La planificada muerte política de Pedro Sánchez

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Pedro Sánchez, el 2 de octubre de 2016, cuando anunció su dimisión como secretario general del PSOE. / Efe

A la memoria de Manolo Ramiro

Terminará siendo una figura trágica. Lo intentó y no pudo. Ahora quieren asegurarle una muerte política indigna. Lo de Patxi López ha sido todo menos inesperado; a algunos nos sorprendió que no lo hiciera antes, hasta Luena –tú, Cesar, tú– parece que cambió de bando. Amistad y política nunca fueron cosas fáciles. Si las personas hacen la historia en condiciones dadas, hay siempre un margen para la autonomía y para la voluntad. Si todo estuviera determinado, la traición no tendría cabida.

He escrito mucho sobre Pedro Sánchez y siempre me ha asombrado su capacidad para arriesgarse por y para el PSOE; su inaudito esfuerzo por impedir la decadencia de un partido que ha sido, en lo fundamental, el partido del régimen. Ahora que en Podemos se abre un debate bastante viejo y simple sobre el PSOE y su futuro, convendría no olvidar el pasado reciente. La tarea de Pedro Sánchez fue muy clara desde el principio: frenar la caída del PSOE e impedir en la izquierda la hegemonía de Podemos. Nunca, nunca dejó de tener esta idea en el centro de su táctica política. Quería ser un nuevo Felipe González, reconstruir un proyecto autónomo capaz de ser alternativa a la derecha realmente existente y --es lo fundamental-- impedir que a su izquierda surgiera una fuerza que lo obligase a negociar y, por lo tanto, compartir escaño y programa. Hay que insistir, el bipartidismo ha sido y es un modo de organizar el poder para que los que mandan y no se presentan a las elecciones, nunca puedan ser cuestionados. La clave está en la izquierda, no en la derecha, en un sentido muy preciso: la derecha va siempre unida y la izquierda debe unificarse en torno al Partido Socialista.

Pedro Sánchez ha seguido siempre este guión. Por eso rechazó el gobierno de coalición y se polarizó fuertemente con la derecha política. ¿Cuál era la debilidad de su proyecto? Que necesitaba el apoyo de los poderes fácticos, específicamente, económico-financieros y mediáticos. Negoció con ellos y no logró convencerlos. Pedro Sánchez insistía una y otra vez: el problema era la crisis del régimen y detrás de esa crisis están Podemos y Unidos Podemos. Él era el único capaz de vencerlo, pero para ello necesitaba autonomía y polarizarse fuertemente con la derecha. Él y su comité federal lo tuvieron claro después del 20D: no gobernar con Podemos desde una estrategia de erosión electoral, división interna y de cuestionamiento de su secretario general. No era una cuestión personal, ni siquiera partidista: salvar al régimen y situar en su eje de recomposición al PSOE.

Nunca se intentó un acuerdo en serio con Podemos: o aceptaban abstenerse ante un gobierno PSOE/Ciudadanos o elecciones generales, culpabilizando de las mismas a la formación morada. Ahí comienza una división en Podemos que llega hasta hoy. Una parte intentó hasta el último minuto facilitar el gobierno PSOE/Ciudadanos; otra, se opuso claramente a esta posición, ganando un referéndum entre las personas inscritas. Este es el origen del supuesto autoritarismo y de las prácticas plebiscitarias --¿populistas?-- de Pablo Iglesias.  ¿Qué hubiera pasado si Podemos hubiese facilitado un gobierno Ciudadanos/PSOE? Que se hubiese aceptado su programa de modernización capitalista del país, negociando sus flecos, dejando de ser oposición alternativa. Se trataba de legitimar una nueva restauración, y poner fin al impulso de cambio y renovación que significaron el 15M y Podemos. No era un problema de habilidad política, el PSOE nunca renunció a ser el partido del régimen. Cuando digo nunca, es nunca. Esta fue la gran debilidad de Pedro Sánchez, desde el comienzo dependía de los poderes fácticos y éstos terminaron por rechazarlo.

Los que mandan pusieron fin a cualquier veleidad de autonomía e intervinieron al PSOE hasta conseguir la dimisión de su secretario general. Los politicistas, los que creen en los juegos de palacio, nunca entenderán el funcionamiento del poder en una sociedad capitalista desarrollada. Manda siempre un bloque político-económico y la autonomía es siempre relativa. Cuando hay una crisis de régimen, esa autonomía se reduce mucho y las fuerzas del mismo tienden a la homogeneidad y al acuerdo. Tan viejo como el mundo que conocemos. Lo que vino después fue muy claro y seria bueno tenerlo en cuenta para el futuro: los poderosos no perdonan y no aceptan indisciplinas. Las elecciones del 26J evidenciaron una cosa: el eje de la recomposición del régimen ahora sería el PP y Mariano Rajoy.

