Antonio Aragón y Luis Fiuza *
CIUDAD DEL CABO (SUDÁFRICA).– Resuena Imagine, de John Lennon, y la emotividad de las palabras fluye. No hay demasiada algarada pues ya han pasado varios días desde el tributo multitudinario, pero el goteo de seguidores de Nelson Mandela, de sudafricanos y turistas que quieren rendir un tributo al líder y dejar para la posteridad unas palabras de agradecimiento, de despedida, es incesante.
Cientos de ramos de flores y mensajes de gratitud reposan en los aledaños del City Hall de Ciudad del Cabo, donde aún resuenan las palabras de Madiba: "Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible". Fue el lugar donde el 11 de febrero de 1990 ofreció su primer discurso tras recuperar la libertad al cabo de 27 años.
También hay fotos, cuadros de resplandeciente colorido, banderas y camisetas con el rostro de Mandela, con su marcada y contagiosa sonrisa. Niños y mayores de todas las razas se sacan fotos y viven un momento "mágico" de reflexión en torno a su legendario mensaje. Una filosofía que ahonda en el amor al prójimo y pelea con la contundencia del jab de Muhammed Ali contra el odio racial o por cuestiones de índole religiosa. Autoridades de todas las religiones aparecen constantemente en el bucle informativo de la medianoche sudafricana, destacando la importancia del legado de Mandela, de su bondad y capacidad para que germinase la reconciliación...
La policía custodia con un imponente despliegue la plaza. Su atuendo fosforescente destaca en una tarde templada que no les dará demasiada faena. El Gran Parade, iluminado por un cielo despejado, es junto con la plaza de los premios Nobel de Sudáfrica, en Waterfront, el centro neurálgico de los homenajes continuos a Nelson Mandela en Ciudad del Cabo. Son emplazamientos en los que los visitantes pueden dejar sus condolencias. En papel y en formato electrónico desde el sábado, pues el Ayuntamiento ha dispuesto unos ordenadores en los que los devotos pueden exprimir su creatividad 0 hilvanar unos versos. Desde el domingo y hasta las seis de la tarde de este lunes, unas 700 personas habían estampado su firma digital. Muchas más han garabateado con pulcra caligrafía (la ocasión lo merecía) su homenaje póstumo.
Una infraestructura preparada por el Ayuntamiento del Ciudad del Cabo, el cual se ha gastado unos sesenta millones de rands (4.200.000 euros) en todos los actos conmemorativos. También organizará la despedida más majestuosa de la ciudad, que tendrá lugar mañana miércoles en el Green Point Stadium, donde España venció a Portugal en los octavos de final del Mundial de 2010.
Entre tanto, en Johannesburgo, se celebran hoy el funeral oficial, al que han confirmado su asistencia casi un centenar de dirigentes mundiales, en una concentración sin precedentes desde hace años, durante la que se podrán escuchar los discursos, entre otros, del presidente estadounidense Barack Obama, el cubano Raúl Castro, la brasileña Dilma Rousseff o el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon.
Un antepenúltimo adiós a un ejemplo, al padre de una nación que curó las cicatrices perpetradas por el apartheid y cuya muerte, sin lugar a dudas, ha unido aún más a Sudáfrica, al mundo entero en torno a un emotivo legado.
Me ha encantado vuestro articulo y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
Saludos
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