Podemos: una crisis de proyecto

  • "Unidas Podemos no tiene ni la organización, ni los cuadros ni la implantación territorial de la fuerza política que dirigió Julio Anguita"
  • "No es lo mismo ser alternativa al PSOE que pedir el voto para gobernar con él. Insisto, esto tiene consecuencias electorales y pesará cada vez más en el futuro"
  • "Lo fundamental es una constituyente que dé vida a una nueva formación política que busque implicar a los que estuvieron y ya no están"

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Comentar los resultados de Unidas Podemos es cada vez más difícil. Lo subjetivo cuenta y los números tienden a empeorar. Se ha escrito mucho y se hará aún más. Quedan por ver las transferencias de votos para tener un análisis más preciso. En lo que se dice hay verdad; que una cosa son las elecciones autonómicas y otra las generales; que no son lo mismo las elecciones en Euskadi que en Galicia; que las eternas peleas internas pesaron mucho; que UP ha ido perdiendo base social y raíces en el territorio; que los gobiernos autonómicos han salido reforzados de la crisis creada por la pandemia. A todo esto, se le añade la singularidad de que el voto perdido por UP no ha ido al PSOE sino a la izquierda nacionalista y que no parece que la participación en el gobierno esté reforzando el peso electoral de UP. En estos mismos días han salido dos encuestas  -una de ellas la del CIS- que hablan de una horquilla de voto entre el 10 y el 12% para la formación que lidera Pablo Iglesias.

Los resultados han sido calificados de derrota sin paliativos y se recomienda la autocrítica. Mi punto de vista es algo diferente. Creo que los datos hay que verlos en su tendencia histórica: constatan la decadencia electoral de UP, su pérdida de peso en territorios y localidades y su progresiva conversión en una fuerza minoritaria que intenta hacer política en el área hegemonizada por el PSOE. A esto le llamé hace varios años “entrar en la problemática IU”. Aquí hay que constatar una paradoja: se diseña una estrategia (alianza de Gobierno con el PSOE) para evitar el retroceso electoral que, sin embargo, está llevando a la organización a los resultados de la vieja Izquierda Unida, con una diferencia: UP no tiene ni la organización, ni los cuadros ni la implantación territorial de la fuerza política que dirigió Julio Anguita. La tesis que defiendo es que Podemos vive una crisis latente desde hace tiempo que se ha ido acentuando en cada convocatoria electoral. Una crisis de proyecto.

¿Cuáles son los datos más relevantes de esta crisis? En primer lugar – es lo más evidente- un persistente descenso electoral. Los malos resultados en CCAA y en elecciones locales influyen cada vez más en las elecciones generales y viceversa. Esto se constata con mucha fuerza en Euskadi y, sobre todo, en Galicia. No olvidemos que la idea-Podemos se inicia, en gran medida, en un experimento político-electoral que tiene su origen en la tierra de Castelao. En Euskadi se tuvieron, nada más y nada menos, dos mayorías en elecciones generales. En segundo lugar, la progresiva desaparición de Podemos como actor político-social enraizado en un territorio. Los círculos han ido perdiendo sustancia social o, simplemente, desapareciendo. El activo organizativo, la militancia, se ha ido agotando y el retorno a lo privado se ha incrementado mucho. En tercer lugar, el tipo de partido que se ha ido construyendo realmente es el normalizado en estos tiempos de post política: el partido cártel; es decir, un partido institucional basado en cargos públicos y en políticos profesionalizados, financiados por el erario público y conectados fundamentalmente con los medios de comunicación y las redes sociales. El eje electoral institucional es claramente el predominante y la militancia es llamada para ratificar acuerdos tomados en otras instancias. En cuarto lugar, lo que podríamos llamar la disolución del imaginario alternativo de Podemos. Esta fuerza no nace para ser partido bisagra o izquierda complementaria del PSOE, sino para ser alternativa al bipartidismo y crear una nueva situación política. Se podría decir que Podemos no se ha esforzado demasiado en concretar programáticamente este imaginario. Esta es su debilidad pero también su fuerza. Ha vivido del imaginario del 15M y ha conectado con él, sobre todo, en los procesos electorales. En quinto lugar, el cambio de estrategia. Más allá que sea justificado o no el cambio de orientación política, lo sustancial es que tiene consecuencias para Podemos como discurso autónomo y como propuesta diferenciada. No es lo mismo ser fuerza electoral determinante y con voluntad de mayoría que contribuir a la alternancia política de mano de un partido que ha sido pieza fundamental de un modo de organizar el poder de un régimen y, no se debería olvidar, el principal adversario electoral. No es lo mismo ser alternativa al Partido Socialista que pedir el voto para gobernar con él. Insisto, esto tiene consecuencias electorales y pesará cada vez más en el futuro.