¿Cuál es la fase? Esta estará marcada por la lucha --muchas veces cruenta-- entre restauración y ruptura. La hipótesis populista terminó el 20D, es decir, la estrategia de asalto y enfrentamiento frontal. La "máquina de guerra electoral" dio de sí todo lo posible y hasta más. Un asunto a no olvidar: en el sur de la Unión Europea, en un país como España, crece y se desarrolla una fuerza de impugnación al neoliberalismo y a sus políticas, de raíz plebeya, democrática y justiciera. Cinco millones de votos, 71 diputadas y diputados y 21 senadores y senadoras. Estamos perdiendo hasta la autoestima. Unidos Podemos sigue siendo una fuerza real con capacidad de veto y bloqueo, esperanza concreta de miles de personas y forma de acción colectiva de una parte significativa de las clases subalternas.

Guerra de posiciones para gobernar y disputarle la hegemonía a las clases dirigentes. Primero, ser parte del conflicto y, desde ahí, construir fuerza política de abajo a arriba con capacidad de organizar poderes sociales; en segundo lugar, combinar democratización de las instituciones --de todas las instituciones-- con una nueva relación entre la política y la ciudadanía; en tercer lugar, solvencia, un proyecto de mayorías que las organice, que construya un imaginario alternativo y que argumente válidamente que el país puede cambiar si queremos que cambie. Un programa realista, radical y transformador, entendible por nuestras gentes, técnicamente viable y políticamente posible. La clave: unir cuestión social con cuestión nacional desde una aspiración común por el control democrático de nuestras vidas, por nuestro derecho a decidir, es decir, por la soberanía popular y por la democracia como autogobierno de la ciudadanía.

21 Comments
  1. ramon_ says

    Un análisis aparentemente sólido y coherente. Pero -me pregunto- ¿entonces por qué pactamos en comunidades y ayuntamientos con el PSOE?

  2. Etxea says

    Porque de cara a las generales si no se hubiese dado esas comunidades al PSOE la estrategia de una existente «pinza» habría sido muy efectiva. Cabe recordar lo de Extremadura en 2011 que ha sido repetido como un mantra durante un lustro.

  3. caya Mrta Gutiérrez says

    Cuán certero el artículo y las consiguientes reflexiones. En algún twit también yo he citado la traición al César. Espero no seamos privados para siempre de un gran político. Saludos

  4. valdovinho says

    Muy fácil ramon_, en el estado está lo gordo. No importa concederle un ayuntamiento o incluso hasta una comunidad a Podemos. Porqie quedaran sujetos a la politica estatal y al presupuesto. Pero el estado ni de coña. Jamás lo permitirán. O mayoría absoluta u olvidate.

  5. Maite says

    amigos de la prensa, porque ninguneais a Pedro Sánchez¿ de que tenéis miedo¿

  6. matusalen says

    otra vez, hasta que entre en la mollera: sanchez se vinculo a cs porque podemos no quiso negociar con el si estaba rivera, intolerable chantaje; sanchez llevaba las riendas porque era el encargado de formar gobierno, ademas de ser segunda fuerza, no habia otro camino que con cs y podemos mientras un pacto para todos los españoles dependiera de votos que pedian un referendum que el psoe no podia aceptar; ademas daba igual porque no existian derechas e izquierdas; reconocido por podemitas a dia de hoy: mejor aquel documento con cs que lo que vino luego, pero de aquella el mesias optaba a la luna, alentado por las encuestas del ibex, jeje, cuando aun pudo matizar el documento de psoe-cs. pero la realidad fue furibunda, 1,2 millones de votos a tpc, aun con los de los comparsas de iu. el siguiente paso de sanchez fue intentar que entraran en razon los del mesias, el pitufo y naranjo: si no sacamos algo razonable,elecciones y nos jodemos todos, menos el pp….y ahi aparecieron los salvadores del vendimiario, a tpc de otra manera, y podemos deberia agradecer ese vendimiario del 1 octubre. Menos retorica grandilocuente. El ridiculo del mesias fue apoteosico cuando los catalanes le dieron la esquina en la organizacion del congreso. ¡Ye la politica mozu, o tu que te creiste, que solo era vocear en el escaño?.

  7. caperucita says

    Sanchez no gana unas elecciones

  8. matusalen says

    es mas, jaja, dijo el mesias que si sanchez hablaba con rivera ellos no jugaban, no pactar o llegar a acuerdos, no, no, hablar….

  9. ESPAÑA says

    A Sánchez la táctica le salió mal. Creía que dejando gobernar en los AYUNTAMIENTOS a PODEMOS.
    EL LLEGARÍA A LA MONCLOA DE PRESIDENTE.
    ASÍ LE HA IDO A EL (LISTO QUE ES)

  10. Eres says

    Cuándo se dará cuenta el pueblo q el Psoe nunca querrá un gobierno de izqdas porq está en la dcha

  11. Caton says

    Demasiadas tonterías las que se dicen en el artículo. Non merecen comentario alguno.

