“Nos han quitado el derecho a la tranquilidad”, dice Josep Borrell en la Cadena SER como cierre a su análisis sobre la situación en Cataluña. “¿Qué pasa con mi pensión, con ese dinero que tengo en el banco, se pregunta la gente más humilde”, sentencia el que fuera ministro socialista, tremendamente amohinado con la deriva secesionista. Borrell, que estuvo en la manifestación del domingo junto a Xavier García Albiol, parece en su discurso no ya un auténtico progresista, sino el mismísimo Che Guevara. Sobre todo si le comparamos con sus colegas Felipe González, Alfonso Guerra, José Bono o José Luis Corcuera, una banda de transformistas orgullosos de haber encontrado sentido a sus vidas presumiendo de ideas ultraconservadoras. Borrell no está, ni mucho menos, en esa línea, pero olvida cosas importantes.
Por ejemplo, que el jubilado que se pregunta por su pensión, o por los ahorros que tiene en el banco, no debe buscar la respuesta en Manresa o Reus, sino en Moncloa. O en la madrileña calle Génova. El jubilado tiene derecho a la tranquilidad, como exige Borrell, pero también a la verdad: desde 2012 Mariano Rajoy ha sacado de la hucha de las pensiones 67.337 millones de euros. Un hachazo tras otro, para tapar huecos, que apunta a bancarrota y obliga a incluir en los Presupuestos Generales del Estado de 2018 un nuevo crédito de 10.000 millones del Estado a la Seguridad Social. Un “balón de oxígeno” que permita a Empleo hacer frente a todas las mensualidades del próximo año y a las dos pagas extra. ¿Qué pasa con mi pensión? No pregunte a Puigdemont, sino a Rajoy.
Y con el dinero que el ciudadano de Borrell tiene en el banco, y que le preocupa enormemente, pues ocurre algo parecido. Los bancos ya le han estafado, y no precisamente los de Hospitalet o Santa Coloma de Gramanet. El Banco de España da por perdidos 60.613 millones del rescate financiero. El mismo rescate que, según Rajoy y De Guindos, no iba a costar “ni un solo euro” a los ciudadanos.
La gente humilde de que habla Borrell tiene problemas terribles, por cercanos. A años luz de “el golpe separatista”, “la deriva independentista” o incluso, si usted me apura, la simple ruptura de España. Le pondré solo un ejemplo: la gente humilde no tiene trabajo. Cuatro de cada diez parados lleva más de dos años sin empleo. ¿El articulo 155? ¿La bandera, la patria y la unidad? Tremendo follón, pero una minucia si lo comparamos con no poder llegar a fin de mes.
El derecho a la tranquilidad es importante, pero lo es aún más el derecho a la verdad. Por eso es fundamental que Cataluña no nos tape los ojos y nos impida ver la otra realidad, analizar la situación social en el resto de España, y tener muy claro cuáles son los verdaderos responsables de las miserias de un país cada vez más pobre, más inculto y más desigual.
P.D.
Cuando escribo estas líneas salta una noticia que, afortunadamente, no tiene nada que ver con la ruptura de la patria, ni con los antisistemas que se saltan las leyes para dividir España: la Fiscalía mantiene casi íntegras las peticiones de penas del caso Gürtel. No sé si recuerda usted de qué le hablo. Bárcenas, Correa, financiación ilegal del partido que gobierna…