ENTREVISTA

Xavier Domènech: “Madrid cada vez es menos España”

  • Charlamos con uno de los impulsores del Institut Sobiranies
  • El exlíder de los comunes reflexiona sobre el momento actual y sus vinculaciones históricas

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Esta semana nacía el Institut Sobiranies. Una iniciativa que surge con el fin de "promover el debate, la reflexión, el análisis y la formación en el amplio campo sociopolítico de la izquierda soberanista catalana". Artículos, cursos, charlas y debates para pensar sobre lo que ha acontecido durante la última década, una década repleta de hitos históricos sucedidos a un ritmo que, difícilmente, ha dado respiro para reposar y darles forma y explicaciones. En su consejo de redacción, pluralidad. Xavi Domènech, Maria Corrales, Adrià Porta, Gala Pin, Gemma Ubasart, Quim Arrufat, Sònia Farré, Laia Facet, Anna Gabriel, Sergi Cutillas...

Entrevistamos a Domènech (Sabadell, 1974). El exlíder de los comunes reflexiona sobre las potencialidades del Institut Sobiranies y sobre el contexto político actual. El historiador aporta una visión de este momento, marcado por la crisis generada por la pandemia de covid-19, que no deja de mirar atrás para entender el presente. También para abrir perspectivas del futuro.

- En el manifiesto inaugural de Sobiranies hablan de que el ritmo de “días históricos” y de elecciones tras elecciones ha hecho que “el campo político sea precario en la generación de ideas”. ¿Qué lección principal ha aprendido en este ciclo que surge desde el 15M hasta ahora?

- A pesar de que fundemos un instituto de reflexión, creo que lo que he aprendido este ciclo es la importancia de la acción de la gente. En el 2008 y 2010, la forma de invitación que se hacía desde arriba era una invitación a la resignación, de que no había alternativa, y lo que se produjo fue una reacción colosal de la gente. Más allá de que es verdad que queremos crear este instrumento como espacio de metabolización de lo que estamos viviendo y un foro de reflexión futura, el principio fue la acción. Hay dos opciones, si el principio fue la palabra o el principio fue la acción, yo me quedo con la segunda, creo que es la principal.

- ¿Ha habido una fascinación por la institucionalidad y por los partidos políticos y se han dejado abandonados otros espacios? ¿Por eso Sobiranies?

"Estamos viviendo una década que ha sido brutal en término de cambios"

- La idea es que estamos viviendo una década que ha sido brutal en término de cambios económicos, sociales, medioambientales y, ahora, además, la pandemia, que hace que en cada escenario tengamos que improvisar nuestras actuaciones. Y la propia aceleración histórica nos lleva a tener que parar para reflexionar ampliamente. Además, en el caso de Catalunya, lo queremos hacer desde la pluralidad de voces.

Hay un espectro muy amplio de la izquierda soberanista que es muy plural en las expresiones políticas, o en la falta de expresiones políticas. También es muy plural en gente que ha vivido este ciclo desde la experiencia de la política institucional y gente que no, que lo ha vivido desde los movimientos y el tejido social. Es importante construir un ámbito para colaborar y discutir desde la pluralidad y construir documentos que a la gente puedan resultarles útiles.

- En su primer artículo en la web de Sobiranies, habla de cómo la gestión de la crisis del coronavirus ha supuesto una evidencia de que el modelo autonómico se encuentra desfasado. ¿Por qué?

- Hemos visto cómo, de golpe, lo que es una distribución de poder y competencias en la arquitectura del Estado se evapora de una forma contradictoria. Por ejemplo, el Ministerio de Sanidad ha concentrado el poder en este momento, pero administrativamente la sanidad está descentralizada, lo que puede generar problemas de descoordinación, pues se da una realidad política sobre una realidad administrativa que es diferente. Pero, en el sentido de poder, es evidente que, más allá de las conferencias de presidentes que se hacían cada domingo, antes de las cuales se anunciaba ya todo, poco se ha apostado por el modelo autonómico.

Al final, en cada votación del estado de alarma, se acaba discutiendo en el Congreso cómo será la distribución de las decisiones. En el estado de alarma ha quedado claro que ya no hay consensos territoriales, lo que hay es una expresión pura de mayorías o minorías en el Congreso de los Diputados. En realidad, el Estado autonómico ya estaba en crisis, y en este momento se ha demostrado de forma palpable. Esta sería la cuarta oleada que demuestra que el Estado autonómico está haciendo aguas.

- Destaca cuatro oleadas de evidencia de esta crisis territorial en lo que llevamos de siglo XX. El Plan Ibarretxe, el procés catalán, la España vaciada y, por la pandemia, una nueva crisis que puede derivar de Madrid. ¿Cómo es eso? ¿Cómo una crisis territorial del Estado puede tener su epicentro en Madrid?

"El sistema se desgaja, finalmente, por el propio Madrid"

- Madrid siempre ha jugado un papel importante en las diferentes crisis. Pero en las dos últimas, el Madrid de las élites, el Madrid financiero, ese papel que tenía más o menos encubierto ha quedado al descubierto. En la crisis de la España vaciada parece fundamental. Esto demuestra cómo las élites políticas y económicas, sobre todo la derecha madrileña, han intentado hacer pasar su discurso, para mí muy extractivo y de drenaje de recursos, como un discurso de defensa de la españolidad, de la nación española. La España vaciada evidencia que esa atmósfera madrileña capaz de marcar la agenda de todo el Estado está produciendo que Madrid es cada vez menos España. Buena parte de España está votando opciones que ya no son opciones nacionales de ámbito español. En esto, hay partidos que representan una nación alternativa, es el caso de Euskadi, Catalunya, Galicia, etc. Pero también vemos partidos regionalistas e, incluso, provinciales, como Teruel Existe.

Nunca había habido en el Congreso tanta presencia de diputados de partidos que no se articulaban en lo nacional-español. Estos partidos estatales tienen cada vez menos capacidad de representar el conjunto en la medida que son partidos que solo representan el centro. Cada vez más, hay más partidos que se desgajan de la centralidad madrileña.

Esto provoca una reacción muy evidente en la Comunidad de Madrid. La Comunidad de Madrid tiene un papel muy especial en el sistema, pues en muchos estados que sí que son federales, yo creo que el Estado autonómico no lo es, se conforma un distrito federal. La Comunidad de Madrid no se crea ni por motivos nacionales, ni regionales, ni históricos, se crea por el interés del Estado, se reconoce así, y esta Comunidad de Madrid se ha convertido en un instrumento clarísimo de drenaje de recursos, haciendo dumping fiscal, socializando pérdidas que las tiene que pagar el resto del Estado cuando eran pérdidas de las élites madrileñas. Por eso, la cuarta crisis territorial es la madrileña, y en la medida que estas élites perciban que el Gobierno del Estado no está respondiendo como respondía antes, cada vez van a expresar una mayor radicalidad. Por eso, esta cuarta crisis territorial de los últimos años puede ser la definitiva. El sistema se desgaja ya no por las periferias, se desgaja por la España vaciada y, finalmente, por el propio Madrid.

- ¿Qué le sugiere ese emblema de que "Madrid es villa y corte"?

- Es la historia de Madrid. Allí se juntan el Madrid real y el Madrid-Estado. El Madrid-Estado, que tiene una presencia enorme, y el Madrid real, el Madrid de la gente y los barrios, tienen historias incluso diferentes. En el 1976, por ejemplo, esto es especialmente evidente. Entonces, en Madrid se viven huelgas brutales, es el fin del Franquismo, y, sin embargo, el Estado es el que es. Esas contradicciones se dan siempre en Madrid. En la medida en la que el Estado emerge como algo territorializado, representa una parte y no el todo. Y esto no es una operación de nacionalismo español, es una operación económica.

- Simbólicamente se dice que Madrid, el Paseo de la Castellana, es un paraíso fiscal para ricos.

- Claro. Es un ejemplo muy bestia. Cuando el Ayuntamiento de Madrid tenía el 25% del total de la deuda municipal del Estado, había otros ayuntamientos que estaban en superávit y lo que se hizo fue intervenir a todos los ayuntamientos de España. Esa deuda se debía a los bancos, y con la Ley Montoro, que afectó a los ayuntamientos de toda España, se priorizó el pago de las deudas a los bancos, precisamente, en detrimento de políticas sociales. El montante final eran los 8.000 millones que se debía a los bancos en Madrid. Hay situaciones que son muy evidentes como para que no provoquen reacciones. Es lo que está pasando, y veremos qué pasa en el futuro.

- En el mismo artículo dibuja una suerte de dos Españas: una, la de las tres derechas y otra, la que ha de contar con diversas fuerzas progresistas y plurales en lo nacional y territorial. 

"Hay solo dos posibles mayorías, ya no parlamentarias, sino de futuro"

- Aquí hay solo dos posibles alternativas de mayorías, ya no parlamentarias, sino de futuro. Una que pasa por un entendimiento de las fuerzas progresistas, PSOE, Unidas Podemos y confluencias, con los partidos de las diferentes realidades soberanas y territoriales del Estado. La segunda pasa por el trifachito. Para que la primera vaya más allá de coyunturas más o menos edificadas, creo que se tendría que estar trabajando en un programa profundo de transformación. Este es un papel que tienen que jugar las fuerzas soberanistas y las izquierdas, el de construir un papel que vaya más allá de coyunturas y mayorías concretas en el Congreso.

Además, no hay posibilidad de reforma constitucional o transformación constitucional sin un gran acuerdo, sin un trabajo muy de fondo. No hay posibilidad de soberanía sin soberanías. La reforma constitucional demanda un referéndum. En Catalunya, irremediablemente, cualquier referéndum que se planté, será sobre la independencia. Tampoco puedes llegar a una reforma constitucional profunda sin un acuerdo de amplias mayorías en Catalunya, Esukadi, País Valencià y otros muchos espacios. Por eso digo que no hay posibilidad de soberanía sin reconocer soberanías, no hay posibilidad de nación sin plurinacionalidad. Creo que esto son elementos claves de cara al futuro.

La otra alternativa, decíamos, es el trifachito. Cuando Pedro Sánchez repite las elecciones, busca tener más juego, una mayoría alternativa entre Ciudadanos y Unidas Podemos. El resultado final es que Ciudadanos se la pega y esa alternativa se cierra. Ahora, a Ciudadanos se le busca para intentar romper el trifachito, hay un juego político, de coyuntura, ahí.

- Pone en valor la apuesta de la izquierda abertzale: "No es la nación lo que nos une, sino la clase".

- La importancia de la plurinacionalidad y de las soberanías es una realidad, pero lo más probable es que salgamos de esta crisis del coronavirus con una realidad económica y social que planteará reagrupamientos de clase evidentes. Lo creo sinceramente. Los reagrupamientos irán entorno a lo que representan los diferentes intereses de clases, de clases populares, pero también de clases altas. Lo que planteo es que en ese debate, que se tendría que dar entre las distintas expresiones plurinacionales y las izquierdas, la lectura que ha hecho la izquierda abertzale es una buena lectura. Tenemos que buscar muchas alianzas de clases.

- ¿Ha hecho esta lectura también ERC? 

"ERC no se puede permitir no estar en el debate"

- ERC se mueve en diferentes ámbitos. Veamos, el gran debate en términos políticos se va a producir dentro del propio Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos. Sin embargo, fuera del Gobierno, en el Congreso, se está dando entre PSOE, Unidas Podemos y, también, el PNV y EH Bildu. Con esta situación, ERC no se puede permitir no estar en ese debate. Pero esto le tensiona en dos direcciones. En primer lugar, por la propia tensión electoral en Catalunya, pues JxCat va a acusar a ERC de traición por todo.

Por otro lado, además, todo se cruza con que no se han solucionado temas clave, como el tema de los presos. Es evidente que una mesa de diálogo en medio de la pandemia era muy complicado, no hay nadie que lo cuestione. Pero, en Catalunya, una amplia mayoría de la población percibe con claridad lo que está pasando con el Gobierno. Se ve cómo hay resortes en el aparato del Estado que intentan protagonizar formas postmodernas de un golpe de estado y en Catalunya esa utilización de resortes del Estado ha sido muy injusta y muy dura en los últimos años, y se sabe que eso lleva a situaciones de bloqueos políticos enormes. Esto tensiona a ERC, pero el problema no es para ERC solo. Si no se consiguen constituir agendas comunes, el problema es para el conjunto de las fuerzas progresistas de todo el Estado, no solo para ERC.

- Hablamos de soberanías. El papel de la Unión Europea será fundamental para la salida de esta crisis. ¿Cómo considera que va a quedar esta soberanía compartida con entre los estados y Unión Europa?

"No se puede aceptar sistemáticamente la sustracción de soberanías para arriba"

- Es curioso que Pedro Sánchez hable abiertamente de soberanías compartidas con la Unión Europea y cuando se plantea compartir soberanías dentro del Estado esto parezca algo imposible. No se puede aceptar sistemáticamente la sustracción de soberanías para arriba, y que, al mismo tiempo, no se permita la distribución de soberanías por abajo. La contradicción cada vez es más evidente, ya se ve en el discurso público.

Sobre la Unión Europea, la crítica más bestia que he escuchado fue cuando Fernando Simón explicó por qué no se podían confinar territorios del Estado. Dijo que en China se podía confinar Wuhan porque el resto del Estado chino se ponía a trabajar para mantener ese confinamiento, pero si confinábamos el Estado o partes significativas del mismo, no habría nadie capaz de sostener eso. Y eso es igual a decir que la Unión Europea es mentira. Ya está.

La Unión Europea se construye sobre la defensa de un modelo social europeo, de solidaridad y de defensa y cuando llega la pandemia, ya no solo por la reacción de ciertos países del norte, se hace imposible. Italia está recibiendo ayuda de Rusia y de China, mientras hay gobiernos europeos que critican la gestión de Italia. Hay una crisis de legitimidad evidente de la Unión Europea, que no es de ahora, pero ahora son muy conscientes de ello y una parte de la reacción de los gobiernos europeos a posteriori es una cierta consciencia de que la Unión Europea no puede desentenderse.

Después, hay otro debate, hay un dictamen del Tribunal Constitucional de 2004 que se planteaba si se podía aprobar una constitución europea sin reformar la española. Una constitución europea significaba reconocer un ámbito de soberanía que se impone sobre la soberanía del Estado español. Todos los ponentes, menos uno, dijeron que sí que se podía. Un ponente dijo que no, que habría que reformar el artículo 2 de la Constitución. De hecho, hay constituciones como la alemana que se reforman para permitir este compartir soberanías. La española, no. Entonces, lo que ha pasado es una introducción de políticas de facto, no de iure, por lo que no son debatidas democráticamente. El paradigma de esto es la reforma del artículo 135. La Constitución Española solo se modifica en dos ocasiones: en 1992 para el Tratado de Maastricht y en 2011 con el artículo 135 por el Pacto de Estabilidad Europeo. Las dos veces se ha reformado por cuestiones europeas y nunca se ha discutido sobre la cesión de soberanía. Este será uno de los grandes debates que desde el instituto afrontaremos. Hay demasiadas cosas que no hemos discutido con profundidad y es un buen ejercicio.

- ¿Qué aporta el Institut Sobiraníes más allá de Catalunya, al resto del Estado?

"Tenemos una voluntad de diálogo con todo el Estado"

- Todos los contenidos estarán volcados en castellano. Esto tiene que ver con una vocación de diálogo con el resto del Estado, también con América Latina, evidentemente. Muchas veces, en Catalunya hay debates que son potentes en términos de izquierdas y de soberanismo y, a veces, esos debates no sirven para el resto del Estado pues no se llegan a compartir porque utilizamos lenguajes políticos diferentes. A veces, algo que se entiende aquí de una manera, se entiende de una forma completamente distinta en el resto del Estado. Nosotros tenemos una voluntad de dialogar con el País Valencià, con Baleares, con Canarias, con Galicia, Euskadi, Castilla, Madrid, con Andalucía mucho… Tenemos esa voluntad de diálogo con todo el Estado.

4 Comments
  1. mastropiera says

    Desde la extraterritorialidad periférica estamos un poquito hart@s de Madrid y el madrid-centrismo (corte, concepto y concepción). Ha llegado la hora de solicitar directamente la independecia de Madrid con todo el universo unineuronal protofranquista engangrenado.

    1. Stalo sano says

      Algunos madrileños también estamos hartos de los nacionalismos etnicos de la periferia y su pretendida superioridad moral. Ya os dareis cuenta de que Puidgemont, el PNV, Bildu, ERC y Cia no son tan diferentes al PP o a VOX que tenemos por aquí.

  2. Miguel says

    Buena entrevista directa y clara por las dos partes , siempre me han gustado la moderación y agudeza de Xavi Doménech , es la gran perdida de un buen activo para los Comunes y para la gente que pretendemos volver a apostar por pretender cambiar este país cada vez más » ancestral ( y tenebroso) » .
    Salud y suerte.

  3. Daniel says

    El gobierno de Madrid es un centro de putrefacción, pero los lloriqueos de los independents como Domenequ también: A través del Fondo Interterritorial, donde hubo polémica durante el reparto porque Madrid, la región más azotada por la pandemia, no fue la que más recibió. Así las cosas, y con las variables ponderadas por el Gobierno central, Andalucía fue el territorio que más dinero recibió (51,7 millones de euros), seguida de Cataluña (45,5 millones); Madrid (38,8 millones) y la Comunidad Valenciana (30 millones). esto es lo que también nos cuesta al resto de españoles

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