¿Hay en Podemos un secretario de Comunicación?

  • Cada vez he visto más a los representantes mediáticos de Podemos repetir argumentarios prefabricados, sin ingenio ni acierto

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En sus orígenes, Podemos se hizo famoso por su insuperable campaña de comunicación en redes sociales, un fenómeno espectacular que llamó la atención a nivel internacional y que empezó a ser imitado por todos los partidos. Si el concepto gramsciano de “hegemonía” se puso tanto sobre la mesa en aquellos días fue porque se estaba demostrando que la izquierda había encontrado por fin la clave para romper su burbuja ideológica y alcanzar todos los rincones de la sociedad civil. Se formaron círculos hasta en los últimos rincones del mundo rural y, gracias a las redes sociales, el boca a boca y al acierto de Pablo Iglesias al participar en las tertulias de la televisión, Podemos se encontró en condiciones de disputar la batalla ideológica global, apropiándose inesperadamente de, como solía decirse, el “centro del tablero”.

Su éxito fue tan espectacular que hasta sus enemigos políticos tuvieron que reconocer que el fenómeno podemita tendría que ser estudiado en los manuales de comunicación de todo el mundo por mucho tiempo. Algunos llamaron “populismo” a este acontecimiento sorprendente. Pero, por mucho que se empeñaron en recitar la consigna de que “no hay populismo bueno” y que “todos los populismos son iguales”, la diferencia era demasiado clamorosa. En esta ocasión la marea popular era marcadamente de izquierdas, una verdadera excepción respecto al populismo de extrema derecha que cada vez se extendía más por Europa (y ahora en nuestro país).

Es verdad que se distinguía entre un “ellos” y un “nosotros” (somos el 99%, se decía), pero, en esta ocasión, el “ellos” no eran los emigrantes, los homosexuales y las feministas, sino que se pensaba de manera estructural, identificándolos con el sistema capitalista y financiero que nos había hecho desembocar en la gran crisis del 2008. Hubo por aquel entonces hallazgos de comunicación impresionantes, como la idea de asumir un “patriotismo constitucional” que reivindicaba el concepto de “patria” identificándola con la escuela y la sanidad pública, el derecho laboral, el sistema de pensiones y una economía nacional civilizada, opuesta al salvajismo neoliberal con el que se habían minado todas esas conquistas sociales y jurídicas.

Todo cambió a partir de Vistalegre II. Podemos ha ido de desastre en desastre respecto a su política de comunicación. Las mejores cabezas capaces de intervenir en la radio y la televisión fueron marginadas, expulsadas o acabaron por abandonar el partido desanimados. Los mejores intelectuales, entre los que había habido una gran transversalidad, que iba de Juan Torres a José Luis Villacañas, Carlos Jiménez Villarejo, Luis Alegre Zahonero, Carolina Bescansa, German Cano, Manolo Monereo o Santiago Alba se fueron desmarcando cada vez más de la línea oficial que antaño habían defendido en los medios de comunicación y con diversas publicaciones. Se llegó incluso a desplazar a Iñigo Errejón de su tertulia habitual en la SER, pretendiendo imponer a Àngels Barceló el tertuliano propuesto por la ejecutiva del partido, cosa a la que ésta se negó con toda la razón, diciendo que aunque en Podemos mandara la gente, en la Cadena SER mandaba la Cadena SER.

El otro día me levanté planteándome una pregunta insistente: ¿hay todavía un secretario de Comunicación en Podemos? No había dormido en toda la noche, muerto de vergüenza. Propia y ajena. Propia, porque, de cara a las generales, sigo considerando a Podemos mi propia opción política. Y ajena, porque sigo teniendo una sincera admiración por Pablo Iglesias y sentía una gran empatía hacia el bochorno que sin duda estaría soportando, al repasar los memes que se habían hecho sobre el famoso cartel “VuÉLve”. Por mi parte, como espectador del espectáculo mediático, me sentía cada vez más y más desazonado.

