ELECCIONES 10N
Perspectivas después del 10N
- "Para que haya legislatura, el PSOE debe abandonar el discurso electoral de criminalización del movimiento soberanista e independentista en Catalunya"
- "Entre Madrid y Barcelona debe funcionar el teléfono rojo del diálogo de forma constante y debe apaciguarse la politiquería, el partidismo electoralista, la mirada corta y los egos personales"
Del 28 de abril al 10 de noviembre hay mucho mas que seis meses, las oportunidades presentes en el resultado electoral de la primavera han estado a punto de desaparecer en otoño con el crecimiento del PP y el ascenso de la ultraderecha de Vox, todo por culpa de la frivolidad de Pedro Sánchez y parte del equipo que le indujo a la repetición electoral. Esos cambios constantes de criterio van a pesar a la hora, ahora, de dar continuidad a la legislatura y a los acuerdos políticos imprescindibles para que esta nazca. Una estrategia no se improvisa a golpe de sondeo electoral ni de manías personales, nos jugamos demasiado.
Estamos en medio de una fase política de transición, con final de un periodo de crisis económica que puede convertirse de nuevo, con la desaceleración económica actual, en una nueva crisis, en la cual hay que impedir que se repita la fórmula de generalizar la precariedad, los recortes sociales y la devaluación salarial como forma de afrontarla, los índices de pobreza y exclusión social están ya al limite en nuestro país y la respuesta a la movilización social que ello conlleva no puede ser, de nuevo, la Ley Mordaza y la criminalización de la disidencia política y social como impuso el PP ante el 15M y el sindicalismo de clase después del 2008.
Estamos en una nueva fase en Catalunya, la injusta sentencia del Tribunal Supremo es el final de una etapa donde los tiempos se vivían aceleradamente. Ahora se impondrá una estrategia donde el medio y el largo plazo (con su acumulación de fuerzas incluida) irán configurando la salida democrática al conflicto que, sin duda, modificará las bases constitucionales del 78 ya que para una mayoría de catalanes, el Estado de las Autonomías es algo superado y un corsé inaguantable para sus aspiraciones nacionales. Pero, no nos equivoquemos, también para un modelo económico y social alternativo, esa es en parte la grandeza de la revuelta catalana.
Hay que analizar de nuevo los resultados electorales en Catalunya del 10N. El soberanismo no afloja, al contrario, refuerza sus posiciones y más temprano que tarde la mayoría social y política que pretende: 1-Abordar el conflicto desde bases democráticas de dialogo y no desde la represión policial y judicial; 2-Desjudicializar el debate, sacar a los presos políticos de la cárcel y recuperar a los exiliados; 3-Someter el debate político y social a las urnas, aceptando el resultado que estas proclamen, irá creciendo y convenciendo a mas y mas catalanes. A pesar del desplome de CS en Catalunya y su seguro traspase de votos al PSC, este ha perdido igualmente 171.000 votos, el discurso antiindependentista del PSOE debilita al PSC y le impide jugar un papel político relevante, en ser parte de la solución y no del 155.
Para que haya legislatura, el PSOE debe abandonar el discurso electoral de criminalización del movimiento soberanista e independentista en Catalunya, solo tiene que recuperar lo que ya dijo en otros momentos, me refiero (si vamos un poco mas lejos) al relato del PSC que defendía un referéndum acordado en su programa electoral en la etapa de Pere Navarro de Primer Secretario, a la propuesta de dialogo sin cortapisas con una figura de relator que defendía la Vicepresidenta Carmen Calvo hace unos meses o a las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero condenando el uso del término “golpista” con que la derecha criminalizaba a un movimiento masivo y democrático.
Noviembre no es abril, el PSOE que nos ha hecho perder tiempo, esfuerzo y confianza con su errática posición no va ahora a meternos prisa, y si la tiene que se aplique a desandar parte de los errores cometidos. Como ha dicho el Vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, volvamos a la Declaración de Pedralbes como punto de inicio y empecemos a hablar para recuperar la confianza maltrecha.
Necesitamos perspectiva de miras y para ello algunos puntos son imprescindibles para sortear los momentos a corto plazo que pueden hacer naufragar el cambio progresista y democrático que queremos blindar:
- Una agenda social, ambiental y feminista ambiciosa que comporte hechos concretos y mensajes alternativos ante los retos sociales y climáticos, que plante cara al patriarcado estructural y lo desmorone.
- Una agenda antifascista y antirracista, no permitamos el neofranquismo, pero cuidado con la extrema derecha de palabras y gestos amables que habla de los problemas cotidianos de la clase trabajadora, el populismo racista penetra de forma silenciosa si el estado del bienestar desciende. No blanqueemos ni normalicemos su existencia.
- Una agenda catalana de diálogo, que interprete la ley en favor de las soluciones políticas y no como martillo de herejes independentistas. El fin de la criminalización es imprescindible, la búsqueda de soluciones ante presos políticos y exiliados por sus ideas y acciones políticas. El fin de la criminalización del movimiento popular independentista y su represión policial y judicial.
En Madrid y en Barcelona deben imponerse estos criterios, con los cambios necesarios en cada lugar para hacerlos posibles. Entre Madrid y Barcelona debe funcionar el teléfono rojo del diálogo de forma constante y debe apaciguarse la politiquería, el partidismo electoralista, la mirada corta y los egos personales.
Es posible, está en nuestras manos, pero ya sabemos que el ser humano puede llegar a tropezar incluso tres veces en la misma piedra y en mayo del próximo año igual no hay una piedra sino un definitivo foso lleno de estacas.