  12. gato says

    No, no es ninguna tontería, pero hasta cuando va a estar este país durmiendo?

  13. Jose says

    Totalmente de acuerdo con el articulo y el que no este de acuerdo con el es porque forma parte de esos poderes facticos.

  14. Carlos Quemado says

    Construir un proyecto de mayorías en un país de mayoría social conservadora se supone algo bastante más complicado que la retórica mitinera del señor Monereo. A menos que explique como conseguir esa hegemonía social, con qué programa y con qué alianzas.

  15. Juan Morante says

    Señor Monereo, mi pregunta es esta: ¿Como se consigue esa mayoría social no en abstracto sino en nuestro país?. Se supone que habrá realizado un profundo análisis de la formación social, del carácter de la «crisis» del sistema capitalista y sus contradicciones y, sobre todo, de la posibilidad de que una mayoría social esté dispuesta a la ruptura y apoyar un proceso destituyente avanzando hacia objetivos más ambiciosos. ¿Lo cree de verdad?

  16. Cristobal Pasadas says

    Ay Manolito Monereos, échale toda la literatura que quieras, pero responde a esta simple pregunta: ¿de qué estaríamos hablando ahora mismo con Rajoy fuera del gobierno y con la guerra total de liderazgos en el PP? Pues eso…

  17. dignidad says

    ya esta bien de querer ser los palmeros del soe,es preferible morir de pie con dignidad, que vivir de rodillas y arastrandose,pues claro que es dificil convencer a la gente que la lucha esta primero en la calle y despues en las instituciones,pero es dificil por que la gente no queremos luchar en la calle y preferimos que los dirigentes politiqueen en el parlamento para que al final con el tiempo todos se conviertan en lo mismo,marionetas del capital,el que lucha puede ganar o perder el que no lucha siempre pierde

  18. Anton says

    Errejón solo busca maquillar el sistema…y ser ministro…como su papá

  19. Santiago Fernández Vecilla says

    Los que cuestionan las tesis de Monereo tienen una concepción estática de los procesos sociopolíticos. Desde esta posición (o cosmovisión) la revolución de octubre y todas las revoluciones que en el mundo han sido les resultarán totalmente inexplicable. Solo un principio: la transformación de la realidad pasa siempre por una concepción dinámica de la realidad en toda su complejidad o, lo que es lo mismo, una concepción materialista de los procesos históricos, de los procesos de cambio, lo que implica sumergirse en la realidad social, con sus contradicciones y dificultades, pero conectando con sus problemáticas y generando respuestas a las mismas, en proceso que, si sabemos desarrollar, generará la fuerza necesaria para la transformación en un sentido emancipador. Lo demás es politiquería de la de siempre, politiquería gatopardiana.

  20. Josean says

    El problema es que para que pueda haber democracia hay que cambiar el régimen nacido con la Transición. Separar los poderes y verdadero poder de los electores sobre los elegidos.
    Eso no se consigue instalándose en el Estado y participando de su sistema prebentario.

  21. eledonio says

    DICE PEDRO SÁNCHEZ (09.07.2017): «… pero si la
    política consistiera sólo en la aplicación rígida de la ley, gobernarían los
    jueces»; y, ahora, un supuesto con preguntas y repreguntas: ¿
    podríamos asemejar en este momento a la política española a un carro que lleno
    de gentes y cambalaches, marchara en medio de un ruido ensordecedor
    chancrulleando de un lado al otro por un camino de tierra, repleto de barrizales,
    de profundas hondonadas, tolleros con enormes piedras y amenazando con volcar a
    cada metro que avanza…? Y ahora, instruido y meditando por lo oído a
    P.Sánchez, me pregunto por enésima vez: pero ¿ es que no estamos en un Estado
    de Derecho y en el XXI…? porque ciertamente, en él tienen los jueces su deber
    comprometido, el estricto, sí, pero lo tienen; ¿ o no…? porque, salvo la tolerancia – esa
    flexibilidad u oro lubricante y vivo para su uso en las convivencias libres – sabemos
    muy bien que la presencia intelectual, real y práctica del Señor de la Bréde y Barón
    de Montesquieu, aunque difícilmente plasmada en la Constitución, sí, lo está, pero
    respetuosa-respetuosa de facto y en medio de nuestro quehacer diario y político,
    digo y digo, es inexistente; no, no es nuestra cultura aún aquélla, la del
    Barón, una de tal calibre, y no, no lo es aunque a ella aspiremos; hoy, y aún, Larra,
    sin duda volvería a llorar, volvería a hacerlo. Saludos.

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