Mi convicción es que el núcleo dirigente de Podemos era consciente de esta crisis de proyecto y que la intentó eludir con un golpe táctico audaz: gobernar con Pedro Sánchez. No siempre con la suficiente claridad, fueron apareciendo elementos de análisis que iban en la dirección de una “fuga hacia adelante”, de un “salto sin red” en la búsqueda de atajos ante una coyuntura que se hacía cada vez más difícil e inmanejable. Esos elementos funcionaban por acumulación: a) agotamiento del impulso transformador del 15M; b) crisis orgánica profunda y el fraccionamiento progresivo de todas las estructuras y aparatos; c) consolidación del partido socialista y del proyecto Sánchez; d) el factor tiempo; es decir, aprovechar este ahora y aquí para ganar poder, el verdadero, el del boletín oficial del Estado.

En el fondo del no debate, en el fondo del no análisis colectivo estaba el cambio de fase y la necesidad de una nueva estrategia. “El asalto a los cielos” se terminaba; la guerra de maniobra amenazaba con interrumpirse dramáticamente y los problemas se acumulaban hasta límites difíciles de gobernar. Para decirlo sin ambigüedades: la situación exigía pasar a una guerra de posiciones, acumular fuerzas y densidad organizativa; implantarse sólidamente en los territorios y protagonizar el conflicto social; construir un verdadero partido y forjarlo en la auto organización social. Esto exigía tiempo y hegemonía. Más Togliatti y menos Laclau. La decisión que se tomó, gobernar con el PSOE, tuvo consecuencias inmediatas: reforzar el centralismo organizativo, homogenizar el partido, priorizar las conexiones con los medios de comunicación y las redes sociales, disciplina estricta y, lo fundamental, minimizar los aspectos programáticos más rupturistas y menos aceptables por el Partido Socialista; normalizarse y dar un perfil de fuerza de gobierno.

Entrar ahora en el debate si esta estrategia de UP ha tenido éxito o no, nos llevaría demasiado lejos en este momento. Los datos electorales están ahí y habría que evaluarlos con cierto rigor. El debate que me interesa ahora es otro, es saber si el pesimismo del equipo dirigente de UP está justificado o no. Asociar el agotamiento del 15M con una estabilización de la crisis del Régimen ha sido un error de análisis de profundas consecuencias tácticas y estrategias; y lo que es peor, dejar el campo de la contestación social y de la revuelta a la extrema derecha. El mundo, nuestro mundo, antes de la pandemia y después de ella, está preñado de conflictos sociales y de una acentuación de la lucha de clases. Los grandes centros de elaboración y análisis político vienen avisando de que este otoño/invierno será muy difícil y se darán, posiblemente, condiciones para revueltas sociales importantes. Es más, se está aconsejando a los gobiernos –sobre todo a los del Sur de Europa- para que refuercen sus medidas represivas y acentúen la legislación de excepción.