Recordaba también la vergüenza que sentí, en otra ocasión, con el invento del “tramabus”, que consideré también un error garrafal. Para mí, que había defendido públicamente a capa y espada hasta las salidas de tono más preocupantes de Podemos, fue difícil, en esos días entrar en la Universidad y que todo el mundo me preguntara si iba a repartir en las clases ese recortable infantil del “tramabus” que alguien en Podemos había confeccionado. Por aquel entonces todavía pensaba que no se podía hacer siempre todo bien, y que había que cargar con el hecho de que siempre hay errores inevitables. Pero, disimulándome a mí mismo los errores, he esperado en vano algo que mediáticamente haya sido una buena idea. Cada vez he visto más a los representantes mediáticos de Podemos repetir argumentarios prefabricados, sin ingenio ni acierto, como si temblasen de miedo ante la posibilidad de salirse de la línea ordenada desde alguna de las altas esferas. A cada paso me he preguntado si había o no, todavía, algún equipo de comunicación en Podemos y, desde luego, qué había pasado con los protagonistas de su milagro mediático inicial.

Estos días he recordado una primera gran metedura de pata, cuando todavía éramos todos grandes amigos y estábamos seguros de ganar las elecciones. Eran otros tiempos, mucho más optimistas, pero recuerdo que ya entonces me pregunté quién habría sido el responsable de Comunicación que aconsejó a Pablo Iglesias llamar a Eduardo Inda con su mote del colegio. Me quedé estupefacto viendo a mi compañero Pablo Iglesias recordar en la televisión, un poco en tono de matón de patio de recreo, que en la escuela le llamaban “pantuflo”. Le llamó “Don Pantuflo” más de diez veces, mientras boquiabiertos nos susurrábamos todos en nuestro interior, “para ya, por dios, para ya”. Fue una gran tontería que sin duda nos arrebató unos cuantos millares de votos, pero, tal y como dije entonces, a cualquier persona constantemente expuesta a los medios de comunicación se le tiene que permitir meter la pata alguna vez. Pensé que el responsable de semejante estupidez (que dejó por primera vez tocada la imagen hasta entonces imparable de Pablo Iglesias) sería inmediatamente cesado, pero me informaron que algunos lo habían considerado una feliz idea y que no iba a ser así.

Parece que se trataba de una presagio de lo que, tras Vistalegre II, nos iba a caer en cascada. El colmo fue la vergüenza que tuvimos que pasar cuando los responsables de Comunicación de Podemos eligieron para representar la República un logo que al parecer había sido comprado por 10 euros (aquel día estaba de rebajas en un banco online de imágenes) y que estaba diseñado para el anuncio de una peluquería. Para entonces ya estábamos curados de espanto y ya no nos hacíamos ilusiones. Sobre todo, tras la odiosa campaña en redes #IñigoAsiNo, en la que se azuzó a las bases a despellejar públicamente a un compañero.

En esta última ocasión, con el famoso cartel “VuÉlve”, lo mismo que en las anteriores ocasiones, tampoco se ha señalado a ningún responsable. Se ha aludido tangencialmente al “equipo de diseño”, como si este no tuviera ningún responsable político. Quizás le habrán echado la culpa a algún pobre diablo que trabaja 10 horas diarias haciendo diseños para la organización y que, sin duda, recibió (o, en cualquier caso, debería haber recibido) órdenes directas para la confección del cartel. Lo realmente grave no sólo es la vergüenza que el cartel “VuÉLve” nos ha hecho pasar, sino, en primer lugar, que ha conseguido echar por tierra el trabajo incansable de cientos de compañeras feministas que llevaban meses preparando nuestra participación en la jornada histórica del 8 de marzo. Y que, al mismo tiempo, en una magistral carambola, ha conseguido debilitar de manera grave la imagen del candidato de Podemos a tan sólo un mes y medio de las elecciones generales en las que nos jugamos la llegada al poder de la extrema derecha. ¿No hay algo que va mal en la Secretaría de Comunicación de Podemos?

Acumulando error tras error, los responsables del equipo de Comunicación de Podemos han logrado encapsular al partido en una nueva burbuja solipsista que recuerda al autismo habitual de la izquierda de otros tiempos. En verdad, tal y como ha dicho Luis Alegre, estamos ahora, en 2019, en la misma situación exacta de 2014. Tenemos una izquierda malhumorada, enquistada sobre sí misma, incapaz de disputar la centralidad del tablero y de luchar por la hegemonía ideológica. Pero ahora sí sabemos cuál es la solución: montar Podemos. Habrá que luchar por confluencias concretas y territoriales, como se ha hecho con Más Madrid, capaces de hacer lo que Podemos hizo en sus orígenes: ganarse la confianza de la gente, con alegría, inteligencia y buen humor.

