, una vida dedicada a la Justicia

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José Manuel Maza
El que fuera fiscal general del Estado José Manuel Maza en una imagen de archivo. / Efe

“Lo que haya que hacer, a su tiempo”. Con esa frase resolvía el fiscal general del Estado, José Manuel Maza (Madrid, 1951-Buenos Aires, 2017) muchas de las preguntas, siempre impregnadas por la urgencia de los informativos y el cierre de la edición de los periódicos, que los periodistas de tribunales le dirigían para conocer qué posición iba a adoptar la Fiscalía en relación con los turbulentos acontecimientos que se están produciendo en Cataluña.

La frase, mil veces repetida por Maza, pone de manifiesto dos rasgos del carácter de una de las personalidades jurídicas más importantes que ha tenido España en las últimas cuatro décadas: el sosiego y la contundencia.

Sosiego que demostró cuando esperó a que se consumara la declaración unilateral de independencia que proclamó el Parlament de Cataluña el pasado 27 de octubre para interponer dos extensas querellas, que dirigió y presentó personalmente contra los responsables del Gobierno catalán que pilotó el proceso independentista y los de la Mesa de la Cámara legislativa que tramitaron sus iniciativas.

Y contundencia para imputar a sus responsables los delitos más duros que podrían atribuírseles: el de rebelión, castigado con hasta 30 años de cárcel, y el de sedición, con penas de hasta 15. Los dos a partir de una discutida interpretación de los hechos que atribuía a Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Carme Forcadell y el resto de los investigados la responsabilidad de las actuaciones violentas e intimidatorias que se han producido en Cataluña durante los últimos meses en el marco del proceso independentista, desde el asedio multitudinario a los guardias civiles que registraron la sede de la Conselleria de Economía de la Generalitat de Cataluña con motivo de la operación Anubis, hasta los cortes de carretera durante las jornadas de huelga general, las murallas humanas durante el referéndum del 1 de octubre o el acoso a los policías que se alojaban en Calella o Pineda de Mar.

Las polémicas han perseguido a José Manuel Maza desde que asumió el cargo de fiscal general el 29 de noviembre pasado en sustitución de Consuelo Madrigal, quien, según fuentes de la carrera fiscal, no estaba dispuesta a asumir determinados nombramientos como el del jefe de Anticorrupción, Manuel Moix, quien tuvo que dimitir en junio pasado tras conocerse que tenía una sociedad en Panamá con la que su familia había ocultado la titularidad de su residencia familiar.

En febrero pasado, con el aval de cuatro fiscales del Supremo y dos de la Secretaría General Técnica, Maza tumbó el escrito de las dos encargadas del caso Púnica, Carmen García y Teresa Gálvez, para eliminar los indicios de delito en la actuación del expresidente de Murcia Pedro Antonio Sánchez, quien, a pesar del criterio de la jerarquía fiscal, será juzgado por intentar contratar a la red Púnica para mejorar su dañada reputación en las redes sociales. Ese mismo mes, Maza relevó a 17 de los 31 puestos de dirección en la Fiscalía en lo que, según un profesional con larga trayectoria en la carrera, suponía “un retroceso de más de 20 años en la autonomía del Ministerio Fiscal”.

En mayo, tras ser reprobado por la mayoría del Congreso de los Diputados, Maza tuvo que pedir disculpas al número dos del Ministerio del Interior, José Antonio Nieto, después de que los fiscales del caso Lezo se refirieran en un escrito a “la presunta investigación chivada del secretario de Estado de Seguridad”. Un día antes de que presentara sus disculpas, el fiscal general del Estado pidió “herramientas legales” con las que luchar contra filtraciones como la que afectó a Nieto, que en este caso fue difundida, por error u omisión, desde el propio gabinete de prensa de la Fiscalía General del Estado.

A los que, como desde la plataforma independentista Arran, han celebrado la muerte de Maza en las redes sociales colgando su fotografía del revés con la leyenda “hasta nunca”, les ha respondido proféticamente el propio fiscal general con una cita de Umberto Eco que envió unos días antes de morir a un fiscal amigo. “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas".

Durante sus 40 años de trayectoria profesional, que inició en 1975 como número uno de su promoción, José Manuel Maza fue decano de los Juzgados de Madrid, presidente de la Sección Primera de la Audiencia de Madrid y miembro durante 14 años de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, la cúspide de la judicatura solo comparable a quienes alcanzan un sillón en el Pleno del Tribunal Constitucional.

Lo que sí cosechó Maza en todos esos años es el cariño de sus compañeros jueces y fiscales, de los conservadores y de los progresistas. A los pocas horas de su muerte, las tres asociaciones de representantes del Ministerio Público emitieron un comunicado conjunto en el  que reconocían “no sólo la valía de un gran jurista sino de un hombre bueno”. “Un hombre que ha entregado a la Justicia lo mejor de sí mismo”.

1 Comment
  1. conchi morales says

    Se os ha olvidado qué apoyó la destitución del juez Garzón contra la causa abierta por crímenes de guerra al franquismo. Por cierto, este si es un buen jurista, un luchador de la libertad y de los derechos humanos. El señor Mata…en fin

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