Entro en la frutería y compro, entre otras cosas, un manojo de puerros. El frutero me dice que si me quita “lo verde”, el extremo, que está algo reseco y tiene tierra. “Sí, perfecto”, le digo. La señora que va detrás de mí me toca el hombro y me pregunta, sin levantar la voz, si le puedo dar los trozos verdes del puerro antes de que los tire el frutero. Le digo que claro, que para qué los quiere, pensando en que quizá tenga un conejo o un hámster. “Para echarle algo a la sopa”, me responde. En la mano lleva una bolsa con tres cebollas. Tenía un euro para comprar fruta y verdura.
Salgo de la frutería derrotado, aturdido. Tanto como para no haberle preguntado discretamente a la señora si necesitaba algo, si podía comprarle alguna cosa. En el camino a casa pienso en el final de las nanas de Miguel Hernández, y las adapto a las circunstancias…
"Ella, triste de puerro,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre".
La frutería se encuentra en el centro de Talavera de la Reina, una ciudad con más de 86.000 habitantes que se consume en su propio jugo. Está a poco más de una hora de Madrid, pero pertenece a otro mundo: el paro, que alcanzó el pasado enero a 12.242 personas, ha convertido a la vieja Ébora en una trampa mortal. Está dejando de ser una ciudad para convertirse en un pueblo grande. El presente es desalentador, el futuro no existe. Tiendas cerradas, ocio de centro comercial, ausencia de planes y de vida cultural, una estación de tren semiabandonada, emigración, gente que se limita a sobrevivir…
La cuarta ciudad con más desempleo de España. Talavera ha sido, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la cuarta ciudad con mayor tasa de paro (37,3%) en 2015 después de Sanlúcar de Barrameda (42,3%), La Línea de la Concepción (40,1%) y Jerez de la Frontera (39,4%). Un dato escalofriante que ya no lo es tanto, puesto que tener trabajo o estudios superiores no significa poder llevar una vida digna. Según un recuento de las personas sin hogar en Madrid, que acaba de presentar Marta Higueras, delegada de Equidad, Derechos Sociales y Empleo del Ayuntamiento, un 31,4% de las 2.059 personas sin hogar contabilizados en la capital tienen trabajo y el 58,9% cuenta con estudios superiores.
“La crisis ya es historia. ¿Quién habla hoy del rescate, la recesión o el paro?”, dice un Mariano Rajoy que parece gobernar España desde alguno de los siete planetas descubiertos en un nuevo sistema solar situado a 40 años luz de la tierra, de la realidad. Un presidente de otra galaxia, un Gobierno de ciencia ficción. “Los datos superan las expectativas del Gobierno”, sentencia Luis de Guindos, Ministro de Economía, Industria y Competitividad: “Lo que hemos hecho se estudiará en Historia”.
Quizá algún día la historia cuente la verdad. Entonces dirá que a Talavera, la ciudad abandonada a su suerte que volvía a ser pueblo, lo único que no pudieron quitarle es la dignidad. Y esa austeridad y esa solidaridad rurales que hacen que sea difícil ver a gente en la calle, sin un lugar donde dormir, sin algo que llevarse a la boca. Aunque sea un manojo de hojas verdes de puerro.
Hay escritos que le afectan a uno de manera especial. Este es uno de esos. Gracias.
Y mientras esta realidad cotidiana, magníficamente relatada por el autor en este artículo, se multiplica por todos los rincones de la geografía y dibuja un horizonte cada vez más sombrío, vemos con estupor que la decadencia y degradación se extienden como una metástasis terminal por la podrida arquitectura de nuestra sociedad «democrática».
Que pena!! Para que te venga Pedro. S, y nos diga ha todos que ahora si.Que nos venga el gobierno y cambie jueces fiscales para mayor escarnio. La democracia no puede ser esto, o luchamos como nuestros abuelos y padres;juntandose en lo esencial, para defender la honradez personal y colectiva en un bloque amplio. Somos muchos más que lo que dicen las urnas.. Nosotros mismos.
Al leer el artículo me da mucha pena ver cómo se ha transformado para mal, mi ciudad. ¡Qué lástima nuestra feria de ganado de valor reconocido en toda España y que, cuando estuve de vacaciones en Ribadesella, un hombre ya mayor me habló de la feria de ganado, cuando le dije que era de Talavera. Eso se perdió, eso y lo otro y lo de más allá, que tenía una ciudad llamada «de la cerámica» y que la gente de fuera tenía que preguntar dónde te podían vender cerámica porque no había «promoción» de nuestro «producto estrella» en la ciudad. Gracias a Dios ahora – ¡a buenas horas, mangas verdes! – nuestro querido Ayto. está promocionando en algunos lugares de la ciudad, la cerámica, como en los laterales de la fuente enfrente del hotel Ébora. Una Ébora que ve como se ha derrochado un dinero en un puente estúpido, o que uña concejal de Talavera de ni sé el partido político, ni me interesa, votará hace algunas semanas en contra de los intereses de la ciudad. En fin, al paso que vamos…Talavera «requiescat in pace»
Josema: ¿»ni te importa»? Debería importarte mucho, porque luego ese partido pedirá el voto.