La clave, a mi juicio, es entender bien esta fase. Cuando hablo de “problemática IU” me refiero a las consecuencias que tiene gobernar con tu principal adversario electoral que es, a la vez, pieza básica de un tipo de poder que se está reforzando en este último periodo. Ser socio minoritario en un gobierno así, implica riesgos enormes y el peligro de la disolución como fuerza política significativa. No se trata de tener un plan A y un plan B; simplemente se trata de tener un plan partiendo del conflicto y no eludiéndolo. ¿Cómo salir de este dilema? Primero, reforzando el discurso autónomo de UP. A más unidad, más autonomía, mayor diferenciación y creación de un polo ideal y moral que suscite compromiso político y participación electoral. Sin esto, nada es posible. Los ejemplos de la Unión Europea o de la Casa de los Borbones da muchas pistas cobre lo que se puede hacer y no se hace con suficiente radicalidad. Gobernar es un modo de organizar el conflicto y no su anulación.

Otra cuestión sobre la que he reflexionado mucho es la necesidad de ir hacia unos estados generales de la izquierda española. Se trata de definir colectivamente un proyecto de país que organice el imaginario social, que consolide un sentido común y que ofrezca una salida en positivo a las diversas crisis que se acumulan en el Estado español. Un proyecto de país que sitúe a España en su centro y que sea capaz de definirla como construcción y como creación colectiva desde el punto de vista de las mayorías sociales, de las clases trabajadoras y, sobre todo, de los jóvenes.

Un tercer elemento tendría que ir en la dirección de crear una nueva formación política. No hay base ya para crear el partido Podemos e Izquierda Unida ha ido perdiendo militancia, organización y proyecto en paralelo al de su aliado político. Las fórmulas jurídicas podrían ser diversas y sus acentos organizativos podrán tener una geometría variable. Lo fundamental es una constituyente que dé vida a una nueva formación política que busque implicar a los que estuvieron y ya no están, a los que retornaron a la vida privada y, sobre todo, a miles de hombres,  mujeres y  jóvenes que van a protagonizar un conflicto social inevitable.

Un cuarto elemento es para el ahora: crear en todas partes comités de Unidas Podemos. Hacerlo sistemáticamente impulsando la creatividad social y definiendo una estrategia de unidad popular. Hay que dar señales evidentes de autonomía política y de discurso alternativo, hay que prepararse activamente para el conflicto social. Si gobernar es un modo de organizar el conflicto, no se debería tener miedo a la movilización social ni volver a un muestrario histórico que confundiría a Pedro Sánchez con Juan Negrín y a Pablo Iglesias con Vicente Uribe.

Al final, un viejo asunto, eso que se ha llamado dialéctica revolucionaria. La realidad es una y trina. La clave es distinguir la realidad de la correlación de fuerzas definida por poder, es decir, entenderla como un complejo tendencialmente contradictorio que una fuerza con voluntad de transformación debe interpretar y convertirla en plataforma para la acción consciente. Siempre existe una posibilidad en la realidad que tiende a la subversión. Hay tiempo, pero no demasiado.

