Palabras para indignados: Hacia una revolución humanista
Federico del Barrio
Ya en el primer capítulo de este clarificador y valiente libro (*), recién aparecido, los autores nos informan de la formidable operación de ingeniería social que sustenta la llamada revolución de los muy ricos, nueva ola del capitalismo triunfante que caracteriza nuestra época, paradójicamente anclada en los más retrógados postulados del liberalismo decimonónico:
“Ayudar a los pobres es tanto como ir contra las leyes de la naturaleza… Engaños aparte, obritas de caridad aparte, ésta es la filosofía que está detrás de la revolución de los muy ricos”.
Eliminadas las barreras políticas y territoriales, a este neoliberalismo global ya sólo le faltaba derribar las morales. Pero, al hacerlo, una marea de indignación ha sacudido el mundo. Y la indignación, entre otras cosas, como diría Juvenal, “genera versos”.
Y, en efecto, estas palabras de Cristina García-Rosales y Manuel Penella son, en cierto modo, versos al modo de Celaya. Poesía necesaria y arma cargada de futuro.
Palabras de y para indignados, útiles que, desde la experiencia y conocimiento, se ofrecen a quienes hoy, en todas partes, ansían levantar la voz contra un estado de cosas deshumanizado. Armas, por tanto, para la toma de conciencia y la pugna dialéctica.
Abogan los autores por una revolución humanista que impregne no sólo la política, la macroeconomía o el comercio, sino todos los espacios de la vida pública. Y enumeran algunos de los instrumentos más adecuados para lograrlo: desde la resistencia activa no violenta hasta el ecologismo, pasando por la educación o la intervención responsable en el espacio urbano. No se nos impele a luchas útopicas, como se ve, más aún, en línea con las conocidas propuestas del movimiento 15 M, afirman que “a falta de un modelo alternativo bien perfilado no se considera conveniente una ruptura en toda regla” con el sistema imperante, sino, más bien, una reforma sensata que atenúe sus excesos.
Es ésta, en suma, una obra cívica, estimulante y ejemplar que anima, en último término, a la participación de la ciudadanía en los asuntos colectivos. Decisiva cuestión que es ahora, tal vez, más necesaria que nunca.