Carlos Fernández Liria se presenta a las elecciones por la lista de Más Madrid. Sus últimos libros publicados son En defensa del populismo, Marx desde Cero, ¿Para qué servimos los filósofos?, ¿Qué fue la guerra civil?, Escuela o barbarie y El orden de El Capital.
10 Comments
  1. Fernando V says

    Admirado Carlos Fernández Liria, entiendo lo que dices (un millar de votos menos), comparto lo que expresas (otro millar de votos menos), comprendo que lo pienses… y al igual que me pasa con Errejón y los movimientos de su entorno (otros millares de votos menos) asumo mi desconcierto como parte de mi desconocimiento de la cultura política para entender algunos movimientos, como generadores de grandes mayorías.
    Reconozco que me gustaría leer de vez en cuando algo sobre la lealtad hacia la gente que otorga su confianza a un representante (…y me refiero por supuesto a la confianza que otorgan las bases) pero no seré yo quien azuzaye (perdón por el palabro y si está mal escrito) más el fuego… y menos cuando estos movimientos «vertebradores» van a dar como resultado la obtención de esas grandes mayorías (como todos estamos observando) gracias a estas nuevas líneas de comunicación (millares más de votos)
    Lo dejaremos para siglos venideros…

  2. Casio says

    Los problemas comunicativos de Podemos vienen de 2015. Si la estrategia de no apoyar el gobierno de Sanchez con Rivera de vicepresidencia fué adecuada ( «its a trap!» que dirian en las pelis de acción) pero su forma de gestionarla y comunicarla fué demencial, exigiendo en una rueda d prensa con actitud prepotente vicepresidencias y ministerios.No era el momento. ni lo que se esperaba.
    Siguió con la incapacidad de mostrar a la opinion publica que el PSOE no queria negociar nada con Podemos, que era lo que estaba pasando, y despues pasamos a lo de la cal viva, bonita forma de perder millones de votos de votantes socialistas, luego con el empeño soberbio del sorpasso.
    Ahora mismo , adoptando como corriente dominante de su posición feminista planteamientos de las corrientes feministas menos inclusivas y más extremas ….en fin , que tiene razón Carlos, lamentablemente.

    1. Carla says

      El manual de campaña que nos habían dado contenía un apartado para los que poníamos mesas de como acercarse a la gente. En el apartado de votantes del PSOE ponía claramente que teníamos que adoptar una posición positiva hacia ellos diciéndoles que el PSOE había hecho muchas cosas buenas para el país pero que en estos momentos Podemos representaba mejor los derechos sociales. Eso ponía en nuestro manual de campaña, imagínate las miles de mesas que pusimos durante la campaña por toda España para que luego suelte lo de la cal viva y joda todo el trabajo de calle que hicimos aquel año.

      1. Casio says

        Aquello fué de locos. Conozco gente que nos votó, exvotantes del PSOE, que se sintieron indignados. Lo que no entiende Iglesias es que como dices mucha gente no ve al PSOE como lo podamos ver nosotros, que hemos reflexionado sobre su complicidad con el neoliberalismo, por ejemplo. Tienen una relación sentimental, emocional, que se inicia con el entuiasmo de 1982. Y esto les sentó como una bofetada.

      2. GiriPonce says

        Es posible que se perdieran votos por ese comentario agresivo, pero también es cierto que a la campaña del 26-J se llegó con prácticamente todas las encuestas mostrando el sorpasso y tras una campaña llena de comentarios amables hacia el PSOE, loas a Zapatero y actitud conciliadora y hasta servil en el debate a cuatro el resultado fue el que fue.

        Tampoco parece que el apoyo gratuito en la moción de censura y las constantes llamadas a «gobernar juntos» sirvan ahora, aunque el contexto sea otro.

  3. Carla says

    Creo que aun no os habéis dado cuenta que vivimos en un país que no se identifica con guerras entre izquierda y derecha. Nos fue bastante bien con lo de «no somos ni de izquierdas ni de derechas», llegamos a ser primera fuerza en intención de voto. La gente se empezó a ir cuando se dio cuenta que esto era IU2.0. Podéis criticar este comentario todo lo que queráis pero los datos están ahí. Ahh no, espera que es culpa de los medios y los bancos.

  4. florentino del Amo Antolin says

    Que casualidad, todo viene desde Vistalegre II. Le ha faltado un tris en decir: » Desde que nos marchamos los inteligentes, solo quedan los bobos «. Los fugados llenos de «egos» sois la otra herramienta de división que emplean los medios y sus patrocinadores en desgastar lo que en verdad les señala como cómplices y mantenedores de un régimen caduco a la sombra de un fascismo simpático, construído como un bipartidismo adormidera… Tan adormidera, que asumen cualquier axioma que proceda de las puertas giratorias y siembran la división gratuitamente en sus medios afines; le sacan brillo a los defectos de aquel Podemos tan guay cuando estaba yo.
    Podemos, siempre miró a los responsables políticos del poder establecido de frente, sabiendo que hacían un trabajo respaldados por una asamblea y sus 70% de votos y de por medio unos estatutos para cumplirlos todos… Y mejorarlos desde dentro aportando. La vergüenza señor Liria, no es por decir al señor González lo de la cal viva y al panfletario de cloacas y fondo de reptiles » Pantuflo «… Tienen que dar vergüenza otras cosas como humano, sabiendo además como han tratado a Podemos el bipartidismo, sus medios y si no fuera poco todo eso nos hacemos de la contra ególatra y dividimos más esa cosa que pierde votos… ¡ Por seguir siendo
    consecuentes con lo dictado por la mayoría de Vistalegre II !. Atrás quedan los restos de los escindidos y golpistas ( que tanto aman por teles y radios ). Los aman y dan cancha para laminar una herramienta del verdadero necesitado social. Una astilla de la ¿ misma madera ? . Esta astilla flota buscando el remanso reconocido y pagado con aplausos gratificantes y la próxima colocación made in puerta giratoria del empresario X… ¡ Que perdemos sino muchos votos !. Ahora salen los «topos», pidiendo más comunicación… ¡ Que jeta marioneta !. https://uploads.disquscdn.com/images/c16bc48ea3c136e519d6b8bd144d80c5b8e964082fc1babc61e2733c753b903a.jpg

  5. Quedeque says

    La mafia mediática nos os favorece, los troyanos tampoco y el víctimismo menos. Ell dinero une más que la ideología, a no ser que esta sea sincera. Los tres guapos tienen una red empresarial, funcionarios, medios, fundaciones, asociaciones… trabajando diariamente en ocultar, manipular y desviar la atención, eso sin contar la red clientelar y beneficiados por sus dedazos. Seguis siendo la única opción honrada, pero la inseguridad transmitida por algunos da mala imagen. Igual no es casualidad.

  6. Aldapa Behera says

    Para el Sr. Fernández Liria y probablemente muchos sesudos pensadores que hicieron del “significante vacío” la llave maestra del “cambio social” toda cuestión simbólico-identitaria-cultural como la chorrada de un cartel es muy importante. Sin embargo, en estos tiempos de precariedad laboral y existencial absolutas, al parecer, que las personas no tengan las necesidades básicas garantizadas no importa tanto. El clamoroso abandono de la reivindicación de la Renta Básica Universal e Incondicional por parte de Podemos (pablista, errejonista o lo que sea) para afrontar de lleno la abandonada cuestión material no es motivo de preocupación ni de artículo alguno. Curioso y preocupante.

  7. Aldapa Behera says

    Para el Sr. Fernández Liria y probablemente muchos sesudos pensadores que hicieron del “significante vacío” la llave maestra del “cambio social” toda cuestión simbólico-identitaria-cultural como la chorrada de un cartel es muy importante. Sin embargo, en estos tiempos de precariedad laboral y existencial absolutas, al parecer, que las personas no tengan las necesidades básicas garantizadas no importa tanto. El clamoroso abandono de la reivindicación de la Renta Básica Universal e Incondicional por parte de Podemos (pablista, errejonista o lo que sea) para afrontar de lleno la urgente cuestión material no es motivo de preocupación ni de artículo alguno. Curioso y preocupante.

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