La izquierda que no entendió el federalismo: el caso EU Catalunya

  • "Las actitudes que han acompañado el proceso de creación de EUCat son un ejemplo de la falta de comprensión que desde mandos estatales hay de la plurinacionalidad"
  • "No deja de ser preocupante que aquellas personas que nunca han creído en EUiA como tal hayan recabado el apoyo de la dirección federal"
  • "No se me ocurre peor visión del federalismo que el que viene impuesto desde arriba y que no parte del reconocimiento mutuo de tales pueblos de decidir su relación"

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Miguel Morilla Hernández

En España se ha usado el término “federalismo” de forma banal en demasiadas ocasiones. La entronización del concepto como salida a la constante crisis territorial que vive el Estado ha desdibujado su definición hasta convertirlo en un batiburrillo usado como vía de escape para todos aquellos sujetos políticos que les incomoda, en mayor o menor mesura, el mantenimiento del modelo territorial autonómico. Y aún más banal resulta que organizaciones políticas que reivindiquen su esencia federal acaben normalizando prácticas que distan mucho del reconocimiento de la autonomía política de sus federaciones. Demasiados son los casos recientes, entre gestoras de Podemos y discusiones en Izquierda Unida, con el reciente caso acontecido entorno EUiA y la creación de Esquerra Unida Catalunya.

Encontramos a buena parte de la izquierda de tradición comunista cuya defensa de modelo federal estatal se halla más justificada por la falta de capacidad de impugnación del marco institucional del Régimen del 78 que por un efectivo funcionamiento interno de respeto a sus federaciones. Esa izquierda, véase Podemos o Izquierda Unida, entre otras, ha llegado a formular ambiciosas propuestas a la par que en su seno interno han disuelto direcciones no afines, impedido el reconocimiento de federaciones/organizaciones, maniobrando para fortalecer sectores afines y menoscabando la autonomía de estas, en sendas ocasiones.

Ejemplos recientes de esta política, demasiado imperantes para lo que deberían ser organizaciones que apuestan por la descentralización, hay unos cuantos: nueve gestoras están al frente de Podemos autonómicos, IU tiene problemas en Asturias y hay que añadir las complejidades que acontecen en los territorios de nacionalidades históricas o con fuertes identidades regionales. También reciente es el caso, si bien ha sido “resuelto” con cierto grado de acuerdo, del equipo de Teresa Rodríguez en Andalucía, que ha optado por abandonar la dirección autonómica, no sin antes haber tenido que pelear la creación de un sujeto andalucista como es Adelante Andalucía que ha contado con grandes oposiciones en la dirección estatal.

Las actitudes y hechos que han acompañado el proceso de creación de Esquerra Unida Cataluña son también un ejemplo de la falta de comprensión que desde los mandos estatales hay de la plurinacionalidad, esa cosa que se menciona para hacer equilibrios internos pero que no se sabe muy bien qué es. En este proceso, vaya por delante mi respeto por las personas que legítimamente lo impulsan y de buena fe apuestan por él como medida para construir un país de derechos sociales garantizados, el apoyo de la dirección federal de Izquierda Unida ha sido determinante, primero con la suspensión del protocolo con EUiA y posteriormente en el acompañamiento fundacional. Muchas de las personas que han decidido montar este espacio han sido miembros de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA). En 2013 este partido aprobó en Conferencia reivindicar la República Catalana como proyecto de futuro, de emancipación social y nacional, libremente federada al resto de pueblos del Estado Español, y ratificó tal posicionamiento en 2016 en su 7ª Asamblea. Además, previamente en la 6ª Asamblea, en 2012, había apostado por la creación de un “nou espai” de forma muy acertada, siendo de las pocas organizaciones y federaciones de IU que hicieron una lectura acertada del ciclo político que se iba a derivar a raíz del estallido del 15M. De forma constante y reiterada, ha habido personas que han abandonado EUiA que desde un principio nunca aceptaron estos posicionamientos autodeterministas y, pese a participar de la estructura orgánica y política de este partido, han trabajado en su contra.

Fue así cuando una parte del sector crítico quiso, para las elecciones generales del 2015 en las que Podemos e IU se presentaron por separado en el resto del estado, presentar una “candidatura de Garzón en Cataluña”, cuando la candidatura de En Comú Podem era aquella apuesta del “nou espai” y que probó su acierto con los resultados ganadores que se dieron. En los meses y años siguientes las posiciones de estos críticos apuntaban a la “pérdida de identidad” de EUiA en el seno del nuevo sujeto de Un País en Comú que se estaba conformando. Hoy en día, parecen ser los más entusiastas del proyecto de Catalunya en Comú, que actualmente ha eliminado referencia alguna al proyecto de la República Catalana con el que se fundó. Tales hechos me llevan a desarrollar la teoría que estas personas nunca creyeron en lo que era EUiA como sujeto autónomo que se relacionaba con un protocolo especial con IU, sino que siempre han apostado por ser una federación más de Izquierda Unida.

También resulta sorprendente cómo hay personas que hace tiempo que dejaron de hacer la contribución establecida por la Carta Financiera de EUiA y que ahora se encuentran impulsando desde la dirección este nuevo proyecto, que parece que han usado estas organizaciones como plataformas para ascender políticamente al margen de todo debate orgánico y estratégico que pudiera acontecer en el seno de estas.

Y finalmente, no deja de ser preocupante que aquellas personas que nunca han creído en EUiA como tal, sino que siempre han aspirado a ser una federación de Izquierda Unida, hayan recabado el apoyo de la dirección federal, lo que cuestiona tal concepto “federalista” de la organización. Pero no es tampoco ninguna sorpresa, son tantas las veces que se ha mencionado el federalismo en vano, en 2017 en un entrevista ante el diario Ara, Garzón, preguntado por la propuesta de ICV de un estado catalán libre en una España plurinacional-la misma que defendía y defiende EUiA-, respondía que no compartía esta propuesta porque eran “partidarios de una república federal en que cada pueblo vea respetados todos sus derechos”. No se me ocurre peor visión del federalismo que aquel que viene impuesto desde arriba y que no parte del reconocimiento mutuo de tales pueblos de decidir su relación.

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