Quorum global: planes para afrontar las transformaciones sociales

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Más de 300 personas de organizaciones y movimientos sociales se reunieron en Málaga los pasados 19, 20 y 21 de octubre. El encuentro se denominó quorum global y pretendió explícitamente poner en común prácticas y planes para afrontar con urgencia transformaciones sociales muy profundas.

Podría decirse que las conclusiones del encuentro están claras en cuanto al diagnóstico se refiere, puesto que existe un alto grado de conocimiento de las causas de la crisis ecosocial en la que el mundo está inmerso. En el centro del encuentro, también el reconocimiento de muchas prácticas que pudieron allí exponerse, experiencias de grupos locales, apegados a los territorios y a las personas que los habitan, que constituyen un muestrario inmenso y diverso de cómo se generan alternativas en todos los ámbitos de la vida. Ejemplos de la forma de habitar el mundo que es propia de los seres humanos, que no sólo lo ocupan sino que también ocupando el mundo lo transforman continuamente.

Las prácticas allí reunidas y otras muchas en todo el territorio que no pudieron llegar pero forman partes de múltiples redes, transforman el mundo transformando las relaciones patriarcales en empoderamiento feminista, cambian los patrones de producción y de consumo a partir de pequeños y diversos huertos, cooperativas y organizaciones, transforman la manera de ver el mundo reconociendo derechos humanos a los más excluidos y vulnerables, y todos comparten una dedicación fundamental: habitar el mundo pensando en la reproducción de la vida, para dejar de habitarlo expoliándolo y dividiéndolo con fronteras culturales, políticas y económicas.

Es tal la riqueza de prácticas que aun siendo fácil sentirse unidos por una visión compartida de cuáles son los principales desafíos comunes y cómo cada una de las prácticas suma, complementa y contribuye a generar un patrimonio común de alternativas que están siendo viables y transforman las condiciones de vida de las personas y de habitabilidad del planeta.

Pero hay una diferencia entre la suma y la articulación. Porque la articulación exige no sólo un frontispicio de principios generales comunes, sino que precisa de una programación conjunta, un plan compartido que eleve la mirada desde los territorios y sus habitantes, sin despegarse nunca de ellos, y sea capaz de generar articulaciones políticas concretas. Se trata de articular políticamente lo que ya sabemos hacer en forma de prácticas concretas, para elevarlo a normativa legal cuando sea preciso, para convertirlo en cultura y hábito de las personas, para que lo alternativo y pequeño pase a ser general y de alcance universal.

Tres ideas fundamentales sirvieron de conclusión al encuentro y a su propósito para generar una articulación política. En primer lugar se afirma la necesidad de “poner en el centro la vida, aquello que reproduce la vida, poniendo en el centro a las personas y al planeta”. Y este principio deberá servir tanto para el ámbito de lo político como para el ámbito de lo socioeconómico. Sabemos que no se trata de un principio dogmático ni abstracto, es el resultado de la experiencia y del aprendizaje de tantas prácticas múltiples, diversas que conforman esa suerte de estrategias alternativas. La segunda idea es precisamente “Poner en valor y en práctica las múltiples estrategias alternativas”, reuniendo lo aprendido del feminismo, el antirracismo, el ecologismo, lo decolonial y el anticapitalismo. Con todo ello configurando una nueva forma de habitar nuestros días y nuestro territorio. Estas prácticas se refieren tanto al nivel personal o interpersonal, como al nivel social y político.

En tercer lugar, existe plena consciencia de que a partir de estas apuestas es preciso “Cambiar la hegemonía cultural”, partiendo de procesos personales de deconstrucción de esquemas y valores que han articulado la forma de estar en el mundo las últimas décadas. La educación transformadora, el acceso a los medios de comunicación social (no sólo a sus páginas, sino a su propiedad y gestión), la ocupación y uso del espacio público disputado a inversores y oligopolios empresariales y comerciales, son algunas de las orientaciones más concretas.

Los principios no pueden dejar de ser la horizontalidad, la puesta en valor de lo que reproduce la vida, el respeto a la diversidad, la apuesta por la revolución de los valores, el cuidarse mutua y constantemente como elemento relacional fundamental. Sabemos que constituye toda una apropiación y resignificación de muchos espacios y relatos públicos. No es menor la tarea, no puede serlo teniendo en cuenta el desafío. Tampoco puede ser más apasionante.

Pablo José Martínez Osés es miembro del Colectivo La Mundial

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