Reseña / “Crisis Constitucional e Impulso Constituyente. Diálogos sobre España”, es el nuevo título que publica el Instituto 25-M

Iglesias y Pérez Royo: reflexiones sobre la crisis de régimen y la Monarquía

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Una crisis de régimen. Y, ante esta, es necesario y urge un debate de país, un impulso constituyente. Esta es la idea principal de esta publicación. Bajo el título Crisis Constitucional e Impulso Constituyente. Diálogos sobre España, el Instituto 25M, la Fundación de Podemos, edita dos conversaciones entre el secretario general de la formación morada, Pablo Iglesias, y el catedrático de Derecho Constitucional por la Universidad de Sevilla, Javier Pérez Royo.

La situación actual es preocupante y peligrosa para ambos, pero durante estos diálogos abren un horizonte optimista que mira al futuro sin miedos ni contemplaciones para plantear los retos que la sociedad española -siempre desde el punto de vista de Iglesias y Pérez Royo- debe asumir para pasar de página, o más bien abrir un capítulo nuevo de la historia, y salir airosa de esta crisis que, según cuentan, está suponiendo una involución democrática en España.

Una crisis, analizan de forma dialéctica ambos, que proviene de unos vicios originales aceptados en el debate constituyente que precedió a la Constitución de 1978. Unos vicios que Pérez Royo enumera: la Monarquía, las funciones y formas que adquirieron las Cortes Generales y la estructura territorial del Estado. De este modo, el vicio original de la Monarquía consiste en que prevalece el principio monárquico sobre el principio de legitimación democrática. Esta institución es previa al debate constituyente.

El que la Monarquía esté situada en el centro de todo el sistema político español, según Pérez Royo, supone una corrupción causante del siguiente vicio original, el del papel que se le otorgó a las Cortes Generales del Estado. Las Cortes quedan devaluadas por el principio monárquico y, además, el principio de igualdad no se sostiene en el Congreso, por el sistema electoral, y es inexistente en el Senado, donde una mayoría absoluta actual del PP se sustenta tan sólo en un 30% de los votos.

La estructura territorial fue uno de los debates más duros y complejos entre los llamados "padres de la Constitución". Había que poner fin al modelo unitario, pero tampoco existía una concentración de fuerzas favorable a un modelo descentralizado. Iglesias menciona al escritor Manuel Vázquez Montalbán, que, irónicamente, se refería al reparto de peso político en el acuerdo entre las élites franquistas y la oposición democrática a la dictadura “correlación de debilidades”. De aquellos polvos, estos lodos: la constitución territorial del Estado se dejó abierta, y fueron los estatutos de autonomía, posteriormente, los que fueron regulando esta estructuración. Los estatutos, como normas inferiores a la Constitución que son, pueden ser controladas por el Tribunal Constitucional. Y la sentencia del 2010 de este órgano judicial sobre el Estatut de Catalunya, previo recurso presentado por el PP, supuso, para Pérez Royo, una destrucción de los pilares de la constitución territorial.

Y es que en el proceso de redacción y aprobación del Estatut, se había respetado el proceso recogido en la Constitución para reformar un estatuto de autonomía: un proceso que requería un pacto entre el Parlament, en el caso catalán, y las Cortes Generales del Estado. Además, si bien quedaba claro tras los acuerdos del 78 que ninguna nacionalidad podía imponer un estatuto al Estado, también es cierto que el Estado no podía imponer un estatuto no aprobado por referéndum a una nacionalidad, según profundiza en estas conversaciones el catedrático de Derecho Constitucional. El Tribunal Constitucional rompe con esto en el 2010. El PP entiende que puede dejar de hacer política territorial, ámbito que había desplazado al Constitucional, se adueña, en cierta medida, de la constitución territorial.

La política desaparece en este sentido, el Constitucional hacía una aparición en este terreno que crea un precedente imposible de solucionar: la Constitución, que dejaba abierta la articulación territorial del Estado, queda herida cuando el Constitucional tira por la borda un estatuto aprobado según los propios mecanismos constitucionales. Un callejón sin salida, un punto y final en la confianza en los acuerdos para el encaje territorial del Estado. Un bucle.

