FEMINISMO

El placer es político

  • "La respuesta feminista a las agresiones sexuales y su abordaje social, mediático y jurídico ha puesto la violencia sexual en el centro de la agenda"
  • "Tenemos que trabajar por relaciones sexuales que no sean solo consentidas, sino que sean deseadas y muy disfrutadas"
  • "Quiero que para las mujeres el sexo no sea consentido. Quiero que el sexo sea muy deseado e intensamente gozado"

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‘El violador eres tú’ estamos gritando las mujeres por todo el mundo. En los últimos dos años, la respuesta feminista a las agresiones sexuales y su abordaje social, mediático y jurídico ha puesto la violencia sexual en el centro de la agenda. En este proceso de conceptualización de la violencia sexual estamos dejando de pensar la violación como algo que se produce únicamente por desconocidos en la calle y por la noche, sino que también se puede producir en espacios de confianza donde los agresores son personas conocidas y con quien puede que ya se hayan mantenido relaciones sexuales, entre otras cosas.

Lo personal es político. El placer, también. Quizá la revolución pendiente que tenemos las feministas es politizar lo que sucede en nuestras camas. Negar el deseo de las mujeres responde a la construcción que el patriarcado ha hecho de nosotras como seres para otros. Para los cuidados, para la reproducción, la crianza y para el sexo. Centrar el debate social de la violencia sexual únicamente en el consentimiento de las relaciones sexuales nos posiciona de partida en una situación de subordinación. Consentir el sexo es asumir la ausencia de deseo femenino. Significa que en esa relación sexual no hay, ni se espera, el placer de las mujeres. Consentir el sexo es asumir la autoridad del otro sobre tu cuerpo. Si en el sexo solo hay consentimiento no puede haber igualdad. Y si queremos visibilizar y luchar contra la violencia sexual que sufrimos tenemos que politizar nuestro placer.

En este debate sobre qué es el consentimiento en las relaciones sexuales hay quien dice que es imposible saber cuándo una mujer está consintiendo, deseando y disfrutando las relaciones sexuales. Que tendremos que firmar un contrato antes de acostarnos para que los hombres sepan que queremos follar. Si de verdad un hombre no es capaz de identificar cuando una mujer está deseando y disfrutando del sexo es porque, obviamente, no ha visto a una mujer desear y disfrutar del sexo en su vida. Creedme que se nos nota. ¿Qué tipo de relaciones sexuales mantienen aquellos que no saben si están violando a una mujer? ¿Qué entienden por el sexo aquellos que dicen no distinguir una violación de lo que no lo es?

Cuando las mujeres hablamos con sinceridad de cómo vivimos nuestras relaciones sexuales con frecuencia nos reconocemos las unas en las otras. Igual que sabemos que la violencia de género en la pareja no son solo los golpes, tenemos que aprender que la violencia sexual no es solo la violación. Al igual que no nos conformamos con parejas que no solo no sean violentas sino que queremos que nos apoyen e impulsen nuestros proyectos de vida, tenemos que trabajar por relaciones sexuales que no sean solo consentidas, sino que sean deseadas y muy disfrutadas.

La desigualdad en las relaciones sexuales la vivimos todavía en silencio. Mientras que con frecuencia las mujeres sufrimos chantajes emocionales y manipulaciones para, por ejemplo, acceder a determinadas prácticas sexuales, a nosotras todavía nos cuesta decir que no hemos disfrutado o que no hemos disfrutado tanto como nos gustaría.  ‘Quiero que me comas el coño’ es una frase que no siempre nos resulta fácil decir y tenemos que pensar por qué. Las mujeres hemos sido educadas para agradar y eso conlleva que nuestras parejas sexuales, por efímeras que sean, se sientan bien. No vayamos a dañar la masculinidad de alguien diciéndole que no estamos satisfechas.

Follar porque toca que hace mucho que no. Pensar que a ver si acaba de una vez. Masturbarse cuando se marcha porque no has podido llegar y no has sabido decirlo. No saber cómo decir que no te gustan algunas prácticas o que te apetecen otras. Acostarse con él no se vaya a cabrear. Consentir algo que no deseas porque ya le has besado, o porque ya estás en su coche, o porque ya has subido a casa o porque ya estás desnuda. Pensar que porque empezamos de una forma que queríamos los dos, tienes que terminar las relaciones sexuales de una forma que ya no te apetece.

Para luchar contra la violencia sexual tenemos que nombrarla por mucho que nos cueste. Hay quien llama puritanas a quienes criticamos el modelo sexual que impone la pornografía donde las mujeres somos simples objetos que sirven a los hombres para conseguir sus orgasmos. Puritana no soy. Pero sí combato el modelo sexual proyectado por el porno que, entre otras cosas, genera la idea de que las mujeres llegamos al orgasmo cuando un tío se corre en nuestra cara. “Ninguna mujer tiene un orgasmo limpiando el suelo de la cocina” dijo Betty Friedan. Tampoco creo que los tengamos mientras seamos únicamente orificios para otros. Quiero que para las mujeres el sexo no sea consentido. Quiero que el sexo sea muy deseado e intensamente gozado. Si queremos relaciones iguales también en la cama, esto no va solo de cómo empieza el sexo sino, sobre todo, de cómo y quiénes acaban.

3 Comments
  1. Maria PG says

    Ditto.
    Igual que sus maneras de amar, follar, escuchar… En esta plataforma de ‘snapshots’ dudo que much@s lo lean de principio a fin para entender el concepto o asimilar el razonamiento casi perfecto.

  2. Anna Z. says

    «Quiero que para las mujeres el sexo no sea consentido. Quiero que el sexo sea muy deseado e intensamente gozado.»
    Pues ir quitando del guión ‘políticas afectivas’ de cariño, buenismos, relaciones largas y demás movidas de corte ‘judeocristiano’. Mejor tirar de cierto post-cavernismo antropológico. A ver qué sale..

  3. Anna Z. says

    Dicho esto, en relación a «la respuesta feminista a las agresiones sexuales y su abordaje social, mediático y jurídico ha puesto la violencia sexual en el centro de la agenda» como feminista desreligiosizada, madre de jóvenes/adolescentes OS RECUERDO que esto está donde está junto a enormes penas de cárcel, gracias a la interpretación de un concepto de vulnerabilidad, sujeto a ‘pánico y shock ambiental’ y alguna que otra perla como ‘La acción cojunta de dos o más será considerada violación» de la Comisión Catalá a tal uso.

    Inspirar en estos delitos mediáticos frases e ideas como «Quizá la revolución pendiente que tenemos las feministas es politizar lo que sucede en nuestras camas» «tenemos que trabajar por relaciones sexuales que no sean solo consentidas, sino que sean deseadas y muy disfrutadas.» dibuja cuestiones sociales que son una pedagogía compartida y de expectativas sexual que en absoluto son parte del relato judicial.

    En suma, que o todo se circunscribe estrictamente a dar como verídica la versión del ‘pánico’ o plantear esos sucesos desde ese prisma es, después de todo, un ‘no me lo creo’.

    La frase «Si de verdad un hombre no es capaz de identificar cuando una mujer está deseando y disfrutando del sexo es porque, obviamente, no ha visto a una mujer desear y disfrutar del sexo en su vida.» esa ya no tiene parangón.
    Con esa ya y la armadura de agentes que están preparando, efectivamente esto acaba como dicen; en el Tribunal de Derechos humanos de Estrasburgo, pero ELLOS.

    (Cómo pudimos caer en esto…)

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