9 Comments
  1. Florentino says

    … Ha hablado el «oráculo» escindido: ¡ Mañana, muy mal tiempo y si no se juntan todos los días en uno… la hecatombe !. Cuándo te marchas de un proyecto, promueves «otro», y terminas diluyendo la «herramienta» creada entra «integristas» ególatras y sueños de: «volverán banderas victoriosas, al paso alegre de la paz». Señor Monereo. ¡ disuelvase coño !. Olvide a Unidas Podemos, pudo ayudar desde dentro y se marchó al lado de los que fracasaron en la Corte Madrileña; con aquel Errejón y tantos «tránsfugas» que sin ellos la «Operación Chamartín», (Madrid Nuevo Norte) no se hubiese podido aprobar. Ahí, se juntaron las mismas banderas y los mismos banderizos. Con los «chorizos nazionales», esos que arreglan «sus» males y apalean al resto donando todo en sus paraísos fiscales.
    Señor Monereo, ofrecer un caballo de «Troya», para volver a romper (por dentro), no a Podemos, sino Unidas Podemos. Aquellos ególatras de tres al cuarto, sí que han fracasado, eso es evidente… ¿ les recomienda volver ?; por que sus soluciones son las críticas veladas, unidireccionalmente hacia un partido; que sus bases han votado y los «ajenos» no pintamos nada, solo opinamos y son las acciones las que pueden cambiar el rumbo… no siendo solo de UP, sino que hay otros actores «nacionalistas» de «otras» naciones, que aportan (mientras estén dentro del sistema) lo que como humanos nos une: la igualdad, la fraternidad, la solidaridad internacionalista de clase. Esos partidos de «izquierda nacionalista»… acaso ¿ no es usted nacionalista Español ?. Parece que no es «internacionalista», eso está bien claro.
    Debe de tocar la «corneta» y reclutar con este bando, como «banderín de enganche», acudiendo en masa en formación: Acctua Garzón (Baltasar), Llamazares (Gaspar), iñigo Errejón, Carolina Bescansa… y la «cabra de la legión» (que marca muy bien el paso).
    Desista, señor Monereo se distraiga con otras cosa; segundas partes nunca fueron buenas, ni tampoco se puede ser «juez y parte», ni despotricar en contra y «ofrecer» su «pócima» salva patrias con la mismas banderas que trajo el militar sublevado: «Caudillo de España por la Gracia de Dios». No enmerdar públicamente también es la otra forma de no contribuir, ni aumentar la popularidad de los líderes que están salvando al PsoE, y no caigan en manos de la ultraderecha nazional, como el la Comunidad madrileña y Ayuntamiento.
    Vaya con el politólogo !.
    Guevara: «El aconsejar es un oficio tan común, que lo usan muchos y lo saben hacer muy pocos».

    1. Mig says

      Vaya cacao mental. De verdad que la ceguera y el fanboyismo sectario dan aun más pena y vergüenza ajena que todos los errores de la dirección de Podemos .

      La crítica de Monereo a Unidas Podemos llega mal y tarde. Y es fantasiosa. De IU ni hablo pero en cuanto a Podemos, que lleva la voz cantante, es imposible defraudar más y ofrecer menos esperanza. Si seis meses después de junio de 2014, cuando Podemos había despertado una ilusión literalmente masiva , ya se habían vaciado los circulos y sólo quedaban los trepas y los ilusos en el peor sentido, cinco años después sin bases y con Podemos metido en el gobierno del P$OE y abandonados todos los filos más emancipadores de Mover Ficha y con absoluta ausencia de autocrítica es imposible que se evolucione a mejor.
      Ojalá.

      De lo de los devaneos pardos y la chulería defendiéndolos mientras Podemos se rompía y actuaba de forma cada vez más incoherente y oportunista, ni hablamos. Otra pena. En serio, Liria defendiendo las traiciones de los neoperonistas ni de izquierdas ni de derechas y Monero defendiende las barrabasadas neofascistas de Salvini y sus corifeos. Menuda década echada a la basura.

      Sólo con que Podemos hubiera mantenido unas bases vivas y desarrollado un programa republicano democrático profundo ´como el apuntado en las europeas, a día de hoy habría habido fuerza para una oposición con apoyos puntuales a los socialiberales que dejaría sin espacio a los neofascistas en ascenso y capacidad de movilización en las calles.
      Per , ah, la ambición personal.

    2. Mig says

      Porque aparte de todo y con todo ló que se le pueda criticar que coj. Tendra que ver Monereo con Errejon y Llamazares. Monereo es mas responsable de apoyar incondicionalmente a Iglesias que de otra cosa.

      1. Mig says

        Por no ser injusto con Monereo, dice una gran verdad, aunque se de cuenta mal y tarde. Dejar el campo de la contestacion a la extrema derecha es un gran error. Pero la solucion no era tampoco coquetear con la extrema derecha, que es a lo que el antaño admirado Monereo ha estado jugando últimamente.