Para Iglesias, de estos vicios de origen, hoy nos encontramos con una crisis de régimen que se manifiesta en dos vertientes principales: la cuestión social y, obviamente, la territorial. Si la Constitución del 1978 se inspira en el aspecto social en aquellas que surgen en Europa después de la II Guerra mundial, generando los estados del bienestar, esto se trunca con la reforma del artículo 135 de la Constitución, aprobada por PSOE y PP sin consulta ciudadana en el 2011. De esta manera, se ponía el techo de gasto por encima de los derechos sociales, un golpe duro para el Estado de Bienestar que ya había comenzado años antes con la aprobación del Tratado de Maastrich europeo. La consecuencia social de esto fue, para Iglesias, el 15M y su correspondencia electoral el surgimiento de Podemos y después Unidos Podemos y confluencias.

La crisis territorial, como segunda pata de la crisis de régimen, a la que ya hemos aludido con anterioridad, llega a su punto culmen con la aplicación del 155 interviniendo la Generalitat catalana, una institución de origen republicano, anterior al 78. "No puede haber democracia en España sin autogobierno en Catalunya", asegura Pérez Royo. Y es la Monarquía, centro político sobre el que gravita todo lo demás, uno de los problemas claves para poner fin a esta crisis de régimen.

Perspectivas de futuro

Pérez Royo asegura que el instinto de conservación de la institución monárquica, de carácter hereditario, no es compatible con la reforma, principio sobre el que, para el catedrático en Derecho Constitucional, debe descansar el sistema político y el ordenamiento jurídico, como ejemplo de una sociedad con estabilidad y madurez democrática. Pero la Monarquía no tiene capacidad de renovación. Y el cierre de filas, alrededor de la Monarquía, de PP, PSOE y Ciudadanos tras el 3 de octubre, el “bloque monárquico”, le resulta peligroso a este catedrático si perdurara en el tiempo.

Iglesias se muestra más optimista en este sentido. Considera que este bloque, y la monarquía, no tienen proyecto de futuro político. Un bloque que se crea después de que el 3 de octubre Felipe VI pronunciara su famoso discurso dos días después del referéndum catalán del 1-O. Un discurso que sitúa al monarca en la línea del Gobierno de Mariano Rajoy y que le hace despegarse de su papel de árbitro neutral. Un gobierno que ha renunciado y reducido al aparato judicial su capacidad para hacer política territorial. Sobre estos temas profundizamos en la conversación que publica hoy, cuartopoder.es, con el líder de Podemos.

La Monarquía, dice el líder de Podemos, ya no tiene proyecto que ilusione a amplios sectores de la ciudadanía. En Catalunya es muy obvio, pero también influye a otras capas del Estado. Sin esa capacidad de ilusión, no podrá asegurar hegemonía alrededor de su proyecto. Este bloque parece haber salido fortalecido de la crisis catalana, pero, según el análisis de Iglesias, no podrá aguantar en el medio y largo plazo. Por eso, se abre una ventana de oportunidad para la reforma. Una reforma que no casa con el principio monárquico, recordando a Pérez Royo.

Por ello, nuevos retos pone Iglesias a la sociedad y a la política española: el primero, un reto democrático, combatir la corrupción; el segundo, consolidar los derechos sociales como pilar básico de la democracia; el tercero, encontrar una solución territorial que debe pasar, según considera el de Podemos, por un modelo federal o confederal. Todo esto enmarcado en una pelea de mayor ámbito territorial, conseguir una Europa social. Y para ello, una herramienta imprescindible, una reforma de la Ley Electoral que recoja el principio de igualdad constitucional y que permita romper con la inercia de la actual, favorecer a las opciones conservadoras y al bipartidismo.

¿Perderá fuerza social y política este "bloque monárquico" con el paso del tiempo tal y como considera Iglesias? ¿Qué estrategia seguirá Podemos y el resto de fuerzas políticas hermanadas para contraponerse a este bloque? ¿Se conseguirá un acuerdo amplio que permita un cambio en la Ley Electoral? Dudas que surgen tras la lectura de estas conversaciones, las cuales hemos pretendido resumir y referenciar, pero que incluyen muchos ejemplos esclarecedores, apelaciones a distintos momentos de la historia y profundizan en el transcurso de los últimos 40 años de la historia política española. Un libro esclarecedor para conocer algunos de los orígenes de los problemas que nos acucian hoy, una visión crítica sobre los fundamentos del actual régimen, una visión a través de los últimos cuarenta años de historia política española. Dos voces, un punto de partida, la actual crisis de régimen, y un viaje por sus consecuencias y por las posibles soluciones. El próximo lunes se presentará este libro en la Facultad de Filología y Letras de la Universidad Complutense de Madrid a partir de las 17 horas.

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