La movilización feminista se reinventa y mantiene su presencia en las calles este 8M

La crisis sanitaria por la pandemia ha resultado en un 8 de marzo particular, extraño para muchas de las mujeres que hoy salían a las calles. No han podido producirse las grandes manifestaciones de otros años, pero el movimiento feminista ha tirado de imaginación y de organización para estar presentes en las calles en cientos de convocatorias, de muchas maneras diferentes. En la Comunidad de la Madrid los actos del 8M fueron prohibidos por la Delegación de Gobierno, pero se han producido pequeñas concentraciones y acciones, paseos feministas en los barrios y un aplauso desde los balcones y portales.

En Andalucía, Alicante, Catalunya, Galicia y Aragón varios sindicatos alternativos convocaron huelga laboral para la jornada del 8M. En Barcelona se han concentrado unas 4.500 personas, según la Guardia Urbana, a lo largo del paseo de Gràcia, en una concentración estática para mantener la distancia de seguridad. En Bilbao han marchado unas 7.000. En Sevilla varios colectivos feministas han rodeado el Parlamento andaluz de manera simbólica. Otras de las comunidades más movilizadas han sido la Valenciana o Navarra, que han superado el medio centenar de concentraciones para esta jornada.

También habían llamado al paro estudiantil desde el Sindicato de Estudiantes, que han realizado varias concentraciones en diferentes puntos de la geografía española. A pesar de la prohibición de manifestarse en Madrid, decenas de estudiantes se han concentrado el lunes por la mañana en la Puerta del Sol en defensa de “la libertad de expresión y la democracia” y en contra de la represión “machista y fascista”. Un pequeño grupo de ultraderecha ha interrumpido la concentración en un breve altercado. El SAMUR ha atendido a una manifestante herida con arañazos en la cara.

Madrid desafía la prohibición de manifestarse

En Madrid varias voceras de la Comisión 8M, encargada durante los últimos años de organizar la movilización de este día, han desconvocado los actos que habían planificado. Este lunes indicaban que esta prohibición suponía “un nuevo acto de invisibilización a las mujeres y a su trabajo”. Precisamente los cuidados de muchas mujeres han evitado que murieran aún más personas por la pandemia y “no ha habido otro colectivo que haya tenido más cuidado que el 8M a la hora de convocar”, aseguraban ante los medios.

Pero este lunes por la mañana todo indicaba que muchas mujeres, de una u otra manera, volverían a estar presentes en las calles en esta jornada clave para la reivindicación de sus derechos. Se habían producido varios episodios que alimentaban esa necesidad de volver a ocupar el espacio público. Por un lado, la concentración de hinchas del Atlético de Madrid de este domingo en las inmediaciones del estadio Wanda Metropolitano para recibir a los futbolistas. Por otro, la vandalización de dos murales con los rostros de mujeres artistas, políticas e intelectuales en Madrid: en Alcalá de Henares y en Ciudad Lineal.

En el barrio madrileño de Lavapiés, unas pocas vecinas migrantes de distintos orígenes, vinculadas a la Asociación para la Integración del Menor (Pradeia), se han juntado para desayunar en la plaza este 8M. "Nosotras estamos en casa. Hacemos un trabajo invisible que no se ve. Y está bien que se nos vea. Nos ha tocado celebrar un 8M diferente", explicaba Fátima.

Por la tarde, en varios barrios y pueblos de Madrid se producían “paseos feministas” organizados por los movimientos de mujeres de estas zonas. “Pese a que no hay manifestación, queremos dar un paseo por el barrio porque vemos necesario que el 8M tenemos que estar en las calles, ha explicado a cuartopoder Queque, activista de Rebeldía Usera. “La pandemia nos ha demostrado que la precariedad afecta más a las mujeres. Tenemos que salir y demostrar que estamos todas unidas”, ha añadido.

Unas 200 personas en Usera han caminado por las calles del barrio, cortando el tráfico en algunos tramos y coreando consignas feministas. Caminaban en pequeños grupos de tres o cuatro personas máximo, con mascarillas y distancias de seguridad. “Todo el mundo puede salir a la calle, menos cuando llega el 8M. Y el año pasado ya nos criminalizaron. Por eso hay que salir, aunque sea un paseo”, han explicado Mari y Patricia, dos vecinas y amigas del barrio.

A última hora de la tarde también varios centenares de mujeres han caminado por el Paseo del Prado. Algunos furgones policiales les han cortado el paso a la altura de la Plaza de Neptuno. Unas vallas y varios efectivos protegían cercaban también la bocacalle que da al Congreso de los Diputados. Allí muchas mujeres se han sentado, guardando las distancias de seguridad, y se ha leído un manifiesto. Al final, se ha identificado a dos mujeres, una de ellas periodista. Según ella misma ha explicado a los medios, la Policía les ha preguntado por las organizadoras de la manifestación, pero han contado que la acción había surgido de manera espontánea entre las activistas presentes en las calles.

A las 20.00 en varios puntos de la ciudad ha sonado un aplauso que se había convocado a través de las redes sociales. La iniciativa proponía una cacerolada desde los balcones y los portales. Muchas de las fachadas de los edificios han amanecido teñidas de morado y de consignas feministas. A pesar de tener más dificultades que nunca, ante las restricciones sanitarias con motivo de la pandemia y algunas prohibiciones, el movimiento feministas ha mantenido viva la llama este 8M. La palabra “esencial”, esa que ha cobrado importancia durante la pandemia, se ha ligado al feminismo en las consignas a lo largo y ancho del país.