  2. Mig says

    Monereo, quería decir, es error tipográfico.

  3. Palmeño says

    Un poco de autocrítica, señor Monereo. Usted fue diputado por Córdoba y no tuvo NINGÚN contacto con la militancia ni con los pueblos, ayudó a desactivar círculos, era proclive al pacto con el PSOE… En fin, toda la crítica que hace en tercera persona, puede hacerla en primera. Sé que es mucho pedir humildad, pero deje de tomarnos por tontos.

    1. Mig says

      «toda la crítica que hace en tercera persona, puede hacerla en primera.»
      Dices en una frase lo que yo no he sabido decir de forma sencilla en varios párrafos.

      Yo nunca he militado en IU y no se como se portó Monereo puertas adentro. Pero tengo memoría y he visto su actuación hacía afuera y ha sido de absoluta falta de autocrítica cuando no prepotencia.
      Por aportar mi experiencia personal en cuanto a los círculos, estuve en el de mi localidad desde el primer día y desde ese momento y desde el primer momento fue copado por trepas agresivos (tristemente un par de rebotados de izquierda unida, sus hijos y los amigos de éstos) cuya única agenda era coger puestos en las siguientes municipales. La situación de abducción , aparte de pasar de asambleas de 200 personas en junio a una décima parte, acabó en acoso y derribo a cualquiera que no fuera de su cuerda.
      Tengo que decir que no hubo posibilidad de parar ésto y el contacto con el aparato de Podemos o personalmente con Monedero , Echenique u otros fue de «la vida es así, te jodes». Menudo año 2014 de mal rollo me costó.
      Justicia poética, la mitad de esos trepas que , por cierto, coparon el Consejo Ciudadano se pasaron a Ciudadanos o se escindieron en otro círculo que acabó en nada una vez que no consiguieron ningún puestecuillo en el Ganemos local.

      Y ahora, a llorar. Bueno, y algunos a pillar.

  4. Paco Cherp says

    Los «estados generales de la izquierda» de los que habla ya están germinando en forma de «Ahora Repúblicas», (ERC+Bildu+BNG+Compromís+Más Madrid+Adelante Andalucia+otras organizaciones de ámbito autonómico).

    El «problema» (para UP) es que ahí UP no pinta nada, no hay sitio para un partido de ámbito estatal. Como tuiteó Errejón (parafraseando a Joan Fuster, por cierto) la alternativa republicana será plurinacional y CONFEDERAL o no será. Si es confederal es horizontal, y si es horizontal no hay cabida para un partido de ámbito estatal.

    Podemos ha fracasado porque tiene un error de diseño en origen: un partido estatal no puede representar nunca una opción emancipadora en la periferia (que es la parte más rupturista y republicana del estado) porque reproduce las relaciones de dominación centro-periferia en lugar de contestarlas (perdón por la errejonada). A Podemos lo hemos visto siempre como una chulería madileña, un chantaje cortesano. Por eso el voto se va a los partidos de ámbito autonómico en TODOS los territorios. Para competir con el PSOE no basta con decir que eres «más de izquierdas» que ellos, hay que ofrecer algo radicalmente distinto (empezando por la forma de organización y el proyecto de país).

    Quizas la única opción que le quede a UP sea o bien asumir un papel subalterno en esa entente de izquierdas autonómicas (y olvidarse de «liderar» nada) u ocupar el papel marginal e inoperante de la IU de toda la vida. Pero eso es cosa de ellos, ya se apañarán.

    1. Mig says

      Si bueno, Errejón … Consejos vendo que para mí no tengo. Errejon es tan responsable de los errores y fracasos de Podemos comó el que más y lo que ha añadido de su cosecha, como dejarnos en Madrid con carapolla y los pelotazos firmaditos.

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