El falso reformismo de Ruhani

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Rahim Kaderi *

El presidente iraní, Ruhani, momentos antes de votar en las elecciones de su país. / Efe

Considero necesario hacer, en primer lugar, una pequeña introducción sobre el nombre del nuevo presidente iraní, Hassan Faraiduni, y luego, de manera escueta, dar un repaso al proceso electoral de Irán y a las potestades de las que dispone un presidente en este país. Tagut en farsi significa déspota, rebelde y diabólico, siendo un término con frecuencia utilizado por el régimen para referirse a lo que existía antes de la instauración de la República Islámica en 1979 y de modo especial a la monarquía de la dinastía Pahlawi. Faraidun, en la mitología persa, es el hijo del rey Jamshid, asesinado por el sangriento tirano Zohak, y también es quien, para vengarse de Zohak, se convierte en comandante de las fuerzas de Kawa para acabar con el tirano. Por esta razón, en la sociedad iraní, Faraidun es considerado un revolucionario y reverenciado personaje. Pues bien, tras el triunfo de la “involución iraní" de 1979, el presidente electo decidió, en un acto demagógico que reflejaba su total compenetración con el régimen teocrático, renunciar a su apellido por considerarlo tagut y sustituirlo por el de Ruhani, que significa “clero”.

Para comprender la real trascendencia de estas elecciones presidenciales hay que tener en cuenta también que Ruhani ha sido elegido, como ha ocurrido con los anteriores presidentes, bajo una Constitución que prohíbe la participación en las candidaturas de la mitad de la población, es decir, de las mujeres, y de las minorías religiosas distintas al chiísmo, como ocurre con los suníes, que suponen cerca de 15 millones de personas. Partidos políticos, asociaciones civiles y cualquier agrupación que tenga la mínima discrepancia con el Guía de la Revolución, Alí Jamenei, igualmente brillan por su ausencia en el escenario electoral.

Por el contrario, la pertenencia de los principales candidatos en las últimas elecciones presidenciales a los cuerpos militares y organismos de seguridad nacional es la flagrante muestra de que el país se encamina hacia un clima de mayor hermetismo en el que este sector militarista tendrá más fuerza que nunca.

Pero, en medio de este sainete que en Irán recibe el nombre de elecciones, lo más llamativo es ver cómo se distorsionan los términos para engañar a todo el mundo, desde los propios iraníes hasta la opinión pública internacional. Bautizar a Ruhani de “moderado” o “reformista” es un claro ejemplo de esta distorsión, ya que el nuevo presidente no ha sido ni lo uno ni lo otro un solo día en toda su trayectoria política. Más bien, Ruhani es considerado una de las figuras más cercanas a Jamenei; los cargos y responsabilidades que ha tenido desde el triunfo de la Revolución muestran su alineamiento con la corriente militarista que gobierna el país con mano de hierro.

Ruhani ha sido diputado en cinco legislaturas, vicepresidente del Parlamento, ha ocupado puestos en la cúpula militar y es considerado un representante de total confianza del Guía de la Revolución en el poderoso Consejo de Seguridad Nacional, además de haber pertenecido al Consejo de los Guardianes de la Constitución, al Consejo de Discernimiento y de dirigir actualmente el llamado Centro Estratégico del Sistema. Debido a los cargos que ha tenido en este régimen retrógrado, ha participado en todas las decisiones importantes y, por lo tanto, es cómplice de todo lo que está ocurriendo en el país, desde la represión y el encarcelamiento de los opositores hasta las continuas ejecuciones de presos, pasando por la crisis nuclear y el embargo internacional que está sufriendo Irán.

De la misma forma, hay que recordar que Ruhani arremetió contra el movimiento estudiantil en la época de Jatami, calificando a los estudiantes de ser un “puñado de gentuza”, y tildó de antirrevolucionarios a los seguidores de Musavi y Karrubi, exigiendo que fueran castigados quienes se manifestaron hace cuatro años contra del pucherazo que llevó al poder a Mahmud Ahmadineyad, su antecesor en la Presidencia.

Además, y a pesar de los límites impuestos por la Constitución para presentar candidaturas en las presidenciales y de que todo el proceso está supeditado al Consejo de los Guardianes de la Constitución, resulta totalmente cuestionable el propio recuento de los votos, ya que no existe garantía alguna sobre limpieza o ante la posible manipulación del escrutinio. ¿Qué certeza existe de que los resultados publicados por el Ministerio de Interior son ciertos cuando no hay un control independiente del recuento de los votos?

Por otro lado, en la conferencia de prensa que dio el pasado martes quedó en evidencia que en Irán la Presidencia juega un papel secundario respecto a los verdaderos centros del poder, que residen en el Guía de la Revolución y en los Pasdaranes, su brazo represor. En esa rueda de prensa, Ruhani, del que dependerán las grandes líneas políticas de gobierno, como el programa nuclear, las relaciones con EEUU o la intervención en Siria, no presentó ninguna novedad en estos importantes asuntos, mostrando que, en realidad, la puerta sigue girando sobre la misma bisagra.

El descontento generalizado y creciente de la población iraní por la situación política y económica y el fuerte impacto del embargo internacional sobre la economía que están poniendo en peligro al propio sistema tal vez sean motivos para que Ruhani realice algunos gestos, como acabar con el arresto domiciliario de Musavi y Karrubi. Del mismo modo, asistiremos a un lenguaje más suave, distinto de la habitual hostilidad hacia Occidente, EEUU, Israel y los países árabes, pero todo ello tendrá un carácter temporal; serán pasos tácticos, hablando políticamente, o taghie (mentiras), desde el punto de vista religioso, tal y como permite la religión chií si son necesarias para defender los intereses de la República Islámica.

(*) Rahim Kaderi es exiliado iraní residente en España.
5 Comments
  1. Pepiñán says

    Irán ha pasado de la dictadura de los Shas de papel cuché y el robo sistemático de los recursos a su pueblo y con cuentas en el extranjero, a una dictadura de una casta de señores que se han autodenominado santos y de ahí no les sacan.
    Es incorrecto hablar de que la revolución iraní haya empeorado la situación de los iraníes, puesto que antes igualmente vivian en una dictadura policial. El problema es que les ha pasado como a los cubanos, que al principio de la revolución todos muy contentos con Fidel, pero a medida que pasaron los años habia menos libertades y más gente en contra, la cual directamente es considerada un peligro y merece lo peor.

  2. Manuel says

    Felicito al autor. Un articulo muy bien escrito, claro y con un lenguaje sencillo y ameno. Saludos Rahim.

  3. Juliana An says

    Felicito al autor por mostrarnos, desde un punto de vista muy alejado del proselitismo, lo que las elecciones en Irán significan para la sociedad de ese país.
    Explicar la historia y los términos en farsi nos ayudan a contextualizar y nos enriquecen el análisis del tema.
    Gracias.

  4. Armando Moreno says

    Estoy encantadisimo de conocerte.

  5. Armando Moreno says

    Estoy encantadisimo de conocerte

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