Somos la Naturaleza defendiéndose

  • "Que millones de jóvenes hayan levantado la bandera de la lucha contra la emergencia climática es un alivio para quienes veíamos con preocupación la pasividad social"
  • "Estamos sin duda ante un 15M climático y global"
  • "Solo un movimiento social tan activo puede hacer avanzar la agenda de forma decisiva"

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Una pregunta que muchos nos hacemos desde hace tiempo es cuánto tiempo nos queda para reaccionar de forma efectiva contra el cambio  climático. La respuesta más aproximada nos la dio el comité científico de Naciones Unidas (IPCC) hace exactamente un año: si para 2030 no hemos reducido las emisiones de gases de efecto invernadero de forma efectiva (hasta un 50% tomando como base las emisiones de 1990), entraremos en una situación catastrófica. A esto solo podemos añadir un dato. Los científicos del clima solo se han equivocado en una cosa: los impactos avanzan a ritmo más rápido de lo previsto. Por tanto si algún parámetro condiciona nuestra lucha contra el cambio climático, es el tiempo.

En este contexto, la falta de acción política es muy desoladora. Las advertencias científicas nos obligan a reducir las emisiones entre un 7% y un 10% al año, pero globalmente aumentaron un 2,7% en 2018. En España la situación no es mejor: seguimos dependiendo de factores como la cantidad de lluvias, para saber si las emisiones aumentarán o se reducirán. Al no haber un cambio estructural en nuestro modelo energético, la tendencia no está cambiando, siendo además el transporte el sector en el que aumentan más rápidamente las emisiones. El otro día un activista ponía palabras cálidas a los datos fríos: “todo lo que amamos está despareciendo”.

Las movilizaciones ecologistas de los últimos meses son la mejor noticia ante esta situación. El hecho de que millones de jóvenes en todo el mundo hayan levantado la bandera de la lucha contra la emergencia climática es un alivio para quienes veíamos con preocupación la pasividad social ante el cambio climático.

Desde hace años las organizaciones ecologistas habían fracasado en movilizar a la gente contra el cambio climático. Aunque se realizaban acciones  de protesta con puñados de activistas aquí y allí, nunca hubo manifestaciones masivas. Esto ha cambiado definitivamente: las masivas manifestaciones del 27S, día de la huelga climática global han sido importantísimas. Desde ese día, la lucha contra la emergencia climática es una necesidad compartida por amplios sectores de la sociedad, que ya salen a la calle a reclamar medidas a empresas y políticos. No puede obviarse el paralelismo con aquel 15M (“no somos mercancía en manos de banqueros y políticos”). Estamos sin duda ante un 15M climático y global.

Además este movimiento es fundamentalmente joven. Son muy jóvenes las activistas (por cierto, lideran mujeres) que están saliendo a la calle estos días. Para un activista ya veterano, era una auténtica satisfacción ver a tanta gente joven en la acampada de Nuevos Ministerios que siguió a la acción de protesta en el Paseo de la Castellana de Madrid del lunes 7 de octubre.

Solo un movimiento social tan activo puede hacer avanzar la agenda de forma decisiva. Mi experiencia en las instituciones indica claramente que sin movilizaciones en las calles los avances son mucho más lentos, si es que se producen.  Por eso insisto en que este movimiento juvenil, que tiene diferentes nombres y adopta formas variadas, es lo mejor que le ha pasado a este maltratado Planeta en los últimos años. No se me ocurre mejor frase que la que ellos mismos usan en sus manifestaciones: “no somos defensores de la Naturaleza, somos la Naturaleza defendiéndose

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