TOROS / Moscas, sangre, 25 euros… y maltrato humano

La capea

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Cuando parecía que no podía haber nada más sórdido, casposo y cutre que los espectáculos taurinos tradicionales, el género se reinventa y crea la capea juvenil. Sí, como la capea de toda la vida pero con una ingeniosa modificación, con un giro brillante, con ese toque añadido de sordidez que tanto gusta en ambientes cornúpetas: al maltrato animal se añade, atención, maltrato humano. ¿Se puede ser más creativo, más innovador a la par que emprendedor? Imposible.

La capea juvenil del siglo XXI se celebra en una finca de las afueras, lógicamente. Un recinto más o menos decrépito con un único requisito: el tentadero, esa plaza donde se sueltan las vaquillas para regocijo del populacho. El resto de las instalaciones se consagran a los humanos. Que son chavales de entre 16 y 20 años a los que han cobrado 25 euros bajo la promesa de barra libre y barbacoa, además de transporte en autobuses y música de baile.

A la capea que sirve como ejemplo de este post acudieron alrededor de 600 jóvenes. Del maltrato animal no hace falta que les ofrezca detalles. ¿Dónde está el maltrato humano? Se preguntará el lector más impaciente. Vamos con ello… Además del tentadero y las vaquillas, los jóvenes disponían de dos techados con uralita, el primero a modo de discoteca y el segundo de barra de bar y barbacoa. Para todos los asistentes, recuerden que alrededor de 600, un solo servicio, evidentemente mixto. Sin papel, sin lavabo, sin jabón. Una taza. Los chicos ni lo intentan: evacuan en rincones, paredes y caminos. ¿Alimentación y bebida? Incluidas en el precio. Pero lamentablemente las colas son tan grandes que mucha gente llegó tarde a la merienda: “Cuando me tocó pedir el bocadillo no quedaba pan, y me pusieron la loncha de panceta en la mano”, confiesa una de las afortunadas participantes.

¿Ambulancia? Por supuesto que no. ¿Seguridad? Eran los mismos que estaban en la barra y en la barbacoa. A las 9 acaba la fiesta. Algún coma etílico, mucho polvo y la sensación de que el mundo taurino se ha superado. Moscas, sangre… y maltrato